Aquel que piense que es posible alcanzar el éxito, tendrá mayores posibilidades de alcanzarlo, en comparación del que no piensa así. Si pensamos que no se puede, la movilidad de nuestra actitud también será reducida; pero si pensamos que sí se puede, nuestra actitud será revestida de una energía activa y de carácter acelerado. La psicología del hombre no se desarrolla en forma gradual, sino que se desarrolla de forma drástica cuando traspasamos nuestras propias limitaciones. Hubo un momento en que se creía que era imposible recorrer una milla en cuatro minutos. Los atletas más sobresalientes de aquella época no podían reducir el tiempo de cuatro minutos para recorrer una milla, lo que equivale a 1,6 kilómetros. No obstante, ese récord fue roto por el atleta inglés Roger Bannister.
Se dice que Roger había probado diversas formas y estrategias para romper el récord mundial, y nunca dejó de pensar que sí se podía lograr algo mejor, y trató de cambiar su forma de correr durante un período de varios meses. En el año 1954 Roger fue el primer atleta que rompió la barrera de cuatro minutos. A partir de ese momento las carreras de distancia media dieron inicio a un nuevo período de desarrollo.
En cambio, los demás atletas no intentaron cambiar su estilo de correr. Lo que hizo Bannister fue cambiar la mentalidad de "no se puede", a "sí se puede". Esta mentalidad es la que produjo un cambio de actitud. El creer en que puede lograrse algo abre una nueva posibilidad a una actitud distinta.
La mentalidad influencia el cuerpo. Al imaginar una escena que hemos visto en una película cinematográfica, o leído en un libro, diario o revista, esto causa una reacción física en nuestro cuerpo. Por ejemplo, una imagen cómica nos hace sentir más livianos y activos; una imagen de una película de terror causa la aceleración de los latidos del corazón; mientras que una imagen romántica produce excitación.
Por esta misma razón los deportistas se disciplinan primero mentalmente, antes de un entrenamiento físico. Existe un lapso de interrelación fuerte entre la mentalidad y la reacción física.
Los entrenadores y preparadores físicos hacen todo tipo de esfuerzo para motivar a su equipo. Los tiradores al blanco se disciplinan mentalmente con el fin de obtener la calma y la autoconfianza. Los atletas y nadadores son disciplinados para visualizar de antemano sus competencias.
Según estudios realizados, este tipo de disciplina produce contracción muscular en el momento de la competencia. La actitud mental influencia también la salud física.
Una persona que padece de cáncer vivirá de acuerdo a cómo sea su pensamiento. Es decir, aquellos pacientes que piensan constantemente en su funeral, no viven por mucho tiempo; todo lo contrario a aquellos que piensan positivamente y no pierden la esperanza.
La mentalidad produce resultados tanto positivos como negativos. La mentalidad es algo invisible a nuestros ojos; sin embargo, es un elemento importante de la Cuarta Dimensión (la espiritual) que determina la tercera dimensión (la material). Cambie su mentalidad y verá cómo su vida será transformada como resultado de este cambio.
El optimismo incondicional es una mentalidad humana. Asimila tu manera de pensar a la de Dios, a través de la meditación de la Palabra. Examine, escudriñe, arreptiéntese y cambie su mentalidad a través de la oración.
La mentalidad influencia la emoción, la actitud y aún nuestro cuerpo físico. El pensamiento positivo es un elemento que pertenece a la Cuarta Dimensión (espiritual) humana, pero esto no es una llave maestra que soluciona todos nuestros problemas.
Una mentalidad fuerte se basa en la Palabra, el Espíritu Santo y nuestras oraciones.
La Palabra y la oración inspirada por el Espíritu Santo son elementos poderosos que transforman las circunstancias de la tercera dimensión (física), pues las observa desde una perspectiva negativa, positiva y neutra, con el fin de arribar a una nueva alternativa y conclusión. Debemos procurar tener una mentalidad sometida bajo la soberanía absoluta de Dios, y no una mentalidad humana.
Aplique la palabra en su mentalidad
La Palabra tiene un poder colosal. Todas las cosas, más todos los milagros y prodigios han sido producto de la Palabra de Dios. Jesús hizo uso de la Palabra para vencer la tentación del diablo en el desierto. Una transformación extraordinaria ocurrirá en nuestras vidas si tan solo logramos aplicar la poderosa Palabra de Dios en nuestra mentalidad.
Debemos acercarnos a la Palabra, pero no satisfacernos con solo leerla. Necesitamos usar la Palabra como un arma poderosa cuando más nos hace falta. Pero para esto necesitamos memorizarla. La Palabra es el arma más poderosa para hacer guerra espiritual contra las potestades demoníacas. Es importante establecer un plan, y memorizarlo una y otra vez. No olvide seguir este proceso de aprendizaje, pues de esta manera tendrá en sus manos la espada del Espíritu Santo. El siguiente paso es la meditación: "Bienaventurado el varón que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche" (Salmo 1:1-2). La meditación nos ayuda a entender y aplicar la Palabra en nuestra vida diaria. Esfuércese en meditar la Palabra en todo tiempo y lugar. Medite la Palabra en el momento de oírla, leerla, estudiarla y memorizarla. Y verá que tanto su mentalidad como su fe aumentarán cada día.
Ha sido conmovedor leer el libro que ha escrito uno de los maestros de la Escuela Dominical de mi iglesia. Jeong Moon Sik, presidente de Erae Electronics; comenzó a trabajar en base a dos principios: asistir a la iglesia todos los domingos, y servir como maestro en la Escuela Dominical. Como consecuencia de ello, abandonó su trabajo, el cual requería una jornada entera inclusive los días domingos, y abrió su propia empresa. El diácono Jeong es un hombre que perdió a su padre a los diez años de edad, se graduó de una escuela secundaria nocturna, y con la pensión del retiro que recibió luego de tres años de trabajo, comenzó su propia obra en un garaje, un sótano, con tan solo quinientos dólares. Pero era tanta la presión, que frecuentemente sentía deseos de quitarse la vida.
Aún en los momentos de mucha depresión, oía una voz que decía: "Nadie te engañe con mentira y vanidad; no mires las circunstancias, sino aférrate en Dios, en la fe absoluta".
Esta palabra hizo que este hombre superara las circunstancias, la depresión, la ansiedad y la aflicción. El secreto de la victoria estuvo en el alimento espiritual. Obtuvo nuevas fuerzas al oír y meditar la Palabra de Dios, no dejó de asistir a la iglesia los domingos, e hizo el esfuerzo mayor posible para servir en la Escuela Dominical, diezmar y ofrendar para las misiones. Y no solo eso, sino que también ofreció becas a varios alumnos de la Escuela Dominical para que siguieran sus estudios.
Como fruto de una vida diligente en Dios, hoy este hombre se ha convertido en el presidente de la mejor empresa en el rubro de empresas chicas y medianas a nivel nacional, la que le da una ganancia anual de cien millones de dólares. ¿Cuál ha sido la llave de esta transformación? No ha sido la mentalidad del diacono Jeong, sino una mentalidad y una vida acordes a la Palabra de Dios. Esta anécdota revela una gran verdad: la fuente de bendición está en llevar una mentalidad y una vida en obediencia a
la Palabra de Dios. Llene la vasija de su pensamiento con la Palabra de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario