El libro de Job habla de la historia de un hombre que la Biblia describe como un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.(Job1:1) Luego que tiene un sinnúmero de problemas y calamidades en su vida, trastocada completamente, al grado de perderlo casi todo: Su salud, su dinero, sus finanzas; al final, la palabra dice, en Job 42, que Dios le devuelve el doble de lo que él había perdido en el primer capítulo.
En Job 1:2, la Biblia toma el tiempo para describir las riquezas que este hombre tenía: Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales.
Cualquiera podría alcanzar riquezas al igual que Job las tuvo, aun sin ser una persona recta, temerosa de Dios y apartada del mal. Hoy día hay mucha gente, fuera de los caminos de Dios, que lo han alcanzado. Pero tú debes procurar tener todas estas cualidades que tenía Job y, por consecuencia, tendrás las riquezas que Dios tiene para ti. Tu prioridad debe estar en que Dios pueda hablar bien de ti, porque así, por derecho, obtendrás las riquezas.
En el verso 7, dice: Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Esto no es una invitación de Dios a Satanás para que probara a Job, sino que, en realidad, Dios solamente presumió de la fidelidad de su siervo Job. Sabiendo el enemigo que las bendiciones vienen de Dios, acusa a Dios, en el verso 9, de comprar la adoración de Job, con bienes. Le dice a Dios que Job le es fiel porque los había bendecido e intenta tentar a Dios para que le quite todo lo que tiene Job, para ver lo que sucedía luego. Dios nunca maldice lo que ha bendecido, pero sí le recuerda a Satanás que el hombre le dio autoridad, así que podía hacer lo que quisiera, excepto tocar su vida.
Entonces, como el enemigo no logró tentar a Dios para que le quitara los bienes a Job, cambió su estrategia. Comenzó a crearle problemas a Job e intenta convencerlo de que Dios fue quien le quitó sus riquezas (v20). Pero Job se mantuvo recto, diciendo que, aunque hubiese sido Dios quien le quitó todo lo que tenía, no iba a pecar en su contra porque, si había llegado sin nada al mundo, sin nada se iría.
Dios siempre pone límites a los problemas que llegan a tu vida. Hay problemas que van a llegar a tu vida, sin poder evitarlos; pero Dios va a poner límites a lo que los problemas pueden hacer contigo. Job nunca dijo: Dios me hizo mal; porque el enemigo lo que quería era poner al hombre en contra de Dios.
Si el enemigo logra hacerle creer a alguien que Dios le ha hecho mal, logrará crear una barrera entre el hombre y Dios, como lo hizo en el huerto del Edén.
Cuando el enemigo logra hacerte creer que Dios está reteniendo algo bueno de ti, entonces pecas porque le pones despropósito a Dios en algo que él no tiene que ver. Dios solo quiere hacerte bien, cuidarte, prosperarte, guardarte y bendecirte.
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