A veces perdemos tiempo valioso de nuestras vidas buscando afuera las cosas que tenemos dentro o cerca de nosotros. Buscamos personas que nos valoren, nos amen y nos entiendan en el exterior, pero dentro del núcleo de nuestra casa, existen seres tan cercanos como nuestros familiares.
La familia no es algo que puedes escoger, pero si hay algo que valoro, amo y por lo que vivo infinitamente agradecida de Dios es por mi familia. Sobre todo mis padres y mi hermana. Son el regalo más bello que Dios me ha dado. Mi sostén en momentos en que los golpes de la vida me han destrozado o en los cuales he querido enloquecer.
Es para mí muy especial esas conversaciones íntimas que a veces tengo con mis padres o mi hermana. Ver una película juntos, salir de compras, compartir en el carro, salir a comer o a pasear.
Cada día que pasa aprecio más cada momento que paso con ellos. Me causa también mucho dolor cuando los hiero o lastimo muchas veces sin proponérmelo. Porque a veces las palabras cargadas de coraje en momentos en que me siento vulnerable, laceran. Pero la familia es algo muy importante. Quien no dedica tiempo a sus seres queridos es un ser incompleto Y te hago una invitación muy especial a ti que sigues mis escritos, para que hagas algo especial por esa gente que amas.
Tal vez hace tiempo no dedicas tiempo para compartir con ellos. Tal vez te has acostumbrado a la rutina de tal modo que has perdido los detalles y no te has percatado de lo bendecido que eres al tenerlos. Es tiempo de que saques tiempo de tu calendario, y sin importar cuan apretada esté tu agenda, saques tiempo para los que verdaderamente importan.
Compartamos siempre un tiempo con la familia es muy valioso el aprendizaje que tenemos con ellos.
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