jueves, 5 de noviembre de 2015

Diligencia

La diligencia y la responsabilidad son principios importantes que necesitas para transformar las crisis, las adversidades, en bendición.
Rut dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas. Estaban en necesidad, y Rut no tenía trabajo, título; pero, como quiera, dijo: No me puedo quedar aquí, hay que hacer algo. Y se fue al campo a recoger espigas.
La responsabilidad y la diligencia tienen una gran bendición de Dios. Dice la palabra que el perezoso no atrapa la presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. Dice, además, la palabra: ¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se va a codear con reyes, y nunca será un don nadie.
Sin ninguna posición, Rut se fue a trabajar, se metió en el terreno. Lo más difícil, aun dentro de la iglesia, es conseguir gente que trabaje sin título. Esta mujer se metió en el campo y empezó a trabajar, y Booz –el dueño del campo – la vio, y le preguntó a sus siervos: ¿Quién es esta joven? Le explicaron que era una joven que había venido con Noemí, y se había metido allí a trabajar, sin descanso. Entonces, Booz le mandó a decir que siguiera yendo allí, que no fuera a ningún otro campo. Booz la llamó y le dio de comer y de beber, y dijo a sus empleados: Cuando ustedes vayan recogiendo, suelten espigas para que ella tenga algo que recoger. Y eso es lo que hace el Señor contigo: Cuando tú empiezas a hacer algo, el favor de Dios se activa sobre tu vida. El Señor te ve que estás trabajando, y dice: ¿Quién es este que está trabajando? Y le dicen: No sé quién es, pero llegó esta mañana y se puso a trabajar; no tiene título, pero está trabajando. Y el Señor dice: Vamos a bendecirlo.
Tu bendición está atada a la diligencia y a la responsabilidad. En medio de tu crisis, hay algo que tienes que hacer; y, tan pronto te actives, el favor de Dios se va a derramar sobre tu vida.
Otro principio que necesitas para transformar las crisis, las adversidades en bendición es ser humilde y sumiso. Noemí le dice a Rut: Esto es lo que vas a hacer: Te vas a bañar, te vas a vestir, y te vas a perfumar. Rut pudo haber cuestionado las instrucciones de Noemí. Pero aquella mujer era humilde y sumisa, y le dijo a su suegra: Yo voy a hacer todo lo que tú me mandes. Hay un gran secreto en este acto y es que, cuando tú estás dispuesto a aceptar el plan de Dios, él te va a usar para transformar las adversidades en plenitud.
No es tu plan, no es tu idea, no es tu concepto el que va a transformar la situación. Hay gente que se creen tan seguros por lo que saben, que nunca puede escuchar lo que Dios está diciendo. Si el rey David tuvo éxito en su vida, es porque era un hombre humilde y sumiso para aceptar el plan de Dios. Él sabía que su éxito dependía de que él fuera humilde y pudiera aceptar lo que Dios le estaba diciendo que hiciera. Por eso, cuando robaron sus mujeres, sabiendo pelear, no teniendo que preguntarse si perseguirlos o no, fue y buscó la dirección de Dios. Él sabía que, si era humilde y obediente, y se sometía al plan de Dios, era ese plan el que traería el éxito. David preguntó: ¿Los persigo? Dios pudo haber dicho que no, y David no los hubiese perseguido, pero no porque Dios no se los fuera a entregar, sino confiando en que Dios entonces los traería.
Sé obediente, sé humilde. El plan de Dios es el que te va a traer el éxito. No es tu conocimiento, lo que tú sabes, lo que has aprendido. Puede ser que Dios te haya usado de una manera hoy, pero mañana puede usarte de otra. Por eso, es importante el plan de Dios.
En medio de la crisis que tú estás viviendo hoy, Dios tiene el plan perfecto para transformarlo de la crisis, de la adversidad, a la bendición.
Además, necesitas valentía para ser usado por Dios para transformar la adversidad en plenitud. Noemí le dijo a Rut que se preparara para entrar a la tienda de Booz y acostarse a sus pies. Esto era algo que hacían los sirvientes; se acostaban a los pies de sus amos, por cualquier cosa que se les ofreciera. Rut pudo pensar que la sacarían de allí, si hacía esto; pero hizo lo que Noemí le indicó.
El problema con muchos que no pueden ser líderes transformadores es que les falta valentía, determinación, para hacer lo que Dios les está mandando a hacer. Pero son los valientes los que pueden transformar las circunstancias difíciles en bendición; aquellos que se atreven a entrar donde Dios les está diciendo.
Y hoy Dios te dice: Prepárate, para que entres a lo que tengo para ti, a aquello que va a transformar tu crisis en plenitud. 

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