En Ezequiel 18:14, hablando de las consecuencias de los que tomen malas decisiones, Dios declara que hay un poder en cada generación. Él no puede evitar que veas los errores de tus antepasados, ni como caminan tus padres, pero no importando lo que sucedió en el pasado tiene que haber una generación que se pare firme y diga: Yo voy a servir a Dios y no voy a ser como mis padres, ni voy a caminar como ellos.
Hoy tienen que terminar las excusas en tu vida. No tienes que ser ni hacer como tus antepasados. No tienes que ser como tus padres y tus abuelos, no tienes que estar deprimido como ellos, ni tienes que terminar como lo hizo tu mamá o tu abuela. Debes amar y querer a tu familia, pero párate firme en el día de hoy y di: Yo voy a vivir por la justicia de Dios y nunca más tomaré como excusa lo que pasó en el ayer.
Tiene que haber un día donde una generación se pare firme y diga: Hasta aquí. Y esa generación tienes que ser tú. No hagas responsable a otro, con excusas, por algo que Dios te mandó a corregir. Todo el mundo tiene el poder de decidir cambiar su generación. No tienes que vivir bajo las consecuencias de las generaciones de tu pasado, hoy es el día de quitar la excusa y decir: Yo decido vivir, no por lo que vi, sino por lo que he creído.
No podemos negar que muchos han visto violencia en sus casas, el dolor, la amargura, los problemas, la pobreza. Pero esto no significa que tus padres son malos, simplemente cometieron errores y no tuvieron más. Posiblemente sus vidas también fueron llenas de pobreza, tristeza, abandonos y angustias.
No puedes vivir toda la vida lidiando con las consecuencias de los errores del ayer. Tiene que haber un memento en el que digas: Aunque mi padre y madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Aunque se olvidare la que te dio a luz, Dios dice: Yo te voy a recoger; no te olvidaré. Esa es la luz que tienes que ver hoy en tu oscuridad. Tiene que haber un momento donde digas: Yo voy a ser mejor que mis padres, voy a cambiar la maldición de la generación y voy a cambiar la historia en el nombre de Jesús.
No tienes que creer que lo que te está pasando es la maldición de tus antepasados. Entiende que Dios dice que hay misericordia para aquellos que le amen y vivan rectamente. Dios mismo dijo: Yo no voy a visitar a aquellos en la maldad, voy a visitar a aquellos que han decidido vivir rectamente delante de mí.
Decide vivir rectamente delante de los ojos de Dios y aquello del pasado que pudiera estar poniendo una carga sobre tu vida, termina en el nombre de Jesús.
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