jueves, 30 de noviembre de 2017
Salmo 39:4
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría" Salmo 90:12... "Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy" Salmo 39:4.
No dejemos que los días transcurran como si no hubiera nada que hacer... Que Dios nos ayude a levantarnos con fuerza, a levantarnos con autoridad, para que el mensaje de Salvación llegue a todos los confines de la tierra.
HazConmigoÉstaOración
Señor, permíteme, en este corto camino que me queda, recuperar el tiempo perdido, dar fruto a ciento por uno. Señor, extiende hasta mí tu misericordia! Sí, Señor, condúceme de la mano, derriba mis pensamientos altivos y negativos, trabaja en mi corazón, hasta que verdaderamente cumpla tu Voluntad.
miércoles, 29 de noviembre de 2017
Voluntad de Dios
1. La biblia es el diccionario de la voluntad de Dios
Allí figura su voluntad. Al estudiar un idioma buscamos en el diccionario las palabras que no conocemos. Yo aprendí ingles en la época de la invasión japonesa. No había profesores, escuelas ni dinero. Mi diccionario se quedo negro de tanto buscar palabras. Ahora hay computadoras, pero en ese tiempo no existían ni en sueños. Pero mirando el diccionario memorice mucho y puedo hablar bien. De igual forma para conocer la voluntad de Dios debemos leer la biblia en todo tiempo. Rom.12: 2. Dice que sean renovados nuestros pensamientos y que veamos cual es la voluntad perfecta, agradable y buena de Dios. Dios tiene un plan para cada uno, y desea que estemos completos en todo. 2° de Tim 3:16 dice que toda la biblia es inspirada por Dios y es útil para instruir, para corregir y para redarguir en justicia. Por eso hay que leer la palabra y meditarla profundamente.
Josue 1; 8 Dice que no se aparte de nuestra boca el libro de a ley y que la obedezcamos porque de esa manera nuestra vida prosperara.
Yo lo hice por 50 años y en verdad mis caminos fueron prosperados. Antes de subir al pulpito pensé: "Y pensar que hace 52 años este campesino vino con las manos vacías a Seúl, pero ¡como me ha prosperado Dios! Donde quiera que vaya tengo donde dormir y que comer. El Salmo 119:105 Dice: "lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. Para eso debemos tenerla cerca. Una vez un hombre fue a inspeccionar una mina abandonada. Llevo una antorcha, pero al llegar al fondo se apago; todo se puso oscuro. Se desespero pensando que iba a morir. Se sentó a orar y le vino una idea. Si hay un túnel es porque hay una salida. Porque si alguien lo cabo debió hacer una salido. Al poco sintió bajo sus pies un camino de hierro. Y aunque por delante era todo oscuro, siguió el camino de hierro y llego a la salida. Por más que estén encerrados en una cueva oscura siempre tenemos el camino de hierro que es la biblia, el problema se resolverá y llegaremos a la salida.
Toda la voluntad de Dios esta escrita en ella. Si confiamos en su palabra y obedecemos, tendremos una vida abundante en salud y prosperados en todas las cosas. Hace 65 años estuvimos dominados por los japoneses por 36 años, pero 100 personas conocieron al Señor. El ingreso per capita era de 68 dólares o sea, éramos mendigos. Ahora hay 12 millones de cristianos y el ingreso es de más de 20 mil dólares. El Salmo 91 dice: Lo libraré por cuanto me ha amado, le pondré en alto por cuanto ha conocido mi nombre. Clamara a mi y le responderé con el estaré en la angustia, lo librare le glorificare, lo daré larga vida y le mostrare mi salvación. Si una persona o una nación quieren vivir bien debe volver al Señor. Dios dice que será cabeza y no cola. Que siempre estará arriba y nunca debajo. Por eso el diablo pelea para que no creamos.
La salvación no es solo para el cielo, la salvación que nos ha dado Dios es asombrosa. Entonces para saber su voluntad también debemos tener la ayuda de un pastor. A veces ocurre que no interpretamos la palabra y los líderes de la iglesia pueden ayudarnos a entender cual es la voluntad de Dios. Rom. 10:17 dice que la fe viene por el oír y el por la palabra de Dios. Al oírla a través de los líderes obtenemos fe. (1Tes. 2:13.) Dios puede hablarnos a través de sus siervos y es bueno tomarlo como la palabra de Dios.
2. La guía del Espíritu Santo.
Todos los días debemos buscar su guía. El aire no se ve, pero no hay nadie que no lo tenga. El Espíritu Santo es espíritu y no lo podemos ver pero El esta siempre con nosotros y nos ayuda en toda situación.
Cuando chocamos con algún problema y necesitamos saber la voluntad de Dios, El nos guía. Efesios 1:11. Somos sus hijos porque El nos Eligio antes de la fundación del mundo. Juan 16:13 dice que el Espíritu de verdad nos guiara en toda la verdad porque no hablara de si mismo y nos mostrara el futuro. El nos ayuda en todo. El pastor ingles llamado el Padre de los huérfanos George Mueller, que recibió respuestas a 50 mil oraciones, dijo; Dependo de la palabra, pero siempre con la ayuda del Espiritu Santo. Sin el podemos quedar confundidos. El siempre nos guía por la palabra. Si confiamos en ella y oramos, El nos guía dándonos paz, fe, esperanza, amor y bondad.
Entonces la desesperación y el negativismo desaparecen. En casos especiales como elegir un trabajo, ir de vacaciones, comprar una casa necesitamos consultar con El. A veces nos habla, al conversar con El o con una voz suave. Hechos 9:39 Pablo oyó la voz de Dios.
Hechos 13:12. Si decidimos recibir su guía y oramos mucho a veces nos habla. Muchas veces nos guía por visiones Mateo 1:20 Aquí el ángel le apareció a José y le dijo que María concebiría un hijo por el Espíritu Santo y se llamaría Jesús. En Mateo 2:12. Dios hablo en sueños.
