Proverbios 31 nos habla sobre la mujer virtuosa. Nos describe una mujer que sabía el potencial que Dios había puesto en ella. Este potencial es la gran influencia para ayudar e impulsar a su esposo e hijos.
La mujer es la sazón de su familia. Hay un dicho que dice: Si mama está feliz, todos en la casa están felices. Es la mujer quien propaga el ambiente de un hogar.
La mujer que nos habla Proverbios 31, nos da muchas enseñanzas. Entre estas: Su buena autoestima, pues nos dice que era mejor que las piedras preciosas. Pensaba lo mejor de sí misma y no necesitaba que le dijeran si se veía bien o no, pues ella estaba segura que se veía bien.
Esta era una mujer que sabía conquistar el corazón de su esposo, pues nos dice que el corazón de su marido estaba en ella confiado. También era una mujer que añadía prestigio a su familia y especialmente a su esposo, pues nos dice que su esposo era conocido en las puertas de la ciudad. Esta mujer sabía dar lo mejor a su familia, pues daba el bien y no el mal todos los días. Era una mujer trabajadora, productiva, que hacía negocios. Trabajaba fuera y dentro del hogar. Tomaba buenas decisiones, pues consideraba la heredad. También nos enseña que ayudaba a los menesterosos. Nos señala que se vestía con dignidad, se presentaba correctamente.
La mujer virtuosa vivía con seguridad, tranquila, sin temor y se reía del futuro. Consideraba el efecto de lo que iba a hablar; por esto, cuidaba de lo que hablaba y se conducía con sabiduría. Sus hijos le llamaban bienaventurada y su esposo la alababa.
Podemos ver el poder de influencia que tenía la mujer virtuosa de Proverbios 31. Trabajaba todo a favor de su esposo y su familia. Dios nos ha dado ese potencial de influencia. Podemos cambiar el aroma, el ambiente y la atmósfera de todos nuestros familiares.
Los ataques y momentos difíciles que hoy en día vive la mujer es porque el enemigo y el mundo saben el potencial de influencia que hay dentro de cada una. Pero hoy, mujer, párate en la brecha y declara la salvación sobre tus familiares y tus seres queridos; declara que ninguna arma forjada contra ellos prosperará. Párate firme, creyendo en las promesas de Dios para ti y toda tu familia, y verás ese giro de 180 grados en toda tu casa.
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