Números 13:17-33
“…En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor...” (1 Juan 4:18).
En la actualidad y desde la fundación de la creación “El Temor” es una de las principales conductas que enfrenta el ser humano (Génesis, 3:9,10), que pueden ser causadas por situaciones del pasado que están reprimidas, de situaciones presentes y también de pensamientos destructivos acerca del futuro.
Esto se debe al recuerdos y traumas del pasado que han creado inseguridades en sus personalidad e imágenes exageradas y desvirtuadas sobre el hecho del pasado. Según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) 8 el miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. El vocablo procede del latín metus, que tiene significado análogo. Como todas las emociones admite graduación.
El temor es una emoción propia del ser humano. Es necesaria para su supervivencia porque le indica cuando el peligro está cerca. Puede nacer de estímulos externos o internos que habitan en su mundo interior como los malos recuerdos, traumas, carencias etc.
Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie.
Desde el punto de vista neurológico es una forma común de organización del cerebro primario de los seres vivos, y esencialmente consiste en la activación de la amígdala, situada en el lóbulo temporal.
Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, que provoca angustia en la persona.
Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte, miedo al ridículo) y guarda estrecha relación con los distintos elementos de la cultura.
Para algunos, el miedo en el ser humano, no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción de alerta), sino será un producto de la consciencia, que expande nuestro nivel de conocimiento.
El temor más destructivo es del que no conoces su procedencia, porque actúa en el fondo de tu corazón.
Puede nacer también de imágenes de temor creadas en tu mente y en tus recuerdos ocultos. Los temores a situaciones específicas como a la oscuridad, a los insectos, a las alturas, al permanecer encerrado, si son muy fuertes y paralizantes son llamados fobias. Y que hacen perder seguridad en su comportamiento ante los demás provocando un miedo que los agobian hay quienes tienen miedo al miedo y hay también que temen de no tener miedo al miedo, miedo al día a la noche, a la lluvia con sus truenos y relámpagos.
El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la crítica y fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la muerte, temor al futuro, temor a las enfermedades… Todos estos temores son manifestaciones de desamparo e impotencia porque no podemos tener control sobre la situación. “Ejemplo”
Hordd Hughes . Si hay alguien que se ha codeado con la fortuna, riqueza éxito y otros deleites de la vida mundana este ha sido este personaje quien a los 18 años heredó una enorme fortuna basada en compañía de petróleo, poco después se transformó en socio de la RKO pictures. Apoyándose en su riqueza y en su buena presencia, este joven envidiado por sus éxitos y cuantiosas fortuna no tardo entre los primeros don Juanes de Hollywood, título que ostentaba con orgullo.
Al mismo tiempo que avanzaba en el terreno de los negocios, fue avanzando también su temor por la muerte. Aislándose en una especie de bunker herméticamente cerrado y con todos los adelantos técnicos que el mismo hizo construir, comenzó alejarse cada vez más del mundo que lo rodeaba, ante el temor de la contaminación de forma tal que ese temor se convirtió en locura y termino sus días en un estado deplorable.
Las reacciones ante el temor pueden ser: tratar de huir, evadirlo o paralizarte.
Sin embargo debes saber que la solución no es huir sino enfrentarlo. Pasar el túnel de una crisis y atravesarlo para luego ver la luz, pero esto solo es posible en compañía del poder, de la fuerza que te dé la seguridad y la victoria. Esto solo es posible con Dios porque Él habita dentro de tu mente y corazón donde se anida el temor.
En el siguiente versículo (Salmo 55:4-6) vemos cómo el salmista se siente agobiado por el temor y la única respuesta que encuentra es huir lejos de la situación. Si la situación es externa esto puede ser una solución, pero si la situación está dentro de tu mente, no importa cuan lejos huyas siempre te acompañará, por eso deberás enfrentarlo.
La palabra de Dios hace mención al miedo en su primer libro. En concreto, el miedo se convierte en atributo humano por causa del pecado original:“Y llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y escondí (Génesis, 3:9,10)
LO QUE EL TEMOR QUITA (Números 14:1-10)
La obediencia, gozo, disciplina, querer la vida, la visión, el amor al prójimo, seguridad, fe. LO QUE EL TEMOR TRAE (Job 3:25) (Josué 1: 6-8, 2:9-12) El Afán, ansiedad, inseguridad, complejo, tartamudez, enfermedades, alteraciones a la reacción física, metabolismo, pérdida de sueño incapacidad, tensión interna.
COMO VENCER AL TEMOR
A. LA FE ES EL MEJOR ANTÍDOTO CONTRA EL TEMOR:
La fe tiene dos enemigos que son la duda y la incredulidad. Lo primero que debemos saber es que lo contrario a la Fe no es la duda es el temor. Por que una persona que viva en temor no pude andar en fe ya que el resultado del temor es la duda, el temor tiene tanto poder como la fe pero en forma negativa.
La fe mueve a Dios el temor mueve al diablo La mayoría de tus temores desaparecen cuando crece la confianza en la fidelidad y poder de Dios. Sin embargo algunos temores no desaparecen a pesar de la fé. Esto se debe a tus recuerdos y traumas del pasado que han creado inseguridades en tu personalidad e imágenes exageradas y desvirtuadas sobre el hecho del pasado.
B. ESFORZADO Y VALENTÍA (Josué 1: 6-8, 2:9-12) (Deuteronomio 31:6-8)
Para liberarse de esos temores es necesario conocer la raíz de lo que lo produce y apropiarse de la palabra de Dios. La única forma de que un temor desaparezca es enfrentándosele, haciéndolo un enemigo sin poder en cuanto a la imagen que se a creado sobre el mismo. Sin embargo esto se hace a veces difícil porque otra persona puede llegar a desconocer la raíz que lo produce.
