¿Recuerda cuando era niño?, ¿qué bonita la infancia no? Sin preocupaciones, sin muchos deberes, la vida era menos complicada, todo se lo pedíamos a papá, mamá, abuelos o tíos; existían ocasiones en que no nos querían dar lo que pedíamos ¿Y que hacíamos?, ¿Nos rendíamos?
Por supuesto que no, insistíamos e insistíamos a pesar de la negativa, no nos importaba que nos regañaran, pedíamos una y otra vez hasta lograr cambiar el parecer de aquel a quien le pedíamos eso que tanto anhelábamos, seguramente era tanto la insistencia que nos daban el sí, simplemente para que le dejásemos en paz.
¿Se imagina usted en su edad adulta pidiéndole a su papa o mamá permiso con insistencia o que le compre algo?, lo dudo mucho, es que al crecer nos enseñan a entender que No es No, que ese comportamiento es para niños y no de personas grandes; cosa que es cierto, aunque este aprendizaje suele pasarse por alto cuando el hombre está conquistando a la mujer que le gusta y con quien desea hacerse novio, pero no hablaremos de eso en este momento, eso es harina de otro costal.
Hoy les quiero compartir lo que para mí ha sido un texto que ha cambiado mi manera de orar, creer y pedirle a mi Padre Celestial, que impactó mi vida a tal sentido que me ha hecho retomar a esa insistencia que de niño tenía cuando quería o necesitaba alguna cosa, quizá aquí aplica aquel pasaje que dice:
“…De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos…” Mateo 18:3 (RVR 1960);
he comprendido que sin lugar a duda, a nuestro Padre Celestial hay que muchas veces pedirle como lo hacíamos en nuestra infancia, esto que le comparto no está basado en mis pensamientos, sino en una hermosa parábola que se encuentra en el libro de Lucas capítulo 18 verso 1 al 8.
“…También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar…” Lucas 18:1.
¡Me encanta el preámbulo que el escritor hace a esta parábola! Querido hermano, pedirle a nuestro Padre Celestial, insistentemente, es necesario en nuestras vidas, porque tenemos esa mala costumbre que tenemos como seres adultos, de no solicitar o pedir más de dos veces algo porque no le adularemos a nadie.
Nos volvemos malcriados con Dios sin notarlo, creyendo que debo pedirle una sola vez y ya; esta parábola nos revela en gran manera la relación de Padre e hijo que Dios quiere para con nosotros, así como pedíamos de niños insistiendo constantemente, debemos hacerlo con nuestro Padre , sin importar edad y ante cualquier necesidad.
En este mensaje le compartiré lo que Dios nos habla acerca del Pedir, le hablare de dos cosas que le demostramos a Dios mediante nuestras peticiones, dos cosas en la que nuestro Padre se complace, razón por la cual nuestro Señor Jesucristo nos dejó esta parábola, estas son: Nuestra dependencia de Dios, y Nuestra Fe.
Al finalizar este mensaje estoy convencido que así como Dios transformo mis peticiones y fortaleció mi fe, lo hará con usted.
Mateo 5:3 dice: “…Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos…”, por mucho tiempo se me dificultó este pasaje, a que se refería este versículo, porque dice “…pobre en espíritu…”, traducciones más actuales de este pasaje (realizadas para explicar el sentido bíblico en un lenguaje más actual y cotidiano) dice:
“…Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de Él…” (NTV), ¿se comprende un poco más el texto no?, lo explicaré a la luz de otro pasaje bíblico, Salmos 138:6“…Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos…”
Queridos hermanos, nuestro Dios ama al humilde, a aquellos que reconocen su necesidad de Él y que sin Él nada son, que todo lo que tienen es gracias a Dios y no a sus méritos; el “…autosuficiente” y soberbio tiene su confianza depositada en sí mismo, cree que con sus capacidades y sus fuerzas puede lograr todo lo que se proponga.
Son aquellos que te dicen si crees que lo podrás hacer lo lograras, permítame decirle que una persona con ese pensamiento y espíritu suelen no pedirle nada a nadie porque todo lo pueden, y mucho menos va a llegar a la presencia de Dios a pedirle desde su corazón, presentar rogativa y reconocer que lo que ha logrado es porque el Creador se lo ha dado.
Son personas que creen y depende solo en sí, son personas Altivas, por lo tanto Dios le rechaza. Cuando usted querido hermano tenga necesidad, o desee emprender alguna cosa, reconozca ante Dios su necesidad y dependencia de Él.
De Dios viene la Fe, él no las da, somos salvos por medio de ella y vivimos por medio de ella, pero ¿Cómo demostrar nuestra Fe ante Dios?, ¿acaso Él no lo sabe todo?
Si algo hemos visto es que a Dios le complace que se le demuestre que crees en Él. El Amor es un sentimiento que debe ser demostrado, de igual forma es la fe, muchos casos de actos donde se demuestra la fe existen en las Escrituras, precisamente fueron escritos para que tengamos en cuenta la importancia d esto.
Las peticiones constantes en oración a Dios, es una forma de demostrar que creemos que no importa la circunstancia, no importa que no veamos la respuesta aun, Dios está allí oyendo nuestras oraciones.
Es imposible no recordar a Jacob luchando toda la noche contra el Ángel de Jehová para que este le bendijese, recuerdo a Ana pidiendo con súplicas año tras año para tener un hijo a pesar de su esterilidad, recuerdo la iglesia rogando por que liberaran a Pedro de la cárcel, todos ellos insistían y perseveraban en oración por su necesidad.
En la parábola vemos una clara ilustración que la insistencia da resultados, por eso a veces de niño lográbamos obtener lo que pedíamos sin descanso, por esa razón muchos están casados hoy en día, por esa razón la viuda logro que el juez malvado le hiciera justicia, aun cuando lo hizo porque no toleraba más el fastidio de esta señora. “…¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche?, ¿se tardará en responderles?…” Lucas 18:7
Claro que Dios escucha nuestras suplicas, claro que oye cuando día y noche le clamamos por esa situación, por esa necesidad, por ese milagro; a veces pensamos que Dios no nos oye, o que tarda mucho en responder, pero no es así, Él está viendo tu fe en acción, está viendo tu perseverancia y está preparando su respuesta para tu vida, el responderá según tus peticiones y sus propósitos.
¡No desesperes, no decaigas, no te rindas! Dios te ve orando, Dios te oye suplicando, no desfallezcas, no dudes, él está allí oyéndote, Jesús lo dijo “…Os digo que pronto les hará justicia…”, no es cuando queramos, no es cuando digamos, es pronto, cuando Él determine que es el tiempo correcto de responderte; Mientras que esto sucede, Ora en todo tiempo, insiste, persiste y Dios hará.
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