Cuando estás bien arraigado en tus pensamientos de que Dios es bueno, no importando las circunstancias adversas, entonces el enemigo tratará de convencerte de lo contrario, a través de personas que amas o personas de influencia sobre tu vida. Cuando ve que no lo logra, entonces tratará a través de los amigos.
En Job 1:1, dice que Job era un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Con todo y eso, los amigos argumentaban sobre su calamidad y Eliud le dice que lo que le estaba pasando era porque había pecado. En otras palabras, quiso decir: Algo mal hiciste, te lo mereces.
Cuando hay conciencia de pecado, lo único que el ser humano piensa que se merece es todo lo malo. Nadie, con conciencia de pecado, llega a pensar que Dios le quiere hacer bien. Todos, en algún momento en la vida, fallamos, pues no hay nadie perfecto. Pero, gloria a Dios que somos perdonados, a través de la sangre de Cristo.
Sí hay consecuencias de las malas decisiones, pero no se puede vivir amargado y en depresión, pensando que todo lo malo que llega es a consecuencia del pecado. Si el enemigo logra arraigar esos pensamientos de culpa, vivirás todos tus días amargado y con conciencia de que te mereces todo lo malo. Esto suele suceder con aquellas mujeres que son maltratadas y abusadas por sus esposos, pero ellas, en sus conciencias, lo aceptan porque piensan que se merecen ese maltrato.
El enemigo va a tratar de que pienses que lo malo que recibes es porque te lo mereces y, si no, enviará a religiosos que te señalarán que debes cargar la cruz, que te lo mereces, que si Cristo sufrió, tú debes sufrir. Si el enemigo logra hacerte creer esto, logrará apartarte del amor de Dios.
Dios quiere hacerte bien. Jesucristo pagó el precio en la cruz del Calvario, para que hoy vivas libre de todo peso de culpa. La gracia de Dios está sobre ti y Él tiene pensamientos de bien para ti y los tuyos.
Si has tomado una mala decisión, debes ser responsable y tratar de corregirlo, pero eres libre de todo pecado. El que te juzga es aquel que no sabe cómo lograr lo que has obtenido. Por esto te acusa, pues desea que no sigas recibiendo las bendiciones de Dios para tu vida.
Job le contesta a sus amigos: ¿Hasta cuándo van a seguir diciendo que todo me ha llegado porque he pecado? Job comienza adorar a Dios y dice: Sé que no has traído esta calamidad a mi vida; pero, en medio de este sufrimiento, me has demostrado cosas que, de otra manera, jamás hubiera conocido de ti. Una vez Job dice esto, entonces, podemos ver cómo Dios les dice a los amigos de Job: Mi ira se enciende contra ustedes porque no han hablado correctamente de mí, como mi siervo Job hizo. Vayan donde Job, ofrezcan ofrenda y que Job ore por ustedes. Solo el hombre que ha visto la gracia de Dios sobre su vida, en medio del sufrimiento, es el que tiene poder para orar y libertar a aquel que ha pensado mal de Dios.
Cuando Job fue libre de toda conciencia de pecado, y hubo orado por sus amigos, quitó Dios la aflicción de su vida, y le dio el doble de todas las cosas que había perdido.
Sé libre de toda conciencia de pecado. No vivas pensando que tienes que pagar el pecado de tus padres, esposos, hijos. Vive con la conciencia de que la gloria de Dios está sobre tu vida porque dos mil años atrás tus pecados te fueron perdonados. Bendice a Dios y recibe el doble.
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