Las mujeres tienen fuerzas que asombran a los hombres.
Les asombra que ellas, cargan niños, penas y cosas pesadas, sin embargo tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría.
Ellas sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, están contentas y ríen cuando están nerviosas.
Ellas no aceptan un “no” como respuesta cuando están convencidas que hay una solución. Las mujeres escriben una carta de amor a su pareja y saben perdonar. Son inteligentes y saben de su poder, sin embargo saben usar su lado suave cuando quieren conseguir algo.
Las mujeres se alegran o lloran cuando se enteran de un nacimiento o matrimonio. Saben que un abrazo, un beso y un te amo puede sanar un corazón roto. Una mujer puede lograr, que una mañana, una tarde o una noche romántica sean inolvidables.
Las mujeres vienen en todos los tamaños, colores y formas; viven en casas, cuartos, cabañas. Ellas corren, manejan, caminan o usan el e-mail. El corazón de una mujer es lo que hace girar el mundo.
La belleza de la mujer no está en la ropa que lleve, la figura que tenga o la forma en que se peine.
La belleza de una mujer debe verse en sus ojos, a través de ellos, porque es la puerta de su corazón, el lugar donde el amor reside, también se refleja en su alma .Es el cuidado que ella le da a la pasión para estar con el hombre que ama a quien se entrega inocentemente. Es el cuidado que ella le da a su amado cuando esta enfermo o cuando le prepara una taza de te en las noches de invierno.
Dios hizo la Mujer como un regalo viviente. Mirémosla y tratémosla como tal.La belleza de la mujer con el paso de los años crece hasta el infinito.
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Génesis 2:22.
Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Genésis 6:18.
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