“En Lugares de Delicados Pastos me hará descansar” Salmo 23: 2
Descanso del alma es paréntesis eterno, desplegado en los cielos con producto de permanencia en el seno del Padre que sostiene, entrega y traspasa el relax de espíritu para el alma angustiada. ¿Dónde Dios promete descanso hoy?
En verdes pastos. Y esta expresión no habla tanto de alimento acá, sino de frescura, en medio del calor del día, pastos verdes es rico lecho para descansar. Es como estar en un sofá libre y en total descanso.
Pasto nuevo. De eso habló el Señor Jesús cuando exclamó con solemnidad profunda “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar” Jesús. Mateo 11.
Una de las grandes declaraciones del Señor para sus hijos es que él promete para nuestras almas atribuladas el descanso.
Dos cosas muy importante en el ser humano son el sentirse seguro que nada le faltará y tener descanso.
Un verdadero Padre siempre velará para que sus hijos descansen bien y estén listos para el día siguiente ir al colegio. Aún recuerdo cuando mis hijos estaban pequeños mi preocupación constante para ellos era que descansaran lo suficiente para que estuvieran atentos en clase al día siguiente.
El Señor, Padre tierno y dulce velará por mi hoy para que tenga el suficiente descanso y así hacer frente a las demandas de la vida con el sosiego resplandeciente de un lago cristalino frente a los nubarrones tempestuosos que amenazarán romper en mil pedazos la cerámica de mi paz y el silencio de mi tranquilidad escondida.
Dios como el genuino Padre siempre está listo para crear el ambiente de descanso que mi alma necesita. Descanso del alma tiene sus raíces plantadas en la tierra negra y fértil de la misericordia y la ternura divina. Ningún ladrón podrá asaltar los tesoros guardados en la poderosa palma de la mano de Dios.
Ninguna tempestad podrá resquebrajar la pequeña y frágil barca que se bambolea en el puerto de la confianza delicada e infantil de quien sabe que su Padre ni lo ha dejado, ni lo dejará a la merced de las corrientes internas que arrastran y matan.
Señor, Gracias por ser no solo mi Pastor, sino también mi Padre. Tu ternura me quebranta y tu descanso me conmueve. Hoy, descansaré no solo en tus promesas, sino en ti. Eres el puerto seguro y el capitán constante. Hoy, disfrutaré de tu descanso. Amén.
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