En Mateo 14, se nos narra el momento en que, en medio de una tormenta, Jesús se acerca a la barca donde estaban sus discípulos, caminando sobre las aguas. Entonces, Pedro le dice, para saber que era él, que le mandara a ir hasta él, caminando sobre las aguas. Jesús le dijo: Ven. Y Pedro salió de la barca, y caminó sobre las aguas, hasta que, viendo el viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Jesús le extiende su mano y le dice: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? Subieron, entonces, a la barca y la tormenta cesó.
Esta historia es un contraste entre la paz y la tormenta; entre fe y miedo; entre riesgo y comodidad. Y tú, al igual que Pedro, debes escoger si te quedas en la barca o te arriesgas.
Los problemas espirituales en muchas personas se basan en estos contrastes. Desean paz, pero hay tempestad; hay temor y hay fe; hay que decidir entre actuar o no actuar. Estos momentos de incertidumbre crean una gran tormenta en la mente.
Cuando los discípulos tomaron decisiones, específicamente Pedro, las cosas cambiaron de dirección. Pedro al ver a Jesús, no se enfoca en los vientos; le pide que le mande ir donde él esta. Jesús le da la orden y Pedro decide salir de la barca y camina sobre las aguas. Una decisión lo hizo caminar en fe, pero luego se enfoca nuevamente en los vientos y comienza a hundirse. Vuelve y toma una decisión: Clamar. Jesús le extiende su mano y lo levanta.
Una decisión fue la que provocó que su enfoque cambiara de lugar. No saldrás de la incertidumbre de la tormenta en tu vida, hasta que tomes una decisión. Toma la decisión y, no importa si estas dentro de la barca o fuera, confía, Jesús está contigo.
Jesús, al verlos en medio de la tormenta, de la dificultad, decide ir hacia ellos. La religión ha enseñado que los problemas te acercan a Jesús, sin darse cuenta que es todo lo contrario. En medio de las tormentas de la vida, donde has estado a punto de perder tu fe, de hundirte y hacer que todo se pierda, abre tus ojos y mantén la fe, porque Jesús aparecerá en tu socorro, en cualquier momento llegará la respuesta.
Era imposible que Jesús continuara orando, mientras veía a los discípulos remando con fatiga; él caminó sobre las aguas para ir a favor de ellos. Nadie es capaz de caminar sobre las aguas e ir a tu favor, como nuestro Señor Jesús. No hay problema tan grande que impida que Jesús te vea. En medio de tu fatiga, abre tus ojos para que veas a Cristo caminando sobre las aguas, diciéndote: No temas. Ten ánimo, yo estoy contigo.
Los discípulos, en medio de la tormenta, tuvieron la oportunidad de ver caminar a Jesús como nunca antes lo habían visto, sobre las aguas. Mantén tu fe, aun en medio de la tormenta, porque tendrás la oportunidad de ver a Jesús como nunca lo has visto.
En la cuarta vigilia, de 3 a 6 de la mañana es el momento más oscuro, pero es el momento que marca el tiempo de un nuevo día, un nuevo tiempo. El enemigo siempre tratará de atacar tu vida, cuando estás a punto de ver salir el sol. A lo mejor estás viviendo en una tormenta en la cuarta vigilia de la noche, pero gloria a Dios que Jesús camina en medio del peor problema para darte el nuevo amanecer que estás esperando. El nuevo día vendrá y saldrás con la solución.
Lo que estás viviendo jamás se va a comparar con lo que vas a vivir en el nuevo mañana.
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