Insistimos en pensar negligentemente y pensamos en la escasez y creemos que es sinónimo de humildad, en vez de ser valiente para salir adelante.Estuve hablando del poder de la insensatez. La Palabra nos dice que tiene un mal adentro; y esa palabra en el original es la misma que se usa para demonios. Desata una fuerza demoníaca en la vida de la gente. A veces, tus finanzas se ven afectada por una fuerza de estas, porque seguimos siendo insensatos y eso sigue atrayendo a los demonios aunque los reprendamos.
¿Cuándo la mente del ser humano está pensando en tener menos? No piensa en que le den un descenso o dice: “¡qué bendición! me bajaron el sueldo…” O “¡Qué testimonio, tuve que sacar las cosas de mi casa porque no tengo nada!”. Eso es testimonio de algo malo, de a dónde nos puede llevar la insensatez. La mente del diligente tiende a abundancia.
No importa que le diga su amigo “evangelicoide,” que tenga otra doctrina. Mire al ser humano que con su insensatez, está destruyendo el planeta, nos acabamos los bosques y no sembramos más, ensuciamos los lagos y no hay modo que los terminemos de limpiar.
Insistimos en pensar negligentemente y pensamos en la escasez y creemos que es sinónimo de humildad, en vez de ser valiente para salir adelante.
Josué 1:4 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
¿Dios piensa en escasez o en abundancia? Les dijo: “Ahí donde se pone el sol, ahí es tu territorio”. Usted sigue caminando y se mueve el sol, nunca llega a donde está. Dios es ambicioso para darles a sus hijos. Usted camina quince kilómetros, y parece que no va a llegar. Lo que hoy tienes no es todo lo que Dios tiene para ti, Dios tiene algo más, y lo que tengas cada día, Él tendrá algo más. La gente tal vez escucha este tipo de mensaje y dice: “¿Estos qué se creen?” Pero somos hijos del Dios Altísimo.
Ese es nuestro Padre. Si lográramos por veinticuatro horas pensar como Él piensa, ¿qué nos podría suceder? ¿Alguna vez ha tenido una discusión con alguien, esta tratando de hablarle de algo y usted le contesta: “yo no pienso así” ¿A cuántos alguien les ha dicho: “Yo no pienso así”? Cuando el diablo les hable de escasez, le debe decir: “Yo no pienso así”. Cuando le hable de enfermedad, de que sus hijos se van a perder, etc., dile lo mismo, “Yo no pienso así”.
Ninguna nación ha salido adelante sin cambiar sus pensamientos. Todos quieren cambiar gobernantes, pero no cambiamos nuestra manera de pensar. La Palabra dice: “Serás bendito en la ciudad y en el campo, en ambas partes, dondequiera que vaya. Yo os he entregado, dice. Verso 5. Mientras caminas para poseer las promesas de Dios, aparecen enemigos, pero les dices que se quiten del camino porque está escrito que ni eso ni nada podrá hacernos frente todos los días de nuestra vida. El Señor cambió el orden: “Como estuve con Moisés, estaré contigo,” pero no en la misma forma.
Cuando estaban en el desierto, el Señor les decía: “Cuando la nube se mueve, ustedes se mueven”. Vivian esperando que algo pasara. Eran guiados por una nube. Mucha gente está equivocada diciendo: “Es que la nube se movió”. No hay tales que hoy en día la nube se mueva, eso desapareció con Moisés. Muchas veces, hasta se cambian de iglesia, pues dicen que la nube se movió. La gente dice hoy “siento que la nube…” Se oye tan lindo, tan espiritual… El pueblo en ese entonces, se movía con una nube que ellos veían.
Pero cuando Josué oye a Dios y Él le dice: “Como estuve con Moisés, estaré contigo”. Viene Josué y esperó la nube, pero Dios cambió su manera de guiar al pueblo y le dijo: “Todo lo que la planta de tus pies toquen, será tuyo”. Tú no vas donde la nube va, yo Dios voy donde tú vas, yo entro donde tú entres, te daré lo que la planta de tus pies pisen. Si tú te mueves, Dios se mueve. Donde quiera que vayas, estaré contigo. Ahora era al revés, Dios estaba sentado esperando a que Josué caminara. El paraba, Dios paraba. ¿Sabe por qué Dios ha dejado de hacer cosas en su vida? Porque usted ha parado. Ese espíritu emprendedor que tenías, lo dejaste. ¿Dónde lo dejaste tirado? ¿O tuviste una conversación con tu enemigo el diablo que te dijo “algo” y le diste la razón? Hoy vas a recuperar tu espíritu de conquistador. El espíritu que estaba en Josué y Caleb.
Dios dio instrucciones precisas a Josué. Dios está conmigo donde quiera que yo vaya. La gente está esperando muchas veces. Creen que Dios los enviará a un lugar lejano a evangelizar, y no empiezan con lo pequeño, con lo que tienen cerca.
