Jesús llamo amigos a sus discípulos antes de tiempo, antes de que lo negaran, antes de que lo abandonaran. Él sabía que algunos lo iban a negar, a abandonar; aun así, los llamó amigos. Porque tú no debes hacer amigos por lo que la gente es hoy, sino por lo que Dios va a hacer con la gente.
Cuando Dios te está limpiando, no es tu momento de gloria, no son los momentos más lindos. Pero Dios te escogió, antes de que tú pasaras por ese momento, para que tú supieras que él es tu amigo desde antes que tú pasaras por estas dificultades, no por lo que tú ibas a pasar, sino que él es tu amigo por todo lo que él va a hacer de ti y por todo lo que va a sacar de tu vida.
Se dice que las águilas vuelan solas. No son aves gregarias, pero hay ciertos momentos en que las águilas se reúnen. En Mateo 24, la Biblia lo declara de esta manera: Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. En el mundo espiritual, podemos decir que hay unos momentos en que las águilas se juntan. En Apocalipsis, se nos dice que se llama a las águilas cuando la mesa está servida. Así que, sí Dios espera que, en momentos determinados, las águilas se unan.
En Job 39, Dios habla de las águilas, diciendo que ha sido él quien ha puesto el instinto en el águila para hacer su nido en las alturas y para asechar a su presa. Y dice también que las águilas se reúnen donde están los cuerpos muertos. Es de esta escritura que sale la expresión de Jesús que vemos en Mateo 24: Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. Así que, podemos decir que Jesús la usó con el mismo significado que la usó Dios: Fue él quien puso el instinto de las águilas para reunirse en un lugar en específico.
Hay algo que atrae a las águilas, hay algo instintivo que provoca que la gente se reúna. Cuando miramos la Biblia, una y otra vez, vemos momentos en los que Dios va reuniendo su gente de una forma instintiva, de una forma natural. Dios te fue conectando poco a poco a tu iglesia porque, cuando Dios quiere hacer algo contigo, te va reuniendo con gente que tiene dentro de sí el mismo instinto. La Biblia dice: Un abismo llama a otro abismo.
En 1 Samuel 22, se nos habla de David, un hombre ungido por Dios para ser rey. David entró a la cueva de Adulan. Allí se juntaron con él todos los afligidos, los amargados, los perseguidos, los que estaban en problemas, huyendo; se juntaron allí cuatrocientos hombres, y lo hicieron rey. Sin saberlo, aquella era una reunión de águilas, no de gente deprimida. La depresión no era más que una situación por la que estaban pasando, pero en su interior, aquellos eran soldados, hombres guerreros. Estaban pasando por momentos difíciles y necesitaban un líder, e instintivamente Dios los llevó a una cueva donde estaba el hombre que Dios iba a usar para sacarlos a ellos.
Más adelante, vemos que esos cuatrocientos hombres fueron los que hicieron la ofrenda más grande que jamás se hubiese hecho para construir un templo. Dios los había prosperado desde aquella cueva, los había conectado con David y sus vidas cambiaron para siempre. Aquellos hombres fueron transformados. De aquella cueva salieron los que se conocen como los tres valientes de David; uno de ellos, dice la palabra que, en una ocasión, la espada se le fundió en la mano.
Según la gente afuera, allí se reunió gente amargada, preocupada, endeudada, pero aquellas no eran más que circunstancias externas. Internamente, lo que había allí eran hombres valientes, hombres de poder, hombres que las circunstancias no eran las mejores, pero dentro de ellos tenían lo que eventualmente saldría, si tenían a alguien que se conectara con ellos en ese momento y desatara el potencial que había en sus vidas. Se conectaron con un hombre que, quizás no tenía todos los recursos, pero tenía la unción necesaria para liberar su potencial.
Dios te reúne en los lugares específicos en momentos de tu vida, para desatar lo que él quiere desatar en ti.
Cuando Jesús muere y resucita, comienza a mostrárseles a sus discípulos. Durante cuarenta días, les enseñó acerca del reino. Por eso les había llamado amigos; porque él los iba a buscar, se iba a reunir con ellos en el momento de mayor desesperación, donde no sabían qué hacer.
Luego, en el libro de Hechos, la orden fue: Permanezcan en este lugar. Porque el Espíritu Santo no se iba a derramar sobre uno solo, sino sobre el nido de águilas, sobre todos los que estuvieran conectados, reunidos en aquel mismo lugar.
En el aposento alto, había quinientas personas al principio. Al final, quedaron ciento veinte. Según pasaban los días, como nada pasaba, se fueron yendo poco a poco. Pero los que quedaron reunidos en ese lugar, recibieron todos, al mismo tiempo, el bautismo del Espíritu Santo.
Rodéate de águilas y permanece en el lugar al que Dios te ha llamado, porque allí recibirás poder, allí se desatará la unción para cumplir aquello a lo que Dios te ha llamado.
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