sábado, 17 de agosto de 2019

Él sostiene

Lucas 19:1-10 “Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Cuando las ansiedades de la vida, las frustraciones del día a día se evalúan bajo la óptica de las consideraciones personales y profesionales tomamos malas decisiones, Zaqueo dijo yo soy rico, soy publicano y bajo de estatura, la gente no me va a dejar ver, sin embargo tengo una necesidad y estoy ansioso de que Dios actúe en mi vida, pero vio su necesidad bajo la óptica de sus complejos, debilidades e incapacidades.
Hasta que pasa Jesús y debió descender porque lo que Él haría, lo haría solamente si descendía ¿Cuántas veces Dios te ha llamado y sólo te atreves a ver desde lejos? Dios no hace nada con gente que se queda sentada en las ramas, Cristo espera, insiste, llama y llama por nombre y apellido, te pide que desciendas porque quiere trabajar contigo, e insiste con su Santo Espíritu, hasta que nos damos cuenta que es buena idea descender de nuestras ramas y permitir que Jesús pase a nuestra casa.
El Espíritu Santo puede llegar a las ramas, alcanzar la altura en la que estás, pero Dios quiere que desciendas, Dios no crea las circunstancias, pero si las utiliza, la Palabra es clara y precisa con lo que ocurre, con los que son ministrados por la presencia del Espíritu Santo, es el fruto de la promesa del Señor, pero para eso debes descender de tu lugar de comodidad.
Cuando el Espíritu Santo viene sobre ti vivifica hasta tu cuerpo mortal, trae sanidad sobre tu vida y restauración sobre tu cuerpo, cuando Cristo le dice a Zaqueo que se baje, la palabra en griego significa que debía rebajarse a los niveles más bajos de su vergüenza para que el Espíritu Santo operara ¿Es este tu momento de descender? Esa comodidad puede ser tu empleo, tu salud, incluso tu propia seguridad, pero casi siempre es el orgullo, Él quiere trabajar contigo y entrar en tu casa.
Zaqueo descendió no solo porque Cristo le aseguró que iba a trabajar con él, sino porque le dijo que era necesario llegar a su casa, el Salvador tiene la necesidad de trabajar en tu casa, pero ¿Aun estás en las ramas? Quiere ir a tu casa, Zaqueo lo único que tuvo que hacer fue descender de prisa, el cristiano que desciende deja que el Espíritu Santo obre, así Él entra en su casa y sus decisiones todas son para seguir y glorificar a Cristo.
Has de tu vida entera un ministerio, de tu paternidad, tu maternidad, tu relación, que cada rol sea un ministerio, no hay tal cosa como un error eterno, tu vida no se puede determinar por tus errores, vive en el caminar del perdón, puedes decidir basándote en Él y no en los hombres, pídele a Dios que te ayude a descender de la rama, no temas ante la humillación porque el mismo Dios que te manda a descender, va a extender su mano de gracia para levantarte, y si te faltan fuerzas para seguir Él te sostiene.

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