miércoles, 26 de octubre de 2016

En el infierno

Hawking uno de los científicos contemporáneos más famosos quien sufre desde hace años una enfermedad que lo ha dejado sin la capacidad de moverse, puede escribir tres palabras por minuto, mediante un ligero movimiento de su mejilla
Dios no se ofende por las declaraciones de Hawking, Satanás puede estar contento de que una mente como la de Hawkings se crea eso.
Pero Hawking así como todo ser humano es mortal, así como todos nosotros los seres humanos somos mortales
Cuando Hawking muera, si sigue declarándose ateo, su cuerpo físico, quedará totalmente inservible, si de por si ahora ya le es muy poco útil.
Pero Hawking al igual que tu, al igual que vos, tiene un espíritu que continúa existiendo, más allá de la muerte.
No es necesario el creer que Dios existe, para estar viviendo y existiendo en este universo que Dios ha creado con un propósito, que por lo visto se mantiene muy bien escondido para muchos, incluso para mentes notables como la del afamado Hawking.
Una persona se puede decir atea, una persona se puede considerar a si misma no mala, diciéndose he cometido algunas cosas malas pero también he hecho buenas obras.
Pero decirse ateo y conservarse en la creencia de ser ateo hasta la muerte física, tiene consecuencias terribles.

Al Morir.

Cuando la persona que se dice atea muere, cuando su cuerpo físico deja de funcionar, se encuentra inmediatamente en un lugar horrible, y ya descrito por algunas personas que han muerto por minutos y han vuelto a la vida, un lugar horrible, donde han encontrado personas entre fuego, sufriendo y gritando, siendo torturadas por el fuego que quema y no consume.
Algunas de esas pobres almas llevan miles de años sufriendo esa tortura, así la persona que se dice ateo, cae en ese infierno, y permanecerá allí poco más de 1,007 años, antes de que otro suceso aún más terrible le ocurra.
Mientras llega ese tiempo, y esté siendo torturado por el fuego que no se apaga, tendrá tiempo para preguntarse cosas como
¿Qué es este lugar?
¿Qué hago aquí?
¿Será el infierno?
¿Qué pude haber hecho en vida para no acabar aquí?
Ahora veo que existe el infierno, seguramente existe Dios, alguna vez oí de él, escuché algo de que Jesús, era el Hijo de Dios, y me decían que me podía salvar ¿Por qué no hice caso?

Juicio

Después de ese tiempo esa pobre alma será presentada delante de Dios, para recibir juicio, se abrirá un libro y esa persona será juzgada por todas las cosas que hizo, y sus acciones serán vistas ante la ley de Dios, del Dios único que no tiene principio ni fin y que creó el Universo con un propósito, del Dios que es juez de todo el universo y que no puede pasar por alto las transgresiones a su ley, del Dios que inventó y creó el Universo y que creó el infierno y el lago de fuego y azufre.
Esa persona entonces escuchará todas sus acciones, todos sus actos que transgredieron la ley de Dios, cuando mintió, cuando robó aún y cuando fue una sola monedita, cuando engañó, cuando cometió lujuria, cuando pidió prestado dinero y no lo pagó, cuando otro lo ofendió y éste no le perdonó la ofensa.

Sentencia.