Hechos 10:36 Un ángel hablo a Cornelio. Hoy en día también nos habla por sueños y visiones. Porque necesitamos su guía. Otras veces nos da inteligencia, sabiduría o sagacidad para hacernos entender su voluntad. Y tenemos mucho más que los que no creen en Dios. 1° de Cor. 2:10 Dice que el Espíritu Santo nos enseña las cosas de Dios. El Espíritu Santo es quien nos hace entender la voluntad de Dios. Filipenses 2:13. También hace realidad nuestros deseos. No estamos solos, le tenemos a El que nos guía y nos ayuda. Entonces debemos reconocerlo, recibirlo, depender de El y orar y nos guiara a través de sueños, visiones, sabiduría o inteligencia. El misionero llamado Taylor buscando un día entre sus libros vio un titulo que lo impresionó, se llamaba: Cristo lo consumo todo. Al verlo se le aclaro algo. "Si Jesús ya lo consumo todo en la cruz no necesito hacer nada mas, ¡solo debo anunciar esto! Fue a China y fue un gran misionero y predicador". El
Espíritu Santo nos da inteligencia y sabiduría. Por eso el cristiano sabe predicar, porque tiene dentro el Espíritu Santo que le da sabiduría inteligencia y sagacidad. También nos guía por las circunstancias que nos rodean. Construí aquí la iglesia porque la que teníamos ya estaba pequeña para tanta gente. El tráfico se paraba y el Intendente me pidió que nos fuéramos de allí. Teníamos poco tiempo allí y no había fondos. Los ancianos vinieron y me dijeron que construyéramos una carpa en la altura de una montaña cercana y nos mudáramos. Pero allí menos tendríamos lugar. No había lugar en la ciudad para nosotros. Ore al Señor fervientemente, No recibí ni sueños, ni visiones ni revelación alguna. Pero vi en el periódico que Yoido seria construida. Todos se opusieron; aun la prensa. El Espíritu Santo me dijo; ¡Se habilita para ti! Los ancianos me dijeron; ¡Ni lo pienses! No tenemos dinero no hay ni caminos, no hay tráficos. Si vamos allí ¡iremos a la ruina! Volví a orar y el Espíritu Santo me dijo: "No los oigas. Haz como yo te digo" Entonces fue a buscar al intendente y le dije: ¿Podríamos ir nosotros allá? El me dijo con una gran sonrisa: ¡Claro! Te doy 100 mil km² me dijo. Si lo hubiera recibido ahora seria una ganga; pero como era cobarde le dije; Solo déme 3 mil Km². Todos se oponían pero ahora todos están contentos. Aquí vienen los domingos 800 mil personas. Ojala hubiese aceptado los 100 km. Así a veces el Señor nos guía por las circunstancias. Si después de orar las puertas están abiertas debemos ir por ese camino. Ahora Corea esta siendo muy bendecida. Entonces debemos marchar con la guía del Espíritu Santo. En 1 o 2 años Corea será uno de los países más adelantados. Así debe ser para que nuestros descendientes posean toda esa bendición.
3. Después de saber su voluntad.
Después de conocerla debemos darle gracias. Fil. 4:5-7. Debemos confiar en El y darle gracias. Isaías 23:1. No debemos juzgarla. Dejar la nuestra porque la suya es la mejor. Salmo 37:5-6. Si le entregamos al Señor nuestros caminos, El se encargara de hacerlo realidad. Josue 1:9. Si vivimos en su voluntad El estará con nosotros en todo lugar. Así que no debemos temer, sino ser esforzados y valientes. En todas partes hallaremos gente que se oponga. Recorrí 115 veces el mundo en los 50 años. Trabaje en los negocios del Señor en Europa, EE.UU, Sud America, y en África. Y siempre hubo alguien que se me opuso. ¡No lo hagas, te iras la ruina, no lo podrás hacer! Pero también hay personas que me son fieles y están dispuestos a morir conmigo por la obra del Señor. Aquí están muchos de ellos. Gracias a Dios por habérmelos enviado.
Porque gracias a ellos pude trabajar estos 50 años. Al conocer la voluntad del Señor veremos que El quiere que nos vaya bien en todo, no solo salvar nuestras almas, sino que El quiere que vivamos en abundancia en la tierra. Quiere que seamos sanos y prosperados, lo he experimentado estos 50 años, no se preocupen, Dios es bueno. Si creen en El les dará la victoria.
Conclusión: Cuando vivimos dependiendo de Dios, parados en su voluntad El nos lleva al éxito.
viernes, 24 de noviembre de 2017
Usa lo que tienes
Siempre que te mantengas viendo lo que no tienes, no usaras lo que sí posees.
La gente está tan pendiente de lo que no tiene, que su cerebro piensa en lo que les falta, usa lo poco que tienes en lugar de quejarte de lo que no tienes y lo vas a lograr.
En el libro de Jueces 6:12 dice: Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas, ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manases, y yo el menor de la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
La Palabra de Dios dice que Gedeón estaba en medio de una crisis, y el ángel del Señor se le apareció y le dijo: varón esforzado, Dios esta contigo. Y él respondió diciendo: sí Dios esta conmigo ¿por qué me esta pasando todo esto y dónde0 están las maravillas que nuestros antepasados nos contaban? En ese momento imagino que Dios quitó al ángel y viendo a los ojos a Gedeón le preguntó por qué no usaba su fuerza en contra de los madianitas, en lugar de usarla en contra de Él, y creo que prosiguió diciéndole que fuera con toda su fuerza y conquistara a los madianitas. Pero Gedeón le respondió: ¿Yo?, Pero si mi familia es pobre y yo soy el menor de mis hermanos.
¿Quién dice que para llegar a ser rico se tiene que nacer así? La mayor parte de gente rica a sido pobre alguna vez. El problema que tienes para llegar a ser rico es que crees que no lo puedes alcanzar, y si piensas así, tu actitud necesita mejorar.
Dios le dijo a Gedeón ve y usa tu fuerza, ataca y lucha con tu fuerza. Dios está a tu favor, no en contra tuya.
¿Cuánta gente hay en nuestros países que siendo inteligentes arriesgan sus vidas para estar en los negocios ilícitos? Si tú eres una de ellas, no te has dado cuenta de lo que llevas dentro de ti, Usa la fuerza, la astucia e inteligencia que tienes para lo puro y lo correcto. Si lo que te interesa es el dinero, hazlo de la manera apropiada y Dios estará contigo y te prosperará.
Algunas personas, en su tiempo de colegio, hacían uno papelitos diminutos, en los que escribían con letra casi microscópica el contenido de una materia, y los usaban para sacarlos en los exámenes cuando no estudiaban. Cuándo escribí uno de esos papelitos me di cuenta de lo inteligente que era, porque cuando termino de hacerlo ya me sabía todo. Porque teniendo inteligencia para hacer todo eso, no la usas para estudiar bien.
