jueves, 12 de diciembre de 2013

Leche y miel

Todo lo que Dios ha dicho que te pertenece, debes querer obtenerlo.  Debes querer más de Dios.  No deberías morir, sin antes obtener todo lo que él te ha prometido.  Para lograr esto, tienes que hacer a Dios tu socio, en todas las áreas de tu vida.
Dios le explica todos los estatutos al pueblo de Israel, a través de Moisés.  Era Dios diciéndoles: Me quiero involucrar en todo lo de sus vidas; en la política, en la cultura, en sus cosechas, en sus ganados, en todo lo financiero, en el sistema levítico, en el sacerdocio, en sus familias.  Pero, hoy día, se pretende que Dios se involucre solamente en las cosas de la iglesia y no en toda nuestra vida.
En la tierra prometida, Dios nos dice que tendremos experiencias como nunca antes, porque él estará involucrado en todo.  Una tierra de la que cuida Jehová, tu Dios. Siempre están sobre ella los ojos de Jehová, tu Dios, desde el principio del año hasta el fin.   Si colectivamente queremos que nuestra tierra fluya leche y miel y a su vez tengamos descanso, necesitamos involucrar a Dios en todo; no tan sólo en la iglesia, sino también en la casa, en el trabajo, en el gobierno, en la empresa.  Él está buscando una iglesia que diga: Señor, ¿en qué hay que mejorar?  Dame todo en lo que tú estés involucrado y, si no vas conmigo, entonces no me lo des.  No hay tal cosa como colgar tu cristiandad y solamente ser cristiano el ratito que estás en la iglesia.
¿Quieres prosperar y que tu vida cambie?  La tierra prometida, donde fluye leche y miel, se manifestará, cuando entiendas que Dios quiere involucrarse en todas las áreas de tu vida.  Él quiere ser tu socio.  Cuando diezmas y ofrendas, estás diciéndole a Dios: Señor, eres parte de mi trabajo, eres parte de mi negocio.  Órale a Dios y dile: Señor, te quiero en todo, aun en mis finanzas.  Sé que tienes un pacto conmigo, y te quiero metido en todo.  Dime cómo ser mejor esposo, mejor esposa, mejor empleado, mejor empresario.  Señor, involúcrate en todo.  Quiero que seas mi socio.  Decláralo y créelo.
Afirma tu corazón en el pacto de Dios contigo.  Entiende que Dios quiere que salgas de la mediocridad, de la tristeza, y quiere que entres en el reposo.  Aun en el momento difícil financiero, debes decir como Pablo: Sé tener mucho y sé tener poco, mas todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 
Que nada de lo que el mundo diga te haga temblar.  Confía y recibe descanso.  Dios te llevará a la tierra que fluye leche y miel.  

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