Al leer todos sus actos que han sido transgresiones a la ley de Dios, se le encontrará CULPABLE, de transgredir las leyes del Dios Creador.
Se le dictará sentencia. Por haber transgredido las leyes de Dios, de la Suprema Autoridad del Universo, no leyes de hombres mortales, entonces la sentencia es ser castigado con tortura interminable en el lago de fuego y azufre.
Acaso en ese momento esta persona ya sentenciada a tortura eterna, mirando la majestad de Dios, y viendo que comparado con El, no es nada, cobre ánimo y se atreva a proferir palabra pidiendo misericordia, no se atreve a querer sobornar a Dios, pues aunque haya sido millonario en la tierra, ahí en esa triste realidad no posee ya nada y ve y experimenta la realidad de que quien tiene el poder para juzgarlo y sentenciarlo al fuego es Dios.
Y se atreva a decir, Señor, ten misericordia, no me mandes al lago de fuego, ¿hay alguna otra opción?
A lo que Dios podría responder que como juez de todo el Universo, El tiene que ejercer justicia, y castigar al transgresor de sus leyes, porque si no lo hiciera sería mal juez, pero El es juez justo y sus castigos son justos, y no está obligado a tener misericordia de nadie.
Esta pobre alma que anteriormente se decía ateo, ahora está frente a Dios, y siendo juzgado por Dios y se encuentra incapaz de ayudarse a sí mismo, y ahora desesperado por oír que Dios cambie la sentencia.
Dios le puede recordar a esa pobre alma a punto de ser mandado al lago de fuego, que Dios dispuso una forma de que se salvara del lago de fuego, pero que esta persona así como no creyó en Dios, tampoco creyó en esa forma de salvarse del lago de fuego a donde ahora será echado.
Dios le puede recordar de la vez que esta persona escuchó que Dios siendo el Creador del Universo, dispuso leyes morales y que toda persona que las transgrediera debía ser condenado a castigo eterno en el fuego y que Dios dispuso una escapatoria, una salvación, cuando Dios mismo se hizo ser humano de carne y hueso, en Jesús el Cristo el Hijo de Dios, quien nunca transgredió las leyes de Dios y dio su propia vida para siendo inocente ser crucificado como transgresor y pecador, recibiendo el castigo en sustitución del transgresor, siendo humillado y muerto en lugar del pecador y transgresor.
Cuando Jesús el Hijo de Dios, recibió el enojo y la ira de Dios, siendo inocente, para ocupar el lugar del pecador, y que solo bastaba que el pecador que oyera el mensaje creyera que Jesús era el Hijo de Dios, Dios mismo hecho humano que ocupó el lugar del pecador en la cruz, para recibir el castigo de Dios, para que creyendo esto el pecador fuera encontrado inocente mientras sus pecados le eran imputados y cargados a Jesús, quien siendo inocente se hizo pecado por nosotros.
Para que el pecador que creyendo así en Jesús, no tuviera que pagar el castigo merecido por sus propios pecados pasando la eternidad en tortura en el lago de fuego, sino que pudiera gozar después de su muerte física de una existencia y vida sin fin en la paz de Dios.
Cuando Dios le recordara esa pobre alma, que alguna vez escuchó ese mensaje de salvación, esta alma que se decía ateo, dijo en su necedad que Dios no existía, que el universo y la ciencia no requerían de Dios para explicar el universo y decidió seguir viviendo su vida a su manera.
Dios le puede recordar que mientras tuvo vida física tuvo oportunidad para arrepentirse de su necedad de decir que no había Dios, de arrepentirse de su mal actuar, de sus transgresiones a la ley de Dios (pecados)  y de creer en Jesús, pero que como ser mortal, iba a llegar el día en que su expediente fuera cerrado, y después de la muerte física ya es demasiado tarde para pedir misericordia a Dios.
“Dice el necio en su corazón: no hay Dios” Salmo 14 : 1.

Dando  el siguiente paso en necedad.

Una persona entra a un edificio abandonado que no conoce, es de noche y no hay luz, avanza pero llega a un punto en el que ya no se ve nada, al dar otro paso siente un hoyo en el suelo, extiende con cuidado el pie y nota que hay un hueco un hoyo, una persona prudente y ejerciendo inteligencia lo que haría es buscar una piedra con las manos ó tomar algún objeto que lleve y aventarlo en el hoyo, para saber si con base en el tiempo que tarde en hacer un ruido al aventarlo saber si es un hoyo bajo ó profundo, y si el tiempo en que tarda en hacer ruido es poco es muy bajo, se atreve a avanzar hacia el hueco, pero si el tiempo es largo entre aventar el objeto y que haga ruido es que es un hueco muy profundo y entonces haciendo uso de esa misma prudencia e inteligencia no avanzaría al hueco,
Pero una persona necia e insensata al sentir el hueco, daría el paso pensando en que no puede ser un hoyo profundo, para pensar que no existe la posibilidad de que sea un hoyo profundo sin tener ninguna certeza, se requiere además de ser necio y poco inteligente, mucha “fe” en que no sea un hoyo profundo.
Para decirse ateo y dar el paso hacia la muerte física, sin haber siquiera considerado la posibilidad de que existe Dios y que lo puede juzgar a uno después de la muerte, sin tener ninguna certeza ni garantía de que no existe, para dar ese paso hacia la muerte física diciéndose ateo y esperando no exista infierno, se requiere tanta “fe en que no exista el infierno” y tanta necedad como la del hombre de la ilustración previa que da el paso al hueco sin tener idea de que tan profundo es.

Ateos en el infierno.

Mientras se está en vida aún hay tiempo de admitir que hay Dios y de creer en Jesús, después de la muerte física es demasiado tarde para engañarse diciéndose ser ateo, y encontrándose frente a Dios y siendo juzgado por El.
Y es algo terrible caer en el juicio del Dios Creador del Universo, del Juez de todo el Universo y ser juzgado por El de acuerdo con sus leyes de Su Universo y ser hallado culpable de transgredir sus leyes, y ser sentenciado por El a un castigo y tortura sin fin en el lago de fuego y azufre.
Porque en el lago de fuego y azufre, no se halla consuelo engañándose al decirse ateo, ni disminuye el ardor del fuego por repetir varias veces la frase de Dios no existe, ni sirven de consuelo los premios nobel, ni las riquezas que se tuvieron en la tierra.

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