Estamos por terminar un año más, un año en el que hemos tenido experiencias buenas y también malas, situaciones que ameritaron de nosotros fe y otras en las cuales nos costo mantener la fe, pero lo más importante es saber que a pesar de todo Dios ha sido fiel.
Y es que si por un momento nos pusiéramos a pensar de todas las veces que le fallamos a Dios llegaríamos fácilmente a la conclusión de que no mereceríamos tan siquiera estar terminando este año, sin embargo a pesar de nuestros errores Dios ha sido bueno con nosotros.
Estos días sirven para meditar sobre cómo hemos invertido nuestra vida en este año, qué cosas buenas hicimos y qué cosas debemos mejorar, días para preguntarnos sobre si estaremos viviendo de tal forma que Dios se siente orgulloso de nosotros o estamos viviendo de una forma en la que nosotros nos sentimos avergonzados de cómo la estamos viviendo.
Hoy es un buen día para reconocer con total sinceridad delante de Dios la vida que hemos llevado durante todo este año y si hay necesidad de mejorar muchos aspectos proponernos en nuestro corazón comenzar a vivir de la forma que más le agrada a Dios.
Hoy podemos proponernos no volver a cometer en este nuevo año que va a comenzar los mismos errores que cometimos en este que estamos terminando. Los errores sirven para eso, para hacernos mejores, para enseñarnos las formas de cómo no hacer las cosas y de cada uno de ellos debemos aprender.
Demos gracias a Dios en todo lo que hemos vivido porque de una u otra manera hemos podido aprender algo y muchas de las situaciones que vivimos nos sirvieron para acercarnos más a Dios, por eso y más debemos de agradecer a Dios por lo bueno que ha sido para con nosotros.
Aprendamos a no cometer los mismos errores, pero sobre todo entreguémonos completamente a Dios para que siempre Él sea nuestro guía y que nuestra voluntad se doblegue y obedezca únicamente al Señor Dios Todopoderoso.
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