Ten paz yo estoy contigo.
Estás seguro en mis manos.
Yo te formé, me perteneces, te entretejí en el vientre de tu madre.
¡No te confundas por las circunstancias!
Yo soy más grande que los problemas y las batallas.
No permitas entrar a tu mente, ideas erróneas, pensamientos equivocados, haciéndote pensar que mi presencia se ha ido de tu lado.
Yo nunca abandono a quien me necesita.
¿Podrías dejar tus situaciones en mis manos?
Hay cosas que tú no puedes hacer, pero en las que yo sí puedo obrar.
Déjame demostrarte que cuando dejas las cosas en mis manos, todo obra para bien.
No ganas nada exasperándote, enfureciéndote y descontrolándote.
Yo mando a callar los vientos, el mar ante mi presencia enmudece.
Aún te preguntas si te escucho y si te quiero.
Y yo te contesto: “Aquí estoy contigo, te amo como no te imaginas”.
Es el momento de soltar tu carga, comienza un nuevo día y con ese equipaje pesado, no lograrás avanzar.
“Ven, entrégame tus cargas, desahógate en oración conmigo”.
No olvides que yo estoy contigo, soy tu pastor y no te abandono.
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