En la guerra murió mucha gente sin querer. La gente miraba una sombra y la mataban. Hubo gente que llego a despertar a alguien a la trinchera, y el otro atribulado le ensartaba la bayoneta a su propio amigo. ¿Cuántas virtudes estamos usando en mala manera? Haz buenos negocios con la inteligencia que tienes, en lugar de estar estafando gente. La peor manera de hacer negocios en las personas es cuando llegan y se presentan diciendo que son cristianos. No te van a dar un trabajo por ser cristiano, sino por tu capacidad. Además, sí quedas mal, blasfemias el nombre de Dios. No hagas eso, preséntate diciendo lo que usted es capaz de hacer. Si te presentas como cristiano es para orar, no para pedir trabajo. No te dejes engañar por una persona que es así. Si alguien se te parece haciendo eso es un ladrón. ¿Cuánta gente ha hecho negocios usando el nombre de Dios? No uses el nombre de Dios para hacer esas cosas. Has negocios para Dios, pero no manosees el nombre de Dios para presentarte. Has un buen trabajo y cuando te feliciten di: Le cuento que soy un hijo de Dios y por eso trabajo así.
Todo el tiempo estamos viendo que no tenemos en lugar de ver lo que sí tenemos. ¿Cómo va a salir adelante una persona que esta sentado viendo que va a hacer Dios? Dios es quién esta sentado esperando ver que harás. La Palabra de Dios dice que en Dios haremos proezas, pero somos nosotros quienes debemos hacerlas. Si quieres salir adelante en la vida, deja de ver lo que no tienes y pon a producir lo que sí tienes.
Mucha gente de Latinoamérica se va ilegalmente a Estados Unidos, Canadá y Europa. Cada una de ellas deben pagar 5 mil dólares o más a una persona llamada coyote para que les pase la frontera. Esta gente, consigue el dinero, los tiene en la mano y dice que debe irse porque en su país no hay trabajo. Se arriesgan a morir en un contenedor, pero se van. Consiguen un trabajo y se van, en lugar de invertir en un negocio propio, trabajar y producir en su país.
Siempre que te mantengas viendo lo que no tienes, no usaras lo que sí posees. La gente está tan pendiente de lo que no tiene, que su cerebro piensa en lo que les falta, sus ideas ni siquiera fluyen para usar lo que sí tienen. Cuando hacen sus primeros 100 quetzales dicen, ya tengo aunque sea para una camisita. No sea así ahórrelo y llegue a ser millonario, pero si tiene 300 dice vamos a los toboganes a descansar en este arduo trabajo, para divagar mi mente de estos problemas.
Proponte como hacer que lo que tienes produzca esta semana. Te aseguro que podrás ver que Dios si dejo en ti el poder de hacer riquezas. No te gastes esos 100 que ya tienes, has que produzcan 20 sobre ellos. Si ya conseguiste 5 mil dólares para irte, no te vayas, ya tienes el recurso.
Muchas personas cuentan con un problema, tienen el recurso, pero no la mentalidad. Los limites no están en lo físico. En esta iglesia sordomudos anunciaron su encuentro y lo están llevando a cabo. Lograron juntar 33 sordos y los están ministrando. Existe un joven que ciego escaló y llegó a la cima del Monte Everest Las limitaciones no están en lo físico. Están en la mente. La diferencia es que miras las limitaciones en lugar de ver las posibilidades.
No temas a usar el poder del pensamiento. Dios nos dio la inteligencia para usarla. La gente dice que ese es humanismo, pero Dios es humanista porque hizo al ser humano. Las iglesias están llenas de gente que gritan Gloria a Dios, peor no solo lo digas, has obras que lo demuestren.
Un día Jesús dijo a sus discípulos que dieran de comer a la multitud que estaba con Él. Entonces ellos le preguntaron si conseguían 200 denarios para darle de comer a la gente; y empezaron a ver lo que no poseían diciendo que no tenían dinero. Entonces el Señor les preguntó que tenían. Uno de ellos dijo que un niño tenía cinco panes y dos peces. Entonces Jesús les envió llevárselos para bendecidlos, estos se multiplicaron. Alcanzó para darle de comer a toda la gente y también sobro. (Marcos 6>34-44) ¿Por qué no miras lo que tienes y empiezas a bendecidlo para que produzcas algo más? El secreto no esta en hacer cosas grandes, esta convertir algo pequeño en grande. Pídele al Señor que te ayude en convertir lo pequeño en algo grande.
Los discípulos de Jesús estaban enfocados en lo que debían hacer. Su mente estaba en otro lado. Y el Señor los desafió preguntándoles que tenían. Esta semana me preguntaron que haría si te llegara a quedarme sin nada y lo único que tuviera fuera una pluma. Yo pensé que me volvería escritor. No veas lo que no tienes, mira lo que puedes hacer con lo que sí tienes.
En marcos 8:17 dice: ...¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón?¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis? Cuándo partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis? Dios se le acercó. El Señor les estaba diciendo: ¿Acaso no se recuerdan cuando solo tenia 5 panes y 2 peces, no nos sobro después de haber lo multiplicado? No entienden que con algo pequeño se puede lograr algo grande un día. Duros de corazón no lo hacen porque no lo creen. Con algo pequeño se puede hacer algo muy grande.
Date una oportunidad. Toma un billete de 100 y has que produzcan 20 sobre ellos. Dios le habló a Moisés diciendo: ¿que tienes en la mano? Con esa vara abre el mar. David tenía una onda en sus manos y derribo gigantes. Eliseo golpeó el río con un manto. Y una viuda endeudada llegó con Eliseo a pedir ayuda por que le quieran quitar a sus hijos como pago de la deuda, y el profeta le pregunto: ¿Qué tienes? Ella respondió que aceite. Él le dijo: Ve y presta vasijas y llénalas y véndelas.
¿Que tienes?. Puedes mejorar tu empresa, tu profesión y él puesto que tienes. Pero debes cambiar tu actitud. Moisés tenia un palo, David una honda, y Eliseo un trapo, pero creían que Dios estaba con ellos. Estas personas tenían menos que nosotros y lo lograron.
Mírame, mido 1.69, mi voz no es de un predicador, no sabía leer en voz alta. Vengo de un hogar separado. Soy hijo único y estudie becado. Si yo he podido tu también puedes. Tienes más de lo que yo un día tuve. La diferencia es que hay gente sentada esperando que Dios haga algo, y otros están haciendo algo para Dios. Si habemos personas que hemos podido, tú también puedes. Usa lo poco que tienes en lugar de quejarte de lo que no tienes y lo vas a lograr.
Piensa en lo mucho o poco que tienes y pregúntate si es justo no poner a producir eso. ¿Crees que lo que tienes es de Dios? Si crees que es de Dios, por qué no crees que Dios lo va a multiplicar. Si de verdad crees que es del Señor, toma la responsabilidad y hazlo producir para Él.
El éxito consiste en tomar aquello que aún no tienes y se te esta ofreciendo. Hay una cosa que seguramente necesitas y no la tienes, es la vida eterna y la salvación. Jesús esta aquí para perdonarte y darte la vida eterna.
