Las palabras de Jesús daban esperanza a todo aquel que estaba en pecado, en enfermedad y en problemas. Jesús no se fijaba en el exterior de las personas, de cómo vestían o cómo actuaban. Jesús siempre estuvo mirando lo que había en el corazón del hombre. Él vino a corregir lo que estaba mal en el interior del corazón del hombre, que son aquellas cosas que lo contaminan.
Nuestro señor Jesucristo se aseguró que cada palabra que dijera, aunque fueran difíciles y duras de entender o de llevar a cabo, trajeran la verdadera libertad que el hombre debía experimentar.
Nuestro cuerpo natural no es autosuficiente, siempre tiene que ser alimentado y cuidado. Siempre es dependiente del agua, del aire, del alimento. Aun así, tenemos que entender que nuestra vida es algo más que nuestro cuerpo.
El problema no son las necesidades fisiológicas, el problema es que nos atemos a cosas que no son necesarias. Cuando hay necesidad de afecto, de ser aceptados, verdaderamente, eso no es vida. Vida es el espíritu, que no depende de nada, solamente de tu conexión con Dios. El espíritu no necesita de dormir, comer, etc. El espíritu es autosuficiente porque viene directamente de Dios. Cuando no se comprende esto, entonces, se corre el riesgo de posicionar el mal en el lugar incorrecto.
Siempre pensamos que lo que nos hace daño es lo que está en el exterior. Jesús dice en el libro de Marcos 7 - Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Esta expresión cambia muchas cosas porque, entonces, el mal no está en el mundo; Jesús lo posiciono en el corazón. Entonces, no fue el diablo que te tentó, porque si no hay tentación dentro del hombre, éste no puede ser tentado. La pregunta es, ¿el diablo te tienta, o usas al enemigo para excusar la tentación que hay en tu interior?
Continúa Jesús diciendo – ¿No entendéis que nada de fuera que entra en el hombre lo puede contaminar… lo que sale del hombre, eso contamina al hombre, 21 porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez. 23 Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre.
La maldad no sale de un lapso mental o porque lo que te rodea esta tan lleno de maldad que te contamina. El asiento o el lugar donde sale lo malo es de lo que has permitido que entre en tu corazón. Por esto, la biblia también dice, sobre toda cosa guardada, guarda bien tu corazón, porque de el mana la vida.
Que pase lo que pase, nada ni nadie dañe tu corazón. Se pueden llevar todo, pero nunca permitas que toquen tu corazón. El único que debe habitar en tu corazón es el Dios Todopoderoso.
Para que puedas vivir una vida en libertad, llena de tu corazón de la palabra de Dios, de los pensamientos de Dios. La palabra de Dios pone paz y alivio en tu mente y corrección a tu corazón.
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