- 1 de Juan 4:18 dice que el temor trae en si castigo.
- Todo lo que temamos y confesemos eso nos sobrevendrá (Job 3:25).
- Qué fue lo que trajo la duda a la vida de Pedro (Mateo 14:22-31); y en Marcos 5:35-36 “…No temas…”
- Salmos 34:9 – Temed a Jehová, vosotros sus santos; Porque no hay falta para los que le temen.
- EL TEMOR QUE APRUEBA DIOS EL TEMOR DE DIOS, (Deuteronomio 10:12). Es uno de los dones del Espíritu Santo, el cual inspira reverencia de Dios y temor de ofenderlo, y aparta del mal al creyente, moviéndolo al bien.
- Es el don que nos salva del orgullo sabiendo que lo debemos toda a la misericordia divina. Por el temor de Dios se llega al sublime don de la sabiduría.El temor de Dios es saludable; consiste en un sentimiento de profunda reverencia hacia el Creador, y es un temor sano de desagradarle por el aprecio que se tiene a su amor leal y bondad, y debido también al reconocimiento de que es el Juez Supremo y el Todopoderoso, Aquel que puede castigar o destruir a los que le desobedecen.Se describen dos clases de temor de Dios: el temor filial y el servil. El temor de Dios filial es aquel por el que se detesta el pecado o se aparta de él, no por las penas con que son castigados los pecadores, sino porque aquello es una ofensa a Dios, algo que le desagrada a Él. Por otra parte, temor servil es el que evita el pecado por la pena que lleva consigo El temor de Dios, bíblicamente:• El temor de Dios trae confianza y seguridad a los que andan en integridad (Proverbios 14:26-27)
• El temor de Dios es aborrecer el mal (Proverbios 8:13)
• El temor de Dios es sabiduría (Job 28:28; Proverbios 1:7; 9:10)El temor de Dios es una actitud de reverencia y respeto hacia Dios, que pasa progresivamente por las siguientes etapas: - Una conciencia de que Dios es el dueño de nuestras almas, y tiene el poder de otorgarnos la salvación eterna o condenarnos a la destrucción. Aunque la motivación que genera este temor es completamente egoísta, es preferible a no tener ningún temor de Dios.• Una conciencia de que Dios está permanentemente mirando todo lo que pensamos, decimos y hacemos, y que El tiene el poder para premiarnos o castigarnos de acuerdo a nuestra conducta; lo cual nos debería motivar a ser cuidadosos y apartarnos del mal.• Un deseo consciente y permanente de agradar a Dios en todo lo que hacemos y no ofender Su santidad.• Un reconocimiento humilde de que El es Dios y nosotros somos Sus criaturas, y por lo tanto, El es digno de ser temido y reverenciado.Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios específicas para cada caso y confiar en su poder y fidelidad.¡Cuantas promesas de Dios para que puedas vencer el temor!…Hay momentos de lucha espiritual donde se establece una verdadera batalla en la que tu voluntad, la calidad de tu corazón y la perseverancia en la fe y en la palabra de Dios, son indispensables para liberarte de las cadenas del temor.El temor puede ser usado por el enemigo cuando trates de dejar una atadura, un mal hábito o pecado poniendo dudas en tu corazón. Este temor es a lo desconocido. Cuando trates de restaurar tu vida en tu mente surgirán grandes dudas nacidas de la inseguridad de poder enfrentar nuevas situaciones y necesidades
Por eso es muy importante estar decidido a creerle a Dios y a sus promesas bíblicas y no a tus pensamientos negativos que afectan tus emociones y sentimientos. Recuerda que Dios tiene una respuesta para vencer cualquier clase de temor por eso debes escudriñar siempre la Biblia. El Espíritu Santo te dará el pasaje bíblico o versículo que necesitas y que debes interiorizar en tu corazón.
Sentir temor en situaciones peligrosas reales es normal, pero estar atado al temor te impide libertad interior.
Cuando estés en ese trance debes recordar lo siguiente:
“El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu mano derecha” (Salmo. 121:5).
Por eso es muy importante confiar plenamente en Dios. Debes recordar, para vencer, que no estás solo pues cuentas con la presencia de Dios cuando duermes y cuando estás despierto: ¡Siempre! Si temes debes permitir que Dios trabaje en tu corazón y te perfeccione en su amor. Para eso es necesario que confíes.
Él tiene el control de todas las cosas en tu mundo interior y el mundo que te rodea. Para ser libre del temor debes enfrentarlo y declararle la Palabra de Dios específica que tiene poder para vencer. También debes buscar apoyo en la oración y en el compañerismo con hermanos espirituales con una sana doctrina.
Tienes la palabra de poder que vence el temor y te transforma. ¡Porque tienes el poder, respaldo, protección de Dios y puedes confiar en El .Esto es lo que te dice el Señor y debes asumir su palabra para actuar y en temores específicos y momentos de crisis.
Para enfrentar el temor:
“Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: “Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión” (Isaías 52:2).
Para vencer el temor al hombre: (Isaías 51:12,13)…
Para vencer el temor a lo desconocido (Josué 1:9).
Para vencer el temor al fracaso: (Isaías 41:13).
Para vencer el temor a la crítica: (Hechos 18: 9,10).
Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte: (Salmo. 23:4).
Para vencer el temor a lo desconocido (Josué 1:9).
Para vencer el temor al fracaso: (Isaías 41:13).
Para vencer el temor a la crítica: (Hechos 18: 9,10).
Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte: (Salmo. 23:4).
PARA RECORDAR;
(Salmo 27:1), (Sofonías 3:17), (Salmo 28:6,7), (Romanos 8:15), (2 Timoteo 1:7).
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