jueves, 12 de noviembre de 2015

Alcanzar Bendición

La Biblia nos habla acerca de lo que son las puertas de nuestros enemigos. En Génesis 22, luego de que Abraham está haciendo su sacrificio más grande, que es entregar a su hijo, Isaac, su mejor ofrenda, Dios le habla a Abraham. Esta ofrenda fue una tan poderosa, que Dios le habló a Abraham, antes, durante y después de darla. Y Jehová juró por sí mismo varias cosas, entre estas, que la descendencia de Abraham poseería las puertas de sus enemigos. Y nosotros, hoy, somos parte de esa simiente de Abraham, por lo que hoy tú puedes reclamar esta promesa.
Las puertas de nuestros enemigos representan un lugar de relevancia, un lugar de importancia, un lugar donde la comunidad es cambiada, transformada. Las puertas representan el lugar de comunidad, el lugar de reunión, el lugar de hacer dinero, finanzas. Era el lugar donde la gente se reunía y recibía instrucción.
¿Por qué Dios dice que él te va a entregar las puertas de tus enemigos para que tú las poseas? Hay ciertas cosas que Dios quiere hacer contigo en las puertas, para llevarte a un nuevo nivel espiritual. Dios quiere llevarte a una puerta donde él pueda darte la libertad, la bendición que tú estás esperando. Dios quiere abrirte una puerta de oportunidad, donde tú puedas ver tu vida transformada, cambiada.
Era en las puertas donde se hacían los intercambios financieros, las decisiones legales de una ciudad; era en ese lugar a donde se llevaba a los hijos para ser corregidos; esto, ante los ancianos de la ciudad. Y Dios dice que tú vas a poseer esas puertas, esos lugares de influencia; no tan solo las tuyas, sino también las de tus enemigos.
En 2 Samuel 18, vemos una de las puertas que Dios quiere que poseamos. El pueblo iba a enfrentarse en una batalla, y David quiso salir con ellos, pero el pueblo dijo que no, que mejor les ayudara desde la ciudad. David accedió a quedarse y, dice la palabra que se puso a la entrada de la puerta. David se paró allí, porque aquel era el lugar donde el rey daba las instrucciones, cuando el pueblo salía a la batalla. Desde allí, el rey bendecía al ejército, declaraba que salían con autoridad.
En tu vida, tú debes poseer la puerta de tu hogar, de tu casa y, antes que tu familia salga de tu casa, durante la semana, a cualquier batalla, tú eres quien tiene que pararse en esa puerta, y no tus enemigos, y tú eres quien tiene que declararle a tu familia: Vamos a la batalla, y regresaremos en victoria. No deben estar las noticias diciendo lo que los tuyos pueden alcanzar. Las instrucciones son: Vamos a salir en bendición, y vamos a regresar con la victoria.
Por eso, la primera puerta que tú tienes que poseer es la puerta de autoridad de un rey, donde te paras a la puerta para declararle a los tuyos, a aquellos que están contigo, las instrucciones claras, precisas, dejándoles saber que, cuando salgan a la batalla, Dios les va a dar la victoria.
Nunca más permitas que alguien se pare a la puerta de tu casa, a la puerta de tu mente a darte las instrucciones contrarias a tu salida. Quien estará ahí será el Espíritu de Dios, diciéndote: Saldrás en victoria, en bendición, y vas a alcanzar lo que Dios te ha prometido. 

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