“Dondequiera que vayas, Dios va contigo”. Verso 5-9. Nadie te podrá hacer frente, en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
La palabra para esforzarse es “chasac”, quiere decir “reparar, rígido, sustancioso, severo”. Es una palabra que insinúa una correcta violencia en nuestra manera de vivir, un esfuerzo. Para “valiente”, utiliza la palabra “amat”, que quiere decir: “valiente, obstinado, alerta, bravo, determinado, coraje, santa terquedad”. Para poseer las promesas de Dios, tenemos que ser obstinados, bravos, valientes, tercos; pero hay unos cristianos hoy que no toman la autoridad como deben. Reprenden al diablo, pero sin autoridad y carácter.
Hemos confundido el amor de Dios. Amor no quiere decir la ausencia de estas cosas, uno tiene que ser firmemente amoroso o amorosamente firme.
La definición de esfuerzo es esforzarse contra una resistencia. No espere salir adelante sin ésta. ¿Por qué oyen de crisis y se asustan, en vez de esforzarse contra esa resistencia?
Juan 3 dice: El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de los cielos. Si naces de nuevo, puedes verlo, pero no necesariamente vivir en él, porque para establecerlo, se requiere más. Cuando te esfuerzas y eres valiente por cumplir su Palabra, lo vives. Hay gente que nace de nuevo, se sienta en las iglesias, incluyendo esta, y no se esfuerzan. Cuando usted termine el día de trabajo en su oficina, y al final éste usted diga: “Estuvo poderoso, entonces ha empezado a vivir en el reino de Dios”. No sólo lo está viendo, sino viviendo. Cuando dice: “A pesar de todos los ataques que mis hijos han tenido, ahora los veo de pie, triunfadores. Esto sí ha estado poderoso”.
Cuando al fin dejes de decir “qué poderoso estuvo el mensaje,” y diga “que poderosamente estoy viviendo,” entonces estás tomando lo que te corresponde, lo que tienes que poseer, lo que te prometió. Otra definición es: “Empleo de elementos costosos en la consecución de algún fin”. ¿Cuándo te vas a esforzar? El equilibrio entre la prudencia y la fe es que puedas decir: “Sólo con esto puedo ahora, pero me voy a esforzar por algo mejor mañana”.
Ese es el punto de equilibrio entre fe y prudencia. Empleo enérgico del vigor y buen ánimo para conseguir algo venciendo dificultades. Yo sé que soy valiente y esforzado cuando enfrento dificultades. ¿Cuántos de ustedes quieren ser realmente personas esforzadas y valientes? Entonces debes aceptar la dificultad, ser esforzado y valiente.
Josué 1:6 en adelante: Esfuérzate y se valiente, porque tú dirigirás a este pueblo con éxito y conquistarán toda la tierra que prometí a sus antepasados. Versión al Día
Usted conoce al líder de la empresa, no porque sea el dueño, sino porque guía a la gente con éxito. Usted conoce a un buen catedrático, no porque haga perder a todos, sino porque los saca a todos con éxito. Conoces a un líder de un equipo porque lo lleva a la victoria, así tenga que poner normas de disciplina en su equipo, porque sabe que su equipo es de victoria, y no unos holgazanes. Llegó con su entrenador uno de los jugadores del equipo de baloncesto, y tenía barba.
El entrenador le dijo que debía rasurarse si quería jugar. Pero él le dijo que era su decisión el rasurarse o no. A lo que el entrenador respondió: -Tú toma la decisión de conservar tu barba, que yo ya tomé la decisión de conservarte en el banco. Tú usa tu libertad, y yo uso la mía-. Me temo que algunos de ustedes no están educando a sus hijos así. Que su “sí” sea sí, y que su “no” sea no. Conquista una buena familia para Cristo, una buena nación para nuestro Señor. Solamente si te esfuerzas y eres valiente para obedecer al pie de la letra la ley que Moisés te dio, triunfarás. Solamente así tendrás éxito.
No hablemos del éxito en tu oficina, sino del espiritual. Sólo hay una manera de tener éxito, ser esforzado y valiente, teniendo la Palabra en la boca y meditar de día y de noche. Usted sabe 700 versículos y el de la par sólo tres y cumplirlos. ¿Es el conocimiento de que ya sé lo que me lleva al éxito, o el hacer lo que conozco? Normalmente, uno conoce más de lo que hace, pero hay quienes no hacen nada de lo que conocen.
Toda palabra que escuches, no será exitosa hasta que no la practiques. Cuando tú compartas del Señor, no se trata de presumir tu conocimiento, o que el otro diga: “Ah, cómo sabe”. De nada sirve saber lo que sabes, hasta que lo pones por obra. Puedes conocer todas las promesas y no haberte apropiado de ninguna. ¿Cuánta gente sabe “por tu herida fuimos sanados,” pero están enfermedad tras enfermedad? Padecemos hoy en el mundo general del síndrome de “cultitis aguda,” gritando “gloria a Dios,” pero necesitamos practicantes de esa Palabra que has admirado, militantes de lo que creen. No es fácil.
