La cultura latinoamericana ha sufrido por mucho tiempo de grandes contradicciones. Una de ellas es la condición de orfandad espiritual, a pesar de que nuestros pueblos han sido de los mas religiosos del planeta. Quizás desde los días del mestizaje forzado, hemos sufrido de este espíritu de orfandad, que es la raíz de una mentalidad de auto-rechazo y vergüenza. Por esta causa muchos expresan su fervor religioso haciendo penitencias y sacrificios personales. Buscan ponerse a cuentas con Dios y resolver sus sentimientos de culpa andando de rodillas hasta que les sangren, llevando varas espinosas en la espalda, o durmiendo sobre una cama de piedra. Piensan que Dios está distante y, por cierto, molesto por la forma en la que han vivido, y que necesitan apaciguarlo auto-castigándose. Pero esta enfermedad espiritual causada por el espíritu de orfandad puede ser desterrada de nuestro corazón si recibimos una revelación del amor de Dios por medio del precioso Espíritu Santo. Él es el portador y comunicador de la buena voluntad del Padre, que nos adopta y acepta como hijos. Nuestro Señor Jesús, en la historia del hijo prodigo, nos presentó un extraordinario ejemplo de las intenciones de nuestro precioso Padre Celestial. Estos sencillos pasos te ayudarán a acercarte a Dios, recibir el Espíritu de adopción y ser sanado de la vergüenza del pasado. 1. Reconoce que Dios te anhela El primer paso para relacionarte con Dios correctamente es reconocer que Él te anhela. El interés de Dios por ti es puro y sus intenciones son para tu bien. Uno de las verdades mas alentadoras que la Biblia nos enseña es que Dios siempre ha dado el primer paso. Hoy podemos acercarnos a Él porque Él se acercó a nosotros primero; podemos amarlo porque Él nos amó primero. Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 2. Levántate y ve a tu Padre Celestial Si Dios nos amó y proveyó el camino de regreso a casa, lo que nos corresponde a nosotros es levantarnos del lugar de fracaso y frustración, arrepentirnos y acercarnos a Él con humildad. Lucas 15:18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Aun cuando sientas que no tienes fuerza para seguir adelante, clama a Dios. La acción de clamar desata tu fe y es el primer paso hacia la sanidad. Marcos 10:47 Y oyendo que era Jesús Nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 3. Cree que tu Padre Celestial te ama El amor de Dios es incondicional. El nunca, nunca dejará de amarte. Es muy importante que reconozcas esta verdad, pues hará que tu fe se fortalezca y resista las mentiras del enemigo de tu alma. Recuerda que no hay nada que puedas hacer para que te deje de amar, y no hay nada que puedas hacer para que te ame más. ¡El te ama con amor eterno! |
Lc 15:20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Jeremías 31:3 El Señor se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
3. Reconoce que tu padre celestial