Recibe ese regalo poderoso. Si quieres recibir a Jesús haz esta oración: Señor Jesús, reconozco que eres mi Señor y mi salvador, Perdona mis pecados y dame la vida eterna. Gracias por perdonarme y por salvarme. Amén.
jueves, 23 de noviembre de 2017
Oración eficaz
DIEZ LLAVES DE LA ORACIÓN EFICAZ:
1. ORAR PIDIENDO, BUSCANDO Y LLAMANDO.
"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá [...]
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará cosas buenas a
los que le piden?"
Mateo 7:7-8, 11
2. ORAR CON FE.
"Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis
y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán
concedidas".
Marcos 11:24
3. ORAR EN SECRETO.
"Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando
hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en
secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará"
Mateo 6:6
4. ORAR DE ACUERDO A LA VOLUNTAD DE DIOS..
"Y esta es la confianza que tenemos delante de
Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su
voluntad, El nos oye"
1 Juan 5:14
5. ORAR EN EL NOMBRE DE JESÚS.
"Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré"
Juan 14:13-14
6. ORAR JUNTO CON OTROS CREYENTES.
"Además os digo, que si dos de vosotros se
ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que
pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi
Padre que está en los cielos.
Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
Mateo 18:19-20
7. ORAR CON AYUNO.
"Después que les designaron ancianos en
cada iglesia, habiendo orado con ayunos,
los encomendaron al Señor en quien habían
creído"
Hechos 14:23
8. ORAR CON UNA VIDA DE OBEDIENCIA.
"Amados, si nuestro corazón no nos condena,
confianza tenemos delante de Dios; y todo lo
que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos
sus mandamientos y hacemos las cosas que son
agradables delante de Él".
1 Juan 3:21-22
9. ORAR PERMANECIENDO EN CRISTO Y EN SU PALABRA.
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho".
Juan 15:7
10. ORAR DELEITÁNDOSE EN EL SEÑOR.
"Pon tu delicia en el Señor,y Él te dará las peticiones
de tu corazón".
Salmo 37:4
1. ORAR PIDIENDO, BUSCANDO Y LLAMANDO.
"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá [...]
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará cosas buenas a
los que le piden?"
Mateo 7:7-8, 11
2. ORAR CON FE.
"Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis
y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán
concedidas".
Marcos 11:24
3. ORAR EN SECRETO.
"Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando
hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en
secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará"
Mateo 6:6
4. ORAR DE ACUERDO A LA VOLUNTAD DE DIOS..
"Y esta es la confianza que tenemos delante de
Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su
voluntad, El nos oye"
1 Juan 5:14
5. ORAR EN EL NOMBRE DE JESÚS.
"Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré"
Juan 14:13-14
6. ORAR JUNTO CON OTROS CREYENTES.
"Además os digo, que si dos de vosotros se
ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que
pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi
Padre que está en los cielos.
Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
Mateo 18:19-20
7. ORAR CON AYUNO.
"Después que les designaron ancianos en
cada iglesia, habiendo orado con ayunos,
los encomendaron al Señor en quien habían
creído"
Hechos 14:23
8. ORAR CON UNA VIDA DE OBEDIENCIA.
"Amados, si nuestro corazón no nos condena,
confianza tenemos delante de Dios; y todo lo
que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos
sus mandamientos y hacemos las cosas que son
agradables delante de Él".
1 Juan 3:21-22
9. ORAR PERMANECIENDO EN CRISTO Y EN SU PALABRA.
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho".
Juan 15:7
10. ORAR DELEITÁNDOSE EN EL SEÑOR.
"Pon tu delicia en el Señor,y Él te dará las peticiones
de tu corazón".
Salmo 37:4
miércoles, 22 de noviembre de 2017
Fortaleza
Hay ciertas tormentas en la vida de la persona que contribuyen a que la actitud se estrelle. Estas tres tormentas que trato son predominantemente internas, no externas. Son parte de nosotros y deben ser tratadas constructivamente para que traigan paz y produzcan una actitud sana.
El temor al fracaso
La primera tormenta interna es: el temor al fracaso.
Hemos tenido muchas maneras de enfrentarnos con eso. Algunas personas son tan determinantes que dicen: «Si no tienes éxito la primera vez, destruye toda evidencia de que lo intentaste».
Fracaso: Lo escondemos, lo negamos, lo tememos, lo desconocemos, y lo odiamos.
Hacemos todo menos aceptarlo. Por aceptación no quiero decir resignación y apatía. Quiero decir entendimiento que el fracaso es un paso necesario hacia el éxito. El hombre que nunca cometió una equivocación nunca hizo nada.
Me gusta leer las vidas de los grandes hombres. Una realidad constante en todos es que experimentaron fracasos. En efecto, la mayoría de ellos comenzaron siendo fracasando.
Cuando el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.
Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presentó su solicitud para aprender canto, el maestro le dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.
Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intentó hablar en el Parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: «Aunque ahora me siente, vendrá el tiempo en el que me oirán».
Henry Ford olvidó poner una marcha de reversa en su primer carro. Thomas Edison gastó dos millones de dólares en una invención que demostró ser de poco valor.
Muy pocos lo hicieron bien la primera vez. Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito. La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez en que no se fracasa es cuando se hace algo y da resultado. Podemos y debemos «caer» e irnos de bruces hacia el éxito.
Aceptar el fracaso en el sentido positivo, es algo efectivo cuando usted cree que el derecho a fracasar es tan importante como el derecho a triunfar. La mayoría de las personas rara vez valoran su buena salud, hasta que se enferman. El experimentar los problemas nos da un gozo más grande en nuestro progreso si aceptamos el fracaso como un proceso importante para llegar a nuestra meta.
Es imposible triunfar sin sufrir. Si tiene éxito y no ha sufrido, es que alguien ha sufrido por usted; y si está sufriendo sin tener éxito, tal vez alguien tendrá éxito por usted. Pero no hay éxito sin sufrimiento.
Unos años atrás, hablando en Dallas, hice una encuesta entre líderes de iglesias, preguntándoles: «¿Qué es lo que les impide hacer una gran obra para Dios? La respuesta general fue: «El temor al fracaso». Inmediatamente les hablé sobre el fracaso. Mi mensaje de clausura en una conferencia donde los pastores habían visto y oído historias de éxito, fue sobre: «fallas, fracasos y meteduras de pata». Todo el contenido de ese discurso de cuarenta y cinco minutos consistió en un relato de todos mis programas que habían fracasado. La audiencia rió histéricamente mientras confesaba abiertamente mis muchas equivocaciones. ¿Por qué? Había reconocido el fracaso y les había dado permiso para hacer lo mismo.
