La palabra propiciación se utiliza en la Biblia en conexión con el sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados. La Biblia dice claramente que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Jesucristo, el hijo de Dios, vivió una vida sin pecado. Con su muerte pagó la pena por nuestros pecados para que así pudiéramos tener la oportunidad de recibir el regalo de la vida eterna (Juan 3:16; Efesios 2:1-5).
La palabra propiciación aparece en la versión de la Biblia de la Reina Valera de 1960 en tres versículos: Romanos 3:25; 1 Juan 2:2 y 1 Juan 4:10. En cada caso, la palabra se utiliza para expresar la gracia de Dios, que permite que el sacrificio de Jesús sea el medio por el cual nuestros pecados puedan ser perdonados.
Una mirada a los tres versículos
Romanos 3:24-25 hace énfasis en que es por la gracia y paciencia de Dios que nuestros pecados del pasado son perdonados a través de “una propiciación por” la sangre de Cristo —es decir, mediante la expiación provista a través de su sacrificio. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”.
Propiciación también transmite la gracia de Dios, como indica la traducción de la misma palabra en griego “propiciatorio” que vemos en Hebreos 9:5. Ésta se refiere a la tapa del arca del pacto y representa el trono de Dios, que es la fuente de la misericordia (Hebreos 4:16). Vea también Éxodo 25:17-22. La misma palabra griega también se utiliza en Hebreos 2:17, refiriéndose a Cristo como “misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo”.
Una pequeña variación de la misma palabra griega se utiliza en la súplica de un publicano cuando decía, “¡Dios, se propicio a mí, pecador!” (Lucas 18:13).
En 1 Juan 2:1-2, vemos que es por el sacrificio expiatorio (propiciación) de Jesús, que todos los pecados de la humanidad pueden ser cubiertos. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
Aunque la palabra propiciación no es comúnmente parte de nuestro vocabulario, expresa el profundo amor y la gracia de Dios el Padre y Jesucristo ofreciendo un sacrificio que permite que nuestros pecados sean perdonados para que podamos recibir el regalo de la salvación.
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