martes, 2 de febrero de 2016

Estudio Génesis 1:27-28

Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

En días pasados se debatía en el congreso de la república la ponencia que buscaba la inclusión en la sociedad colombiana del matrimonio entre parejas de un mismo sexo, fuera de la discusión política o religiosa planteada, la pregunta más indicada para hacerse era: ¿Cuál es la postura del creador con respecto a la funcionalidad de todo lo que existe y en este caso particular "la del hombre"?

Lo cierto es que con este hecho vimos pancartas, consignas, discriminación de todas las partes, insultos y discursos muy elocuentes llenos de mucha ciencia y racionalidad, pero que dejaban de lado la opinión más importante; la de Dios. 

Ahora, lo que debe estar claro para aquellos que conocemos el pensamiento de nuestro Padre es que este es absoluto, en Él no cabe ningún tipo de relativismo, y esta es una de las razones por las cuales está escrita expresamente su voluntad en un libro como la biblia. Esto cierra el círculo para todos aquellos que piensan que Dios está sujeto a la modernidad, como si los tiempos, o las decisiones humanas lo obligaran a cambiar el manual de funciones establecido para toda su creación. El siempre ha sido el mismo y su pensamiento y voluntad permanecerán inmutables.

Dios crea al hombre y la mujer y de inmediato les otorga un mandato que nos permite descubrir su funcionalidad dentro de la creación: "Fructificad y multiplicaos" Esto le da sentido a haber sido creados por Dios y nos debe llevar a entender que la esterilidad o no procreación no era de ninguna manera una opción.
Dios desea tener una gran familia y por tanto nos facultó para que fructificáramos y nos multiplicáramos.

El significado de fructificar es: Dar fruto. Desde el hebreo es la palabra "pará" que significa: fértil.
Multiplicar: Aumentar considerablemente una cantidad o un número. Desde el hebreo es la palabra "rabá" que significa: aumentar, abundancia.
La biblia nos dice en Génesis 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; El Señor antes de darle una misión al hombre lo facultó para poder cumplirla, Él le otorgo lo necesario en su diseño para que de esta manera el no tuviera ningún tipo de justificación a la hora de realizarla.
Dice la escritura en Génesis Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Toda la creación testificaría alrededor del hombre cual era el deseo de Dios, él los vería de continuo cumpliendo el mandato establecido por el Padre. Esto nos revela dos verdades espirituales: la primera que en el corazón de Dios está el profundo deseo de que tengamos hijos que llenen la tierra y que Él nos ha facultado para ello, pero lo segundo y que tiene mucha transcendencia en los tiempos en que estamos es que engendremos hijos espirituales a través de la predicación de su palabra.
Ahora no perdamos de vista que todo en el orden de Dios había sido perfecto, pero Satanás haría lo necesario con tal de cortar el avance en la multiplicación de la familia de Dios en el huerto del Edén y esta realidad sigue siendo la misma el procurar de todas las formas posibles traer la esterilidad espiritual a los hijos de Dios.
Dios cortó toda esterilidad del hombre a través del sacrificio hecho por Jesús en la cruz.
Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Este pasaje nos muestra que nuestro estado espiritual antes de llegar al Señor era de absoluta esterilidad, el no estar pegados a la fuente que nos proporciona vida nos quitaba toda facultad para poder dar fruto, pero en Jesús fuimos injertados a la planta llevándonos no solo a tener vida abundante sino a poder convertirnos en quienes podían multiplicarla.
La biblia nos dice en Génesis 17:1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 17:2 Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 17:3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 17:4 He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 17:5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 17:6 Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. 17:7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.
El Señor establecería su pacto con Abram, quitando de él y su esposa toda esterilidad y llevándolos a concebir una gran familia que se constituiría como la nación exclusiva de Dios, de hecho la palabra nos registra que a través de él todas las familias de la tierra recibirían esta bendición. En este tiempo estamos en un mejor pacto establecido a través de Jesucristo y este nos otorga todo lo necesario para cumplir su nueva comisión, haciéndonos participes de su naturaleza fructífera y multiplicadora.
Los hijos de Dios debemos recibir la revelación de que estamos facultados por nuestra nueva naturaleza a concebir hijos espirituales.
Juan 15:8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. El evangelista nos deja ver que si deseamos glorificar a nuestro Señor o más halla proporcionarle gran honra, debemos dar mucho fruto y aquí se cumple el principio de fructificar y multiplicaos. El dar abundante fruto es una evidencia clara de que realmente somos discípulos de Jesús ya que estamos cumpliendo con su comisión.
Si hay algo que produce gloria a nuestros padres son nuestros hijos. Es inconcebible que un hijo de Dios siquiera estime la idea de no darle hijos espirituales a su Padre, ya que la naturaleza proporcionada en Cristo Jesús es de una gran fertilidad, la pregunta para hacernos hoy es: ¿que estamos haciendo con ella?
Mateo 21:18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 21:19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.

El no tener hijos era un oprobio en el oriente en los tiempos antiguos y este era el caso de la higuera, algunos podríamos ver como extrema la acción de Jesús, pero lo cierto es que la existencia de esta planta no guardaba ningún sentido sino cumplía con el propósito por el cual fue colocada en esta tierra, es más notemos que Jesús le dijo que no daría más fruto y ella inmediatamente murió o se seco como dice el relato. Esta es la razón por la que hay hijos de Dios que sus vidas se han estado secando debido a que limitan su existencia en sí mismos, todo el tiempo están buscando el auto satisfacerse y no procuran cumplir con lo encomendado, debemos recordar que entre más fruto demos las manos del labrador nos limpiara para dar más fruto.
El dar fruto proviene de la mano poderosa de Dios y el multiplicarse de la medida de fe que hay en nosotros.
Juan 6:5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? 6:6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 6:7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 6:8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 6:9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 6:10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 6:11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 6:12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 6:13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
Juan nos muestra uno de los milagros hechos por Jesús en el paso por esta tierra, pero que más halla lo que perseguía era el ilustrar como el carácter milagroso de fructificar y multiplicar estaría en la vida de sus discípulos. Todo el milagro comenzaría en sus manos y a través de la fe de los hombres se multiplicaría a una multitud incontable.
Jesús estaba probando la fe de sus discípulos y ellos de inmediato plantean la imposibilidad, se les olvido que el que hizo todo cuanto existe de la nada, era quien les hizo la pregunta.
Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Ninguno de nosotros tiene excusa para engendrar hijos espirituales y multiplicarse, por que a través de la venida del Espíritu Santo Dios nos faculto para llevar fruto y fruto en abundancia.
Dios hoy en día nos está llamando a fructifiquemos y nos multipliquemos en medio de este mundo perdido, en otras palabras el nos llama a que cumplamos su gran comisión y nosotros antes de creer ciegamente sabiendo que Él es nuestra fuente de poder estamos colocando de presente nuestras imposibilidades, el ya nos doto del poder necesario para que ahora que el pan de vida que esta en nuestras manos pueda ser partido de tal manera que se fructifique y multiplique.
Recuerde ningún hijo de Dios es estéril...

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