lunes, 9 de septiembre de 2013

Ansiedad

Muchos de mis hijos están trabajando bajo una carga de ansiedad debido a sus circunstancias. Y debido a que están bajo el espíritu de ansiedad no están en reposo y no pueden tener un pleno rendimiento. Así que les digo a aquellos que se encuentran en un momento de ansiedad, no teman, Yo estoy con ustedes. No teman porque Yo no me he alejado de ustedes. No teman porque Yo no los dejaré ni los abandonaré, ni los dejaré sin ayuda. Vuelvan sus ojos de nuevo y pongan su fe en Mí. Dice el Señor y se levantarán y Yo seré su fuerza. Yo me convertiré en la fuerza misma de su corazón y la fuerza de su cuerpo, para que los tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor. En Mi presencia serán renovados y se levantarán en alas de águila. Tomen las cosas que los perturban y colóquenlas sobre mi altar en donde puedo tratar con ellas. Si ustedes las guardan y siempre se inquietan acerca de ellas, y se preocupan, eso no viene de Mí, dice el Señor Todopoderoso.


Filipenses 4: 6-7 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

1 Pedro 5: 7 Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

La ansiedad es producida por los asuntos sin resolver, la tensión de la vida diaria, las metas frustradas, conflictos en el trabajo o el hogar y un sin número de desafíos que nos empujan y en ocasiones nos llenan de incertidumbre. Nos puede motivar a buscar ayuda divina que de otro modo no buscaríamos, o nos puede apartar de Dios en el momento cuando más lo necesitamos. Cargados de preocupaciones y agobiados por las presiones, muchos se encuentran con que les falta tiempo para orar, que les es difícil concentrarse en la lectura de la Biblia, que tienen menos interés en asistir a una iglesia, se impacientan y a veces se amargan por el aparente silencio del cielo.

Jesús dijo: (Juan 14:27) “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden” La paz de Dios no es lo que el mundo llama con ese nombre. No es una paz afectada por las circunstancias, sino una paz que tiene el poder de proteger nuestras mentes de pensamientos de angustia, y nuestros corazones de emociones negativas.

Te comparto este segmento LA ORACION, REMEDIO PARA LA ANSIEDAD sermón predicado por Chales Spurgeon la noche del 12 de Enero de 1888. Me sorprende como a través de las épocas la ansiedad siempre ha estado allí, no es fruto de el caos mundial que vivimos ahora, ha existido siempre y la Biblia nos advierte muchas veces sobre como manejarla. 

“Acude a tu Dios, entonces, con todos tus afanes. Si tienes una gran familia y un ingreso raquítico, y enfrentas muchos problemas para subsistir y para proveer cosas honestas a los ojos de todos los hombres, tienes muchas excusas para tocar a la puerta de Dios, y muchísimas razones para ser encontrado a menudo en el trono de la gracia.

Eliminen esa palabra: “ansiedad,” y escriban simplemente en su lugar esta palabra: “ORACION”; y entonces, aunque sus afanes sean múltiples, sus oraciones también serán múltiples. “¡Ah!”—dirá alguno—“pero yo me encuentro perplejo; yo no sé qué hacer.” Bien, entonces, querido amigo, deberías ciertamente orar cuando no puedes saber si debes tomar el camino de la mano derecha, o de la mano izquierda, o debes continuar en línea recta, o si deberías regresar. 

En verdad, cuando estás en medio de tal niebla que no puedes ver la siguiente lámpara, entonces es tiempo de que ores. El camino se esclarecerá delante de ti muy repentinamente. Con frecuencia he tenido que probar este plan yo mismo; y doy testimonio de que, cuando he confiado en mí mismo, he sido un gigantesco insensato, pero cuando he confiado en Dios, entonces me ha conducido y me ha mantenido en la vía correcta, y no ha habido ningún error al respecto.

Yo sé lo que haces cuando tienes problemas; recurres a tu vecino, pero tu vecino no quiere verte tan a menudo en relación a una cierta carencia. Posiblemente recurras a tu hermano; pero hay un texto que te advierte que no vayas a la casa de tu hermano en el día de tu calamidad. Cuando estás en apuros de dinero, no puedes visitar a un amigo con demasiada frecuencia; él podría estar muy contento de verte sólo hasta oír qué pretendes. Pero si acudes a tu Dios, Él nunca te dará la espalda; El nunca dirá que acudes con demasiada frecuencia. Por el contrario, incluso te reprochará porque no acudes a Él con suficiente frecuencia.

Salmo 119: 28 Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.

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