“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”.
Mujer, no importa la edad que tengas, hoy me dirijo a ti a corazón abierto. Mientras reflexionaba sobre algún tema para escribir que pudiera traer bendición a tu vida, recordé las palabras del proverbista Salomón en el libro de Eclesiastés. El capítulo 3 nos habla de cómo en esta vida todo tiene su tiempo. Aunque a veces pareciera que las horas del día no nos dan para hacer todo lo que queremos, debemos encontrar tiempo.
Por eso quiero dirigirme a ti, que valga la redundancia, has tomado tiempo de tu ajetreada agenda y entre tus muchos quehaceres has tomado la decisión de leerme.
Desconozco cual sea la lucha personal con la que tengas que lidiar frecuentemente, pero hoy te hago una invitación para que te veas a ti misma frente al espejo y explores en los rincones más íntimos de tu alma. Quiero que comiences por preguntarte si eres feliz. ¿Te sientes realizada o entusiasmada contigo misma? ¿Cuándo fue la última vez que realizaste algo que querías hacer? ¿Sigues soñando o renunciaste a las cosas que querías y que te propusiste algún día lograr?
Reflexionando un poco acerca de la creación y remontándome al cuadro de cuando Dios diseñó a la mujer, pienso que si Dios hubiese querido que el hombre estuviera o se realizara solo, entonces no hubiera creado a Eva para que fuera la ayuda idónea de Adán. Con toda humildad y espero no ser malinterpretada podría decir que el mundo es mejor gracias a que existen hermosas mujeres como tú. Talentosas, amorosas, apasionadas, entregadas a sus tareas, adoradoras del Dios omnipotente y tantas cosas más. Es trascendental que entiendas que tienes un sello de Dios que te hace especial y diferente al resto de la creación. Tienes tú lugar en este mundo y Dios te ha llamado a ser victoriosa.
Tal vez como amiga, madre, hija, esposa, trabajadora y en cada faceta de tu vida, has cumplido o ayudado a cumplirse los sueños de esas personas a quienes amas y eso está muy bien.
Pero, ¿has realizado tus sueños? ¿Has cumplido con aquello que entiendes que es el propósito específico en el cual Dios quiere utilizarte? Cuidas de los demás, pero, ¿tomas tiempo para cuidar de ti misma? Si no lo has hecho, este es el momento y el día para que pienses también en ti. Y pensar también en ti no implica que seas egoísta o vanidosa. Es muy necesario y a la vez provechoso que tomes un periodo del día para realizar aquellas cosas que te agradan. ¿Quién te dijo que no podías? ¿Qué ya estás muy vieja para alcanzar aquella meta que deseas? ¿Quién lastimó tanto tu corazón haciéndote sentir equivocadamente que tienes poco valor? ¿Quién te menospreció y socavó los rincones más íntimos de tu ser? ¿Por qué soportas que te hieran, agredan, griten, maltraten o te falten el respeto? ¿Comprendes que para que otros te valoren es necesario que tú te valorices primero? ¿Por qué sigues insistiendo en estar en una relación que sabes que nada bueno te traerá?
Con esto no quiero decir que patrocine el divorcio o que ante el primer problema o percance que surja, salgas corriendo. Hablo a aquellas mujeres que han caído en patrones de maltratos. Que viven soportando infidelidades, infidelidades que en ocasiones traen consigo entre muchas consecuencias, enfermedades que pueden terminar en muerte. Mujeres que sufren calladamente muchas agonías en su matrimonio y por temor al que dirán o a que nadie las pueda entender, siguen viviendo en un vía crucis y dependiendo de alguien que realmente dice en ocasiones amarla, pero que con sus acciones demuestra todo lo contrario. Esto porque cuando uno ama algo, lo cuida, lo protege, lo preserva y trata de no lastimarlo. Hablo de señoritas que tienen a sus novios y permiten que ellos destrocen su autoestima, que las traten mal, que decidan sobre sus vidas. ¿Qué te hace pensar que si te casas con él cambiará? Recuerda el refrán que dice: “que sobre aviso no hay engaño”.
¿Por qué callas cuando sabiamente has tenido las respuestas ante situaciones o problemas difíciles? ¿Por qué has dejado de ocupar tu lugar? Dios te ha dado un espíritu, una vida, un intelecto para que lo utilices. Tú puedes lograr grandes cosas tomada de la mano de Dios. Puede que en este momento alguna de las mujeres que me esté leyendo, piense que no puede salir de ese laberinto en el que se encuentra, pero quiero decirte, que tú sola tal vez sientes que no puedas, pero Dios te va a dar la fortaleza y la sabiduría que necesitas para afrontar los grandes retos que tengas que asumir. Tú no estás sola, tú eres bella por ser quien eres, independientemente de que la belleza sea relativa y de las opiniones o conceptos que han estigmatizado tu vida. Eres rosa en el jardín primoroso de Dios. ¿Por qué vivir atada a tus miedos cuando Dios quiere que seas libre? Que te remontes alto, vueles y desafíes los mares tempestuosos. Tú tienes ímpetu, ganas y tantas cosas más. ¡Lucha, no te quedes a la deriva!
Ahora quiero dirigirme a ti, mujer que has experimentado en tu vida un divorcio. A ti que tal vez, jugaron con tus emociones y sentimientos. A ti que te sientes engañada y sin fuerzas para volver a continuar. A ti que en la soledad de la noche no puedes dormir saturada de tantas preguntas para las cuales no tienes respuestas o no logras entender su lógica. A ti que luchas por sobrevivir y que muchas veces, el solo hecho de levantarte de la cama y hacer las tareas del día sientes que es una proeza, porque no tienes energías o porque piensas que la vida ya no tiene sentido. Te pido por favor que reacciones. ¡Levántate de donde te encuentras y vive! Vuelve a darte la oportunidad de sentir, de sonreír, de mimarte, de conocerte más, de descubrir nuevas facetas en tu vida, de realizar nuevas aventuras y proyectos. No dejes que los momentos tristes te aprisionen, que la vida se te vaya en lamentos e incertidumbre. Si lo crees en tu corazón, sabrás que no eres cualquier cosa, que eres una mujer de propósitos y que fuiste diseñada para marcar estos tiempos. Mujer, tú que me lees en estos momentos, toma tiempo para ti.
Autora: Brendaliz Avilés
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