Quiera Dios que hoy salgas de aquí amando lo difícil, no digo que cuando sea fácil, no lo tomes, pero si esperas que todo sea fácil porque Dios está contigo, estás equivocado. Dios dijo: “Esfuérzate y sé valiente para poseer lo que te prometí. Juré que te lo daría, pero quiero que te esfuerces”. Ese dicho que dice: “Debe ser de Dios porque todo está saliendo fácil…” nada de eso.
Hay diferentes tipos de esfuerzo. Hay uno que haces que es más allá de tus fuerzas. Uno siente, cuando hace ejercicio y se esfuerza, siente que los músculos se le queman. Eres un estudiante que saca 70 u 80, pero dices “me voy a tirar a los 90,” y te desvelas, tienes que leer más horas al día, etc. Por otra parte, hay otro tipo de esfuerzo que se siente, pero normalmente no nos estamos esforzando con nuestras fuerzas. Como cuando estás enfermo, te levantas de la cama, empiezas a sentir todo el cuerpo pesado, te sofocas, y haces un esfuerzo.
Dices que te estás esforzando en base a que lo sientes en tu cuerpo, pero lo que sientes es la ausencia de las fuerzas normales que tienes. Y hay momentos en la vida que sientes que te esfuerzas y no lo logras, pero no es que estés por encima de tus fuerzas, sino por debajo de ellas, estás mal, tienes una mala actitud, tienes días de hacer las cosas mal; no es que no aguantes, sino que estás mal.
Una cosa es cuando rompes el umbral de tu fuerza para adquirir nuevas, y otra que por el mal estado en que te encuentras, ni las fuerzas normales te salen. Cuando aconsejas a alguien, sabes si llega en sus fuerzas normales y debes motivarlo para que dé un poco más, pero hay otras en que notas que no tienen fuerzas normales para nada, porque estaban mal. A veces, nos tenemos que esforzar para llegar a lo normal. Tuviste un accidente, tu pierna está mal, estás en rehabilitación y haces un esfuerzo, pero es porque estás mal.
Por mal que te sientas, el esfuerzo es válido. ¿Cuántas veces has dicho ya no lo aguantas, que no soportas? Estás hablando de tus fuerzas en ese momento y es cuando tienes que decir: “Dios está conmigo, me voy a esforzar y ser valiente”. Recuerdo que ya casado, decidí regresar a la Universidad. A las 7 am., entraba al trabajo, salía a las 5 pm., pasaba a tomarme un café y leía las escrituras, a las 6 pm. Entraba a la Universidad, salía a las 9:30 pm. Y a las 11 pm. tomaba clases particulares de finanzas. Al mismo tiempo, fui campeón en mi trabajo, estaba bien en mi hogar y me gradué con honores en la universidad. Recuerdo que un día después de un examen, llegué al garaje de la casa, y Sonia me encontró agarrado de un tubo, a punto de vomitar.
Terminé mis exámenes privados en la Universidad, y del examen a la plataforma a predicar. La gente a veces me dice “¿Cómo hace para aguantar?” Pero lo he hecho por años, esforzándome por décadas. El resultado de hoy, es el resultado del esfuerzo de los años anteriores. Cuando el ángel del Señor se le apareció a Josué, el mayor premio que podemos tener al esfuerzo de cumplir su Palabra es la presencia misma de Dios, ese es el premio mayor.
Mientras meditaba en esta escritura, me recordé de algo: Cuando un soldado va a la guerra y hace un acto de heroísmo, le aplauden, siente satisfacción por aquellos que rescató, por el logro, le mandan una medalla, un oficial mayor le pone la medalla, todo eso lo satisface, pero lo que más le satisface es cuando el presidente entra, y lo saluda y lo reconoce. Créame que servir requiere de aguante, y uno mira las recompensas de servir al Señor.
Ahora tienes más empleados que antes, has logrado pagar mejor, te has esforzado por lograrlo y te pueden dar medallas y documentos que te reconocen, diplomas y los puedes colgar en la pared, pero el mayor premio de guardar lo principios del Señor, no van a ser las conquistas, sino cuando te presentes delante del Señor, te salude, te reconozca y diga: “Adelante, Varón valiente y esforzado, en lo poco fuiste fiel, en lo mucho serás puesto, entra”. El mayor premio a la santidad no es el cielo, sino ver el rostro del Señor. La Biblia dice que Sin santidad, nadie verá a Dios. Quizás llegues al cielo, pero nunca lo verás. Pero si te mantienes en santidad, no sólo vas a llegar allá, sino lo vas a ver.
El mayor éxito es que el día que mueres, tengas la vida garantizada con el Señor.
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