Cuando sabes ir al lugar correcto, y dentro de ti está la palabra correcta, se produce denuedo en tu vida, se produce fuerza, esfuerzo, se produce lo que tú necesites para salir de tu situación.
Los apóstoles, luego de ser liberados, tras pasar una noche encarcelados por predicar el evangelio, fueron a los suyos, comenzaron a confesar toda la palabra que había dentro de ellos, y oraron.
En lugar de estar pensando en tus problemas, deberías estar orando.
Por lo general, ante un problema, la mente se nos va, nos imaginamos lo peor, cuando lo que deberíamos es confesar la palabra, cancelar todo pensamiento negativo en el nombre de Jesús, declarar la palabra sobre esa situación, declarar que tenemos la mente de Cristo, pedir denuedo para enfrentar la situación, declarar que Dios suple conforme a sus riquezas en gloria.
Declara las ventanas de los cielos abiertos sobre tu vida, declara sanidad divina fluyendo a través de todo tu cuerpo, declara el Espíritu Santo de Dios obrando sobre cada uno de tus hijos, ángeles guardando sus vidas en todo momento.
Esto es muy diferente a pensar que te vas a enfermar y morir, que tus hijos se van a perder, que te vas a quedar en la calle, y es que, en los momentos difíciles, el denuedo se produce poniendo tu mente y tus palabras en orden con la palabra de Dios. Cuando oramos, no lo hacemos para que Dios cambie situaciones, sino para que Dios nos cambie a nosotros, en medio de las situaciones. Tú no necesitas la confesión de la palabra para que algo mágico suceda delante de ti; tú necesitas la confesión de la palabra para que se meta dentro de ti y comiencen a suceder los cambios que tienen que suceder.
La oración es una de las cosas que más denuedo levanta dentro de ti, levanta firmeza.
Después de pasar una hora orando por tus finanzas, no hay diablo que te haga creer que tú vas a estar en la calle. Dentro de ti hay una hora que te ha acercado al reino de los cielos, que ha construido murallas delante de ti, que te ha levantado en fe, que ha puesto tu mente en las cosas correctas, que te ha puesto a pensar en las cosas correctas, que ha alineado tu vida de manera tal que ya tú no estás esperando lo peor, sino que estás esperando lo mejor de parte de Dios, estás esperando que se cumpla la palabra de Dios en tu vida, estás esperando la manifestación de la promesa que Dios depositó en tu vida, porque, si Dios lo prometió, él lo va a hacer.
Si Dios prometió prosperidad, Dios lo va a hacer; si él te prometió sanidad, Dios lo va a hacer; si él te prometió la vida de tus hijos, Dios lo va a hacer, pero tú tienes que permitir que Dios deposite en ti denuedo, estando en el lugar correcto, llenándote de la palabra de Dios, y orando las cosas correctas, con la palabra correcta.
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