Reuben Welch, autor de En verdad nos necesitamos el uno al otro, dijo simplemente nos preocupamos de sobrevivir y conservar el status quo, defendemos una reputación que reprime el progreso y llega a ser autolimitante. Después de oír ese mensaje hice una placa que decía: «No tengo que sobrevivir solamente».
Nuestro Señor no sólo enseñó esta verdad sino que también la demostró. Dijo que morir, no vivir, era la clave para la efectividad (véase Jn 15.13). Demostró esta verdad en el Calvario. Se convirtió en un ejemplo visible de sus palabras. Ciertamente el «síndrome de supervivencia» no era parte de la vida de Jesús.
El apóstol Pablo lo entendió en su vida (véase Gl 2.20).
Tertuliano, un apologista del segundo siglo, se refirió al asunto de sobrevivir, durante los primeros años de la historia de la iglesia. Algunos cristianos hacían ídolos como profesión. Cuando habló con ellos le dijeron: «Debemos vivir». Tertuliano les devolvió la pregunta: «¿Deben ustedes vivir?» ¿Cuál era su punto de vista? Que es más importante obedecer a Dios que preocuparse de sobrevivir.
Tal vez las palabras de William Arthur Word nos animarán a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvide sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades.
Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones. Olvide sus propios logros, pero recuerde su
deuda con los demás. Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones... olvídese de la
grandeza.
Corra el riesgo. Trepe y súbase a la rama donde está el fruto. Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por qué no reciben el fruto de la vida. Muchos líderes potenciales nunca lo logran porque se quedan atrás y dejan que otro corra el riesgo. Muchos receptores po-tenciales nunca recibieron nada porque no dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron. Santiago nos dice: «No tenemos porque no pedimos». En realidad no pedimos porque tememos el rechazo. Por eso no corremos el riesgo.
Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse.
Demostrar sus sentimientos es correr el riesgo de demostrar su verdadero yo. Poner sus ideas, sus sueños, delante de la gente es correr el riesgo de perderlos. Amar es correr el riesgo de no ser amado. Vivir es correr el riesgo de morir. Esperar es correr el riesgo de desesperar.
Tratar es correr el riesgo de fracasar.
Se tiene que correr el riesgo, porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada no hace nada, no tiene nada y no es nada. Puede evitar sufrimiento y dolor, pero no puede aprender, crecer, sentir, cambiar, amar, vivir. Encadenado por estas certezas, es esclavo, ha perdido su libertad.
El temor al fracaso se aferra de aquellos que se toman demasiado en serio. Mientras crecemos, pasamos mucho tiempo preocupándonos de lo que el mundo piensa de nosotros. Cuando llegamos a la madurez nos damos cuenta que el mundo ni se fijó en nosotros todo el tiempo que nos preocupamos. Hasta que aceptemos que el futuro del mundo no depende de nuestras decisiones, no olvidaremos las equivocaciones pasadas.
La actitud es el factor determinante respecto a si nuestros fracasos nos edifican o nos aplastan. La persistencia de una persona que se topa con un fracaso es una señal de una actitud saludable. ¡Los ganadores no renuncian! El fracaso se vuelve devastador y hace que nuestra actitud se estrelle, cuando renunciamos. Aceptar el fracaso como final es ser finalmente un fracasao.
Nada en el mundo puede tomar el lugar de la persistencia. No lo hará el talento; nada en el mundo es más común que hombres de talento sin éxito. El genio no lo hará; el mundo está lleno de ruinas educadas. Solamente la per-sistencia y la determinación son «omnipotentes».
Una clave para fortalecerse en tiempos de fracaso es mirar a nuestro Creador y nuestro principal motivador.
Cuando parece que he fracasado...
Señor, ¿quieres decirme algo?
Porque...
El fracaso no significa que soy un fracasado; significa que todavía no he triunfado.
El fracaso no significa que no he logrado nada; significa que he aprendido algo.
El fracaso no significa que he sido un tonto; significa que tuve suficiente fe para experimentar.
El fracaso no significa que he sido desgraciado; significa que me atreví a probar.
El fracaso no significa que no lo tengo; significa que lo tengo de una manera diferente.
El fracaso no significa que soy inferior; significa que no soy perfecto.
El fracaso no significa que he desperdiciado mi tiempo; significa que tengo una excusa para comenzar otra vez.
El fracaso no significa que debo darme por vencido; significa que debo tratar con más ahínco.
El fracaso no significa que nunca lo haré; significa que necesito más paciencia.
El fracaso no significa que me has abandonado; significa que debes tener una mejor idea para mí. Amén.
El miedo al desaliento
La segunda tormenta dentro de nosotros que puede provocar que nuestra actitud se estrelle es el miedo al desaliento.
Elías es uno de mis personajes favoritos de la Biblia. Nunca un hombre de Dios tuvo un momento de mayor alegría que el que tuvo él en el Monte Carmelo. Persistencia, fe, poder, obediencia y oración efectiva caracterizaron a Elías cuando estaba frente a los adoradores de Baal. Pero esa victoria de 1 Reyes 18 fue seguida por el desaliento de 1 Reyes 19. Su actitud cambió de persistencia delante de Dios a inculpamiento a Dios por sus problemas. El temor reemplazó a la fe.
El poder desapareció frente a la lástima y la desobediencia reemplazó a la obediencia. ¡Cuán rápidamente cambian las cosas! ¿Le parece esto familiar?
Cuatro pensamientos sobre el desaliento:
Lea l Reyes 19 y descúbralos:
Primero, el desaliento lastima nuestra imagen (v. 4).
El desaliento nos hace vernos menos de lo que somos. Esto llega a ser más grave cuando nos damos cuenta de que no podemos actuar de una manera incongruente con la forma en que nos vemos a nosotros mismos.
Segundo, el desaliento nos hace evadir nuestras responsabilidades (v. 9).
Los elías de la vida se forman en los montes carmelos no en las cuevas. La fe nos hace ministrar. El temor nos trae solamente miseria.
Tercero, el desaliento nos hace culpar a otros por nuestros apuros (v. 10).
Cuarto, el desaliento empaña los hechos (v. 18).
De uno a siete mil. No hay duda: El desaliento había significado un número en este gran profeta. Y si eso sucede a los grandes hombres, ¿qué podemos pensar de nosotros? El desaliento es contagioso.
Todos estamos sujetos a las corrientes de desaliento que pueden arrastrarnos hasta una zona peligrosa. Si conocemos las causas del desaliento, podemos evitarlo con más facilidad.
