En el libro de Jeremías podemos leer como Dios le ordena al profeta que vaya a la casa del alfarero e inmediatamente obedece. Y cuando llega al lugar indicado, Jeremías encuentra al alfarero trabajando una vasija en el torno; en ese preciso momento se da cuenta que ésta se le deshace en sus manos y nuevamente el alfarero hace otra vasija hasta que le parece que le ha quedado bien (Jeremías 18:1-4).
Cuando Dios viene a tu vida, te cambia y te hace de nuevo; Él es amoroso y paciente, como Divino Alfarero toma tu vida en Sus manos y no se detiene hasta hacer de ti una preciosa y hermosa vasija. Él te está diseñando perfectamente para los grandes propósitos que tiene para tu vida. ¡Confía plenamente en Sus manos! porque con ellas te está formando. Las personas que son injustas contigo, que te decepcionan dolorosamente, son los dedos de Dios que te amasan y te forman. Tú eres barro en Sus manos, te está trabajando y Él tiene que sacar las piedritas que no le sirven.
Piedritas como el orgullo, el egocentrismo, la vergüenza que es otra forma de orgullo y todo lo demás que le impide a Él hacer de ti una vasija perfecta para Sus propósitos. Si eres “barro blando”, sensible a Su Palabra y te dejas moldear, Él te convertirá en una vasija para su honra, en una mujer que brilla como el oro. Dios hace todo lo que quiere y nadie puede impedirlo. Él perfeccionará la obra que ya comenzó en ti y en tu familia. Dios trabaja en lo profundo de tu ser para que brilles desde tu interior hacia el exterior ¡Alégrate! Estás en las manos de El Maestro ¡EL ALFARERO DIVINO TE ESTÁ HACIENDO MÁS HERMOSA DE LO QUE YA ERES!
«He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.» (Jeremías 18:6, RV60).
«Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.» (Isaías 64:4, RV60).
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