A veces la relación se convierte en una lucha de poder, un tira y afloja a ver quién puede más. Es entonces cuando la convivencia se convierte en un campo de batalla de reproches, insultos y frustración causados por la rigidez de unas normas o prejuicios establecidos, y por el exceso de control por parte de alguno de los miembros de la pareja.
La inseguridad, el miedo o la angustia hacen acto de presencia y pueden convertir en una pesadilla el más maravilloso cuento de hadas. ¿Por qué? Porque aunque no queramos, competimos en todo, nos comparamos y no podemos evitar un sentimiento de tristeza al ver que el otro avanza, escala posiciones sociales, asciende en el trabajo... Esto nos crea una sensación de impotencia, frustración y desánimo que desemboca en un complejo de inferioridad. Nos da rabia no haber conseguido lo mismo y pensamos que no somos suficientemente buenos para el otro.
Sin embargo, no hay que olvidar a la hora de comparar los logros de cada uno, que si se logra algo positivo es probable que sea porque estáis juntos, ya que la estabilidad emocional proporcionada por una relación de pareja repercute en todos los niveles, y puede ser la causa de que funcionemos mejor en otros ámbitos.
La envidia es un sentimiento insano que se puede combatir con una actitud positiva, reforzando tu autoestima - para reconocerte como una persona valiosa, con un caudal de habilidades y posibilidades de hacer cosas positivas y beneficiosas- y construyendo tu propia identidad al margen de los demás, aprendiendo a valorar lo que tienes sin compararte, porque la comparación sistemática y reiterativa con otras personas nos lleva a la envidia y al deseo insano. También hay que relativizar el éxito personal y profesional y no obsesionarse por ser el mejor en todo.
En estos casos conviene reforzar las necesidades afectivas de la pareja, ser más cariñoso, demostrar nuestro amor, el aprecio que sentimos y la confianza en el otro. Mostrarse comprensivo y aprender a desear el éxito ajeno como algo propio es una buena terapia para liberarse de la envidia.
Oremos para que no tengamos envidia y mucho menos de nuestra pareja. Ayudemosle a salir adelante y unamonos a el o ella para que sus logros sean de los dos.
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