El desaliento viene cuando nosotros:
Sentimos que la oportunidad de triunfar se ha ido. La prueba del carácter es ver qué es lo que lo puede detener.
Nos volvemos egoístas. Por lo general, las personas desalentadas piensan mucho en una sola cosa: en ellos mismos.
No tenemos éxito en nuestros intentos de hacer algo.
Carecemos de propósito y planificación.
Otra caraterística del desaliento es la inactividad. Rara vez ve usted a una persona desalentada corriendo y tratando de ayudar a otros. Cuando usted está desalentado tiende a apartarse. Muchas veces el desaliento viene luego de una victoria. Ese fue el caso de Elías. Tal vez necesitaba otro monte Carmelo para levantar su espíritu.
Cuando carecemos de propósito carecemos de realización.
La vida de Thomas Edison estaba llena de propósito. Cuando hablaba de su éxito, decía:
Los factores más importantes de la invención pueden ser descritos en pocas palabras. (1) Conocimiento definido de lo que deseamos lograr. (2) Fijación de la mente en ese propósito, con persistencia para buscar lo que se persigue, utilizar lo que se sabe y lo que se puede recibir de los demás. (3) Perseverancia en probar, sin importar las veces que haya fallado. (4) Rechazo a la influencia de los que han tratado lo mismo, sin éxito. (5) Obsesión con la idea de que la solución al problema está en alguna parte, y se encontrará.
Cuando un hombre predispone su mente para resolver cualquier problema, puede, al principio, toparse con grandes dificultades, pero si continúa buscando, con toda seguridad encontrará alguna clase de solución. La desventaja en la mayoría de las personas, es que desisten antes de comenzar.
Pasos para salir del desaliento:
Quizás ahora mismo usted se sienta totalmente desalentado, creyendo que es muy poco lo que puede hacer para vencer los sentimientos de frustración e inutilidad. Pero hay algunos pasos que puede dar para salir de esa postración.
a. Acción positiva
Enfrente el problema. Cuando se sienta desalentado, actúe. Nada nos libra del desaliento más rápidamente que dar pasos positivos hacia la solución del problema.
Cuenta un poeta que caminando en su jardín vio un nido de pájaro en el suelo. La tormenta había sacudido el árbol y desbaratado el nido. Mientras musitaba triste sobre la destrucción del hogar del pajarito, levantó la vista y lo vio haciendo uno nuevo en las ramas.
b. Pensamiento positivo
Hace poco leía una breve pero estimulante biografía de Thomas Edison escrita por su hijo. ¡Qué personaje tan sorprendente! Gracias a su genio disfrutamos del micrófono, el fonógrafo, la luz incandescente, la batería de placas, las películas habla-das y más de mil otras invenciones. Pero tras todo eso había un hombre que rehusaba desanimarse. Su optimismo contagioso influyó en todos cuantos lo rodeaban.
Su hijo recuerda una fría noche de diciembre en 1914. Experimentos infructuosos con la batería de placas alcalinas de hierro y níquel, un proyecto en el que trabajó diez años, habían puesto a Edison en la cuerda floja, económicamente. Estaba solvente sólo por las ganancias provenientes de la producción de películas y discos.
En esa noche de diciembre, el grito de «¡fuego!» se escuchó por toda la planta. El fuego había brotado en el cuarto de películas. En pocos minutos, todos los componentes almacenados, celuloide para discos y películas y otros artículos inflamables, ardían. Acudieron compañías de bomberos de ocho pueblos cercanos, pero el calor era tan intenso y la presión del agua tan baja que los intentos por dominar las llamas fueron inútiles. Todo se destruyó.
Al no encontrar a su padre el hijo se preocupó. ¿Estaba a salvo? Con todos sus bienes destruidos, ¿cómo estaba su espíritu? Entonces vio a su padre que corría hacia él.
«¿Dónde está mamá?», gritó el inventor. «¡Búscala, hijo!, ¡dile que venga y reúna a todos los amigos! ¡Nunca más verán un incendio como este!»
En la madrugada, mucho antes del amanecer, con el fuego ya bajo control, Edison reunió a sus empleados y les hizo un anuncio increíble:
«¡Reconstruiremos!»
Dirigiéndose a uno de sus hombres, le dijo que alquilara toda la maquinaria que encontrara en el área. A otro le dijo que consiguiera una grúa. Luego, como se le ocurriera de pronto, añadió: «Oh, a propósito, ¿alguno de ustedes sabe dónde podemos conseguir dinero?»
Más tarde, explicó: «Siempre pode-mos sacar ventaja de un desastre. Lo que ha pasado es que limpiamos un poco de cosas viejas. Ahora construiremos algo más grande y mejor sobre las ruinas». Después de un momento, bostezó, enrolló su saco para que le sirviera de almohada, se acurrucó sobre una mesa e inmediatamente se quedó dormido.
c. Ejemplo positivo
Sucedió en Asia del suroeste en el siglo XIV. El ejército del conquistador asiático, emperador Tamerlane (descen-diente del Gengis Khan), había sido derrotado y dispersado por un poderoso enemigo. El mismo Tamerlane estaba escondido en un pesebre abandonado mientras las tropas enemigas recorrían la comarca.
Estando allí, desesperado y vencido, Tamerlane observó a una hormiga tratando de llevar un grano de maíz por una pared perpendicular. El grano era más grande que la hormiga. El emperador contó sesenta y nueve intentos de la hormiga por llevar el granito. Sesenta y nueve veces se le cayó, pero en la número setenta logró empujar el maíz por la pared.
Tamerlane se puso de pie de un salto y gritó. ¡Él también triunfaría al fin! Y así fue. Reorganizó sus fuerzas y puso al enemigo en fuga.
d. Persistencia positiva
Dos sapos cayeron en una lata de crema —por lo menos así me lo contaron. Los lados de la lata eran altos y resbalosos, la crema era profunda y fría. «Oh, ¿qué voy a hacer?», —dijo el número uno, «¡es el destino —no hay quién me ayude— adiós amigo, adiós mundo cruel!» Y aún llorando, se hundió. Pero el número dos, de naturaleza más recia, chapoteó de sorpresa, y limpiándose la crema de la cara y secándose la crema de los ojos, dijo: «Por lo menos nadaré un poco». —O, así me lo han contado— «No significará nada para el mundo si un sapo más muere ahogado». Una o dos horas pataleó y nadó. Nunca se detuvo para lamentarse, sino que pataleó y nadó, y nadó y pataleó, hasta que salió arrastrándose por la mantequilla.
