lunes, 4 de noviembre de 2013

Lo nuevo

Es imposible alcanzar el propósito de Dios en nuestras vidas, sin atrevernos dejar atrás aquellas cosas que deben quedar en el ayer.  Hay quienes pretenden alcanzar lo nuevo de Dios, grandes retos y metas, pero aún están aferrados al pasado.  En el béisbol hay un refrán que dice: No pretendas robarte la segunda base, sin despegarte de la primera.  Tienes que arriesgarte a dejar lo que ya conoces, lo que es seguro, para alcanzar lo nuevo que Dios tiene para tu vida. 
Desde el principio de la biblia, en Génesis, podemos ver que, para que el hombre pudiera alcanzar ciertas cosas, tenía que dejar atrás otras.  Por ejemplo, para Adán tener a Eva, dice: Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne.  En otras palabras, el hombre no podría tener una relación verdadera con la mujer, sin dejar estas cosas.
Otro ejemplo lo vemos en Josué.  Todo el tiempo Josué estuvo al lado de Moisés, pero llegó un momento que Dios le dice: Josué, ni te voy a decir dónde enterré a Moisés; tienes que dejarlo atrás, y seguir hacia adelante con el pueblo.  Si el pueblo llegaba a saber dónde estaba enterrado Moisés, aún estuvieran dando vueltas en el mismo lugar.  Hay gente que Dios desaparece de tu vida para que no continúes dando vueltas en el mismo lugar.   Así que, por esto, cuidado en insistir y seguir investigando de esa gente a través de Facebook o de Google.  No sigas dando vueltas y muévete a lo que Dios tiene para tu vida.
También sucedió con Eliseo, que se encontraba arando con once yuntas de bueyes.  Cuando Elías le tira el manto como el escogido por Dios, Eliseo tuvo que dejar atrás todo y seguirle. Eliseo, cuando recibe el toque de Dios, tenía que dejar aquellos bueyes para alcanzar lo que Dios tenía para su vida.  Era imposible cargar la unción, sin salir de aquel lugar.
En el Nuevo Testamento, vemos a dos tipos de personas que quisieron seguir a Jesús.  Están a los que él invitó, y otros que se invitaron.  Ambos grupos tenían que dejar atrás ciertas cosas para poder seguir al Maestro, pero no todos estuvieron dispuestos a hacerlo.  Por esto, no todos tuvieron la misma recompensa de conectarse con nuestro Señor Jesús y, junto a él, transformar el mundo.
Jesús le hablaba a la multitud con palabras lindas, apacibles, con mucho amor, y les multiplicó panes y peces.  Pero, para con los 12 discípulos, el nivel era otro.  A estos no les multiplicó panes y peces todo el tiempo, sino que les dijo: Tienen que creer conmigo que se van a multiplicar.  Si quieren seguir en pos de mí, y entrar en otra dimensión de vida, tienen que estar dispuestos a hacer lo que yo hice: Dejé a mi Padre.  Jesús nunca exigió lo que él mismo no había hecho.  El tenía derecho a pedir, porque ya lo había hecho primero. 
No es hasta que tomes la verdadera decisión de dejar atrás ciertas cosas, que entonces podrás alcanzar el destino glorioso de Dios para tu vida.  Es importante entender que nunca Dios te pide que dejes algo en el pasado, sin primero dejarte saber que hay algo más grande en tu futuro.   Lo importante es que te atrevas a dejar lo que quiere estancarte en el ayer.  Siempre que Dios nos pide este acto de fe, es porque nos tiene un futuro glorioso.

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