En Hechos 12, se nos relata cómo Dios libertó a Pedro de la cárcel. En esta narración, podemos identificar varias clases de personas. Se conocen 3 personajes principales de esta historia por su nombre: María, la dueña de la casa; Rode, la que salió corriendo hasta la puerta cuando escuchó a Pedro gritar; y la muchedumbre que oraba en casa de María.
Las Marías son aquellas personas que tienen los recursos y los ponen a disposición de los demás, en este caso, para reunirse a orar. Estas personas no necesariamente tienen que ser millonarias, sino que son personas que abren sus casas, u organizan y ayudan, haciendo círculos de oración.
El otro tipo de persona son los Rode. Ella era una persona sencilla. Rode, reconoció la voz de Pedro y su gozo fue tal que no abrió la puerta, sino que corrió adentro y dio la noticia de que Pedro estaba a la puerta. Los que estaban allí no le creyeron y le dijeron que estaba loca. Hoy día, hay quienes que no aceptan los mensajes de Dios porque vienen de personas sencillas que consideran locas.
La muchedumbre representa el tercer tipo de persona en este relato. Representa a los viven orando y declarando su milagro pero, cuando ese milagro toca la puerta, no lo creen y aun más, cuando alguien viene a traerles el mensaje los menosprecian, pintándolos de locos. Esto representa a la mayoría de la gente que ora, pero no creen que lo que estén pidiendo y declarando en oración va a suceder y continúan orando por su milagro, cuando lo único que tienen que hacer es abrir la puerta, donde el milagro está tocando. Para la muchedumbre, aunque el milagro está a la puerta, se mantienen orando concentrados en el miedo, la tristeza y en dolor, sin darse cuenta que el milagro está delante de ellos.
Piensa hoy, ¿serás parte de la muchedumbre? ¿Cuántos milagros estarán tocando a tu puerta? ¿Has menospreciado y no le has creído al mensajero que te trae la noticia porque es alguien sencillo?
En realidad, deberías darle gloria a Dios que en los momentos difíciles siempre hay una María que es capaz de hacer un lugar disponible para orar, y una Rode que, aunque es sencilla y no es muy sobresaliente, ni líder, tiene un corazón tan sincronizado al corazón de Dios, que puede oír el milagro, creer, celebrar y correr a contárselo a otros.
Tu oración ya ha sido contestada. Así que celebra, aunque te llamen loco, pero sigue creyendo. El problema de muchos es que necesitan ver para creer y saltar de alegría. Hay quienes creen que Dios puede hacer milagros, pero no en la vida de ellos.
Declaro que el Pedro por el cual has estado orando, saldrá de la cárcel y llegará a tu puerta. Prepárate para abrir la puerta y, como Rode, aunque la gente te diga loco o loca, sigue creyendo y declarando todos los días: Mi milagro viene, Dios lo va a hacer.