-Autor desconocido
Demasiadas veces nos desanimamos y aceptamos la derrota:
Abraham falló en una hora de emergencia, y en su debilidad dejó que un rey pensara que Sara, su esposa, era su hermana. Jacob engañó a su hermano y le quitó los derechos de primogenitura. Moisés perdió, por su impaciencia, el derecho de entrar en la tierra prometida. Y David, el hombre «según el corazón de Dios», manchó su nombre con adulterio y asesinato. Elías también estuvo trastornado y oró pidiendo su muerte.
Pero —y esto es lo más importante de todo— todos estos hombres, después de estas tragedias, siguieron adelante y ganaron grandes victorias.
¿Ha sufrido derrota o desaliento últimamente? Depende de usted decidir cómo tratará las derrotas de la vida. Ningún hombre va por la vida sin encontrar derrotas de vez en cuando. Cuando eso le suceda a usted, ¡no desmaye! El misionero E. Stanley Jones decía que había adoptado este lema para su vida: «Cuando la vida te dé una patada, ¡que esa patada te lance hacia adelante!» ¡Una solución sabia! Cualquiera puede comenzar, pero solamente alguien de buena estirpe puede terminar.
Hace mucho tiempo, Harold Sherman escribió un libro titulado Cómo convertir el fracaso en éxito, en el que da un «Código de persistencia». Si usted se da por vencido muy fácilmente escriba lo que está a continuación y léalo a diario:
Nunca me daré por vencido mien-tras sepa que tengo la razón.
Creo que todas las cosas obrarán a mi favor si me sostengo hasta el final.
Tendré ánimo y no desmayaré frente a las probabilidades.
No permitiré que nadie me intimide ni me separe de mis metas.
Lucharé para vencer todos los impe-dimentos físicos y las contrariedades.
Trataré una y otra vez, y todavía una vez más para realizar lo que quiero.
Obtendré fe y fortaleza al saber que todos los hombres y mujeres con éxito lucharon contra la derrota y la adversidad.
Nunca me rendiré al desaliento o la desesperación no importa con qué obstáculos aparentes me enfrente.
La contención del pecado
La tercera tormenta que sopla dentro de nosotros y hace perder la altura a nuestra actitud hasta que se estrella es: la contención del pecado. Pablo nos escribe sobre el conflicto de dos naturalezas dentro de él (Ro 7.15-25). Una dice: «Haz lo bueno», mientras la otra le arrastra hacia abajo.
Un cristiano recién convertido me contaba la frustración que sentía por no hacer siempre lo que era correcto y lo que él quería hacer.
Este hombre disciplinado me preguntó: «Pastor, ¿entiende cómo me siento?» Le dije: «Sí, Pablo se sentía igual». Busqué Romanos 7 y leí. Me interrumpió y me preguntó: «¿Dónde está ese pasaje? Necesito leerlo de nuevo».
Espero que haya leído también Romanos 8 donde Pablo habla de liberación. «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (v. 1).
El Salmo 51 es conocido como la oración de David pidiendo perdón después de haber participado del pecado de adulterio y asesinato. En el Salmo 32, David deja constancia de cómo se sintió durante el tiempo en que trató de encubrir su pecado: «Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día» (v. 3) Durante un año trató de vivir con una mala conciencia y una actitud caída. Finalmente, después de la confrontación con el profeta Natán, David oró a Dios pidiendo perdón (Sal 51.1, 2).
Es perdonado cuando acepta su culpa, reconoce su pecado y no culpa a Dios (vv. 3, 4).
Recibir perdón es una cosa; vencer el pecado es otra. David clama pidiendo poder purificador en los versículos 5 al 13. Su oración revela que hay ocho pasos para esa liberación, y para obtener poder para vencer el pecado.
Susana Wesley, madre de Juan y Carlos, dijo esta impactante verdad: «Lo que quiera que debilite tu razón, endurezca la sensibilidad de tu conciencia, oscurezca tu sentido de Dios, o te quite el gusto por las cosas espirituales, es pecado».
Tu actitud comienza a vacilar cuando el pecado entra en tu vida. Una naturaleza mezquina, dura y carnal nos invade, como resultado del pecado. Al principio es atractivo, luego aterrador; al principio es fascinante, luego alienante; al principio engaña, luego condena; promete vida y produce muerte; es lo más desilusionante del mundo.
Entender el problema es un buen primer paso para corregir tu perspectiva. Si tu actitud está en peligro de estrellarse, revisa los indicadores internos. Ve si temes al fracaso, o al desaliento o a contender con el pecado.
Tu actitud comienza a vacilar cuando el pecado entra en tu vida. Una naturaleza mezquina, dura y carnal nos invade, como resultado del pecado. Al principio es atractivo, luego aterrador; al principio es fascinante, luego alienante; al principio engaña, luego condena; promete vida y produce muerte; es lo más desilusionante del mundo.
Entender el problema es un buen primer paso para corregir tu perspectiva. Si tu actitud está en peligro de estrellarse, revisa los indicadores internos. Ve si temes al fracaso, o al desaliento o a contender con el pecado.
martes, 21 de noviembre de 2017
Bendición del Señor
Quisiera compartir acerca del hecho de que toda la obra cristiana depende de la bendición de Dios. Podemos ser fieles y diligentes, y aun así no ver ni la bendición ni el fruto de nuestra labor. Podemos usar nuestra fe creyendo que verdaderamente Dios puede hacer algo, e incluso orar para que El obre, pero si El no nos bendice, todo será en vano. Todos los que servimos al Señor, anhelamos la bendición de Dios, porque si El no nos bendice, nuestra fidelidad, diligencia, fe y oraciones son inútiles. La bendición de Dios produce fruto aun cuando aparentemente estemos equivocados o sin esperanzas. Por lo tanto, todas las dificultades se suscitan cuando falta la bendición de Dios.
Quisiera que viésemos el caso de la multiplicación de los cinco panes (Mr. 6:35-44; 8:1-9) en relación con la bendición de Dios. La alimentación que podamos dar a otros no depende de la cantidad de panes que tengamos, sino de la bendición de Dios. Si tuviéramos más de cien panes, no serían suficientes para alimentar a cuatro o cinco mil personas, porque este asunto no depende de los recursos disponibles. Tenemos que darnos cuenta de que no se trata de cuánto podamos sacar de nuestro depósito, ni de cuán grande sea nuestro don, ni tampoco de cuánto poder tengamos. Llegará el día cuando diremos: "Señor, todo depende de Tu bendición". Esto es muy importante. ¿Cuánta bendición nos ha dado el Señor? No importa cuántos panes haya, porque en realidad es la bendición del Señor la que alimenta y da vida.
