Seguir a Cristo y crecer en nuestra vida en él no es fácil porque se requiere más de uno mismo. Es por esto que muchos limitan la experiencia de la salvación. ¿Has tenido alguna vez la interrogante de qué hubiera pasado en tu vida, si hubieras tomado una decisión diferente acerca de algo que sabías tenías que hacer y no lo hiciste?
Lucas 18:17-34 relata sobre un hombre joven, rico y principal de la sinagoga, que le dice a Jesús: Quiero la vida eterna. Jesús le contesta: Vende todo lo que tienes, dale a los pobres y sígueme. Jesús salvó a personas que la religión no aceptaba: Samaritanos, leprosos, un publicano. Pero, al joven rico, le subió el estándar, porque este era principal de la sinagoga.
En la Biblia, podemos ver que, mientras más tiempo pasamos con Jesús, más alto es el estándar para seguirle y obtener lo que nos falta. Hay quienes se acercan a Dios porque están enfermos, necesitan un trabajo, un milagro, pero podemos ver que este joven va a Jesús porque se da cuenta que le falta algo, aunque lo tenía todo. Hoy día, hay muchos que son ricos, aunque no vivan bajo los estándares de lo que tú puedas llamar rico, pero, en sus mentes, lo tienen todo y piensan que no les falta. Se han acostumbrado a vivir de la manera en que viven, piensan que lo tienen todo y que no tienen necesidad de buscar a Dios.
En esta historia, podemos ver que ni la juventud, ni la posición, ni las riquezas, pueden dar lo que hace falta en el interior del hombre; esto solamente lo puede dar Dios. Y, mientras más tiempo pases con Jesús, más se te va a demandar. La Biblia dice que al que más se le da, más se le demanda. En otras palabras, si más se te demanda, es porque se te está dando más.
Mientras más aceptes la demanda, más se te va a dar porque se puede confiar en ti. ¿Estás dispuesto a aceptar la demanda?
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