Lo sabemos, no siempre podemos elegir a las personas de las cuales nos enamoramos… simplemente ocurre. Simplemente nos dejamos llevar y nos comprometemos con personalidades, que lejos de aportarnos equilibrio y felicidad, nos hacen sufrir. Nosotras invertimos tiempo, esperanzas y altos costes afectivos. Nuestra autoestima se va deshilachando poco a poco, nos sentimos vacías y desilusionadas, a pesar de seguir amando a esa persona en cuestión. Pero hay que ir con cuidado y reaccionar a tiempo. Recuerda que tu salud emocional es lo primero, y que si no te sientes bien, si la infelicidad te va a atrapando poco a poco, debes reaccionar a tiempo antes de que termines rompiéndote aún más por dentro.
Vale la pena conocer entonces los estilos afectivos que debes evitar, o al menos, tenerlos en cuenta por nuestro bien. No cuesta nada.
1. El amor hostigante
Seguro que reconoces a estas personas: son perfiles que buscan siempre ser el centro de atención ya sea con sus parejas o con el resto de personas que les rodea. Ellos son el principal foco donde centralizar necesidades, ideas y finalidades. No suelen tener en cuenta a sus parejas, y si lo hacen, es mediante el chantaje. Son dominantes, posesivas, y a la vez dan la imagen de cierto victimismo. Exigen mucha atención y mucho amor, pero es un amor egoísta que causa daño a sus parejas.
2. El amor desconfiado
La misma palabra lo dice. Son personas a las que, por mucho que les demostremos nuestro amor, nunca tienen suficiente o no nos creen. Son celosas, y desconfían de casi todo, de lo que les decimos y lo que les demostramos…. porque siempre van a encontrar algo con lo que sentir esa sospecha eterna. El cariño que nos aportan es muy ambiguo, no saben demostrarlo y tampoco recibirlo, ya que piensan que van a ser traicionados. Querer a personas así implica un alto desgaste emocional.
3. El amor subversivo
Son saboteadores. Hábiles estrategas que nos manipulan para que los amemos a su manera. Nos dominan y nos vetan la libertad, incluso el ser nosotros mismos. Desean que se les quiera “a su manera”. Y ello implica además que necesitan cierta libertad para no sentirse “atados”, de ahí que en ocasiones vean normal incluso el traicionarnos e irse con otras parejas. Es algo que acaba hiriendo mucho a las personas que están con ellos. Hay que ir con cuidado.
4- El amor perfeccionista
Nada de lo que hagas va a ser bastante para él. Son puntillosos, meticulosos, disponen de su propia visión de las cosas y esperan que todo, absolutamente todo se haga de acuerdo a sus ideas y patrones. Son relaciones muy rígidas y llenas de costes emocionales para ti. Son además personas que menosprecian a los demás, que se burlan y que día a día, merman nuestra autoestima.
5. El amor desvinculado o indiferente
Puede que alguna vez te hayas encontrado con este tipo estilo afectivo. Son personas frías que no saben transmitir emociones, que no abrazan, que no saben acariciar… las personas que se enamoran de estos perfiles suelen sufrir muchísimo, puesto que aman a personas que son incapaces de demostrar afecto y que las aíslan emocionalmente.
Son relaciones destructivas, no existe reciprocidad, por mucho que nos esforcemos no recibimos aquello que necesitamos, es decir, amor. Ellos se excusan diciendo que necesitan autonomía e independencia, y su derecho a la intimidad. Pero en realidad, lo que hacen estas personas es levantar muros evitando que se las quiera. Y lo que es peor, causando daño y un gran desgaste psicológico. Hay que ir con cuidado.
Esperamos haberte servido de ayuda, más que nada para ilustrarte esos estilos afectivos que causan más dolor que felicidad. Sabemos que nadie puede controlar de quien se enamora, pero llegará un momento en el que habrás los ojos y debas decidir. Y piensa que tu estabilidad, tu integridad y tu felicidad, siempre es lo primero. ¡Recuérdalo, tú mereces lo mejor!
Esperamos haberte servido de ayuda, más que nada para ilustrarte esos estilos afectivos que causan más dolor que felicidad. Sabemos que nadie puede controlar de quien se enamora, pero llegará un momento en el que habrás los ojos y debas decidir. Y piensa que tu estabilidad, tu integridad y tu felicidad, siempre es lo primero. ¡Recuérdalo, tú mereces lo mejor!
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