Hay un asunto que inquieta mi corazón: ¿Apreciamos realmente la bendición de Dios? Esta es una pregunta básica relacionada con la obra. Quizás ahora ni siquiera tengamos cinco panes, a pesar de que la necesidad actual posiblemente sea mayor que la de las cuatro o cinco mil personas. Temo que nosotros tengamos menos reserva ahora que la que tenían los apóstoles, a pesar de que la necesidad de hoy es mucho mayor que la que había en aquel tiempo.
El día llegará cuando se hará manifiesto que nuestro propio depósito, nuestra fuente, nuestro poder, nuestra labor y nuestra fidelidad son inútiles. Hermanos, el futuro nos depara mucho desánimo si no vemos que solos no podemos hacer nada.
Debemos observar que en los evangelios el Señor Jesús primero alimentó a cinco mil personas y luego a cuatro mil. ¿Por qué hace El estos dos milagros tan similares? Esto se debe a que esta lección no es fácil de aprender. Muchas personas, en lugar de mirar la bendición de Dios, miran los panes que tienen en sus manos. Lamentablemente, los panes que tenemos en nuestras manos son muy pocos. Aún así, seguimos dependiendo de ellos, y esto hace que la obra se vuelva pesada y difícil de realizar. Me consuelan las palabras que un hermano dijo hace cien años: "Cuando el Señor desea hacer un milagro pequeño, me pone en una situación difícil; pero cuando quiere hacer un gran milagro, me pone en una situación imposible". Nuestra situación es difícil, incluso imposible. Muchas veces es verdaderamente difícil y nosotros, como el niño de la parábola, sólo tenemos unos pocos panes. Lo único que nos queda por hacer es esperar que suceda un milagro, y ese milagro consiste en que el propio Señor tome los panes y los bendiga.
Hermanos, los milagros se originan y se basan en la bendición del Señor, la cual multiplica los panes y cambia la situación. Cuando se produce un milagro, se pueden alimentar cuatro o cinco mil personas; pero sin éste, doscientos o quinientos denarios de pan no bastarían para satisfacer a esa multitud. En todo esto, el Señor estaba adiestrando a Sus discípulos y llevándolos al punto de buscarlo a El para obtener Su bendición.
Muchas veces no tenemos la facultad de hacer algo. Las circunstancias son difíciles o imposibles; y si nuestros ojos están puestos en los recursos que tenemos, no podremos afrontar la situación. A pesar de eso, el Señor repetidas veces nos saca adelante. En esos momentos difíciles experimentamos la bendición del Señor. Cuando tenemos la bendición del Señor, todo marcha bien y sin dificultades. El Señor desea llevarnos a un punto en el que nunca hemos estado, donde Su bendición ocupe el primer lugar. Cuando el Señor nos lleva hasta allí, podemos seguir adelante. De lo contrario, continuaremos diciendo que doscientos denarios de pan no son suficientes. Nosotros solos no podemos satisfacer la necesidad imperante que nos rodea. Todos nosotros y todo nuestro dinero no bastamos para suplir la necesidad que existe. Pero el Señor sí sabe que hacer en esos momentos. En la obra del Señor, es fundamental tener Su bendición; lo demás no importa.
Hermanos, si Dios nos permite ver que Su obra depende de Su bendición, se producirá un cambio esencial en la labor que realizamos para El. Entonces ni la cantidad de personas que haya, ni el dinero ni el pan que tengamos tendrán importancia. Lo que está delante de nuestros ojos no es suficiente, pero la bendición sí lo es. La bendición suple la necesidad que nosotros no podemos suplir. Aunque no podemos satisfacer la necesidad, la bendición es mucho mayor que nuestra escasez. Si vemos esto, nuestra obra experimentará un cambio radical.
En todo lo que acontece, debemos poner más atención a la bendición que a la situación.
Los métodos, la prudencia, la sabiduría humana y la elocuencia no tienen ningún valor. En la obra del Señor debemos creer en Su bendición y esperarla. Muchas veces somos descuidados y perjudicamos la obra; pero esto no es problema, porque si el Señor nos bendice aunque sea un poco, podremos salir adelante en cualquier circunstancia.
lunes, 20 de noviembre de 2017
Adelante, camina!!!
Quizás hoy es un día de esos en los que has mirado al cielo o exclamado: “¿Señor, cuándo me pasará algo bueno?” Es posible que hace rato estás esperando ver la luz al final del túnel y el panorama que te abruma es la total oscuridad. Quizás hoy estés tan desesperado, que sientas que tocas el fondo de la desesperación.
No parece haber salida para tu desierto, solo observas arena y sientes que solo imaginas espejismos. ¡Todo parece incierto a tu alrededor! Tu corazón está tan adolorido que no encuentras fuerzas ni siquiera para respirar.
Pero debo decirte el día de hoy que ese desierto pasará y volverás a ver las flores, a sentir el aire acariciando tu cara. Que la vista que te espera es maravillosa y que debes ser fuerte, muy fuerte. Nada ni nadie puede detenerte en tu avanzada. Debes seguir caminando para que puedas llegar sin problemas a donde tú sabes que tienes que estar.
¡No es fácil, lo sé! Pero ármate de valentía y termina el proceso que comenzaste. Dios te dará las fuerzas, no tienes por qué temer, porque él va acompañándote en todo el trayecto del camino. Puede que no lo veas y no lo sientas, pero él está súper cerquita de ti. Lo que pasa es que estás tan enfocado en el desierto que no lo puedes sentir.
Vamos paso a paso, sin prisa, pero con paso firme. Cuando menos lo imagines estarás justamente en el lugar que debías estar.
¡Adelante, camina!
No parece haber salida para tu desierto, solo observas arena y sientes que solo imaginas espejismos. ¡Todo parece incierto a tu alrededor! Tu corazón está tan adolorido que no encuentras fuerzas ni siquiera para respirar.
Pero debo decirte el día de hoy que ese desierto pasará y volverás a ver las flores, a sentir el aire acariciando tu cara. Que la vista que te espera es maravillosa y que debes ser fuerte, muy fuerte. Nada ni nadie puede detenerte en tu avanzada. Debes seguir caminando para que puedas llegar sin problemas a donde tú sabes que tienes que estar.
¡No es fácil, lo sé! Pero ármate de valentía y termina el proceso que comenzaste. Dios te dará las fuerzas, no tienes por qué temer, porque él va acompañándote en todo el trayecto del camino. Puede que no lo veas y no lo sientas, pero él está súper cerquita de ti. Lo que pasa es que estás tan enfocado en el desierto que no lo puedes sentir.
Vamos paso a paso, sin prisa, pero con paso firme. Cuando menos lo imagines estarás justamente en el lugar que debías estar.
¡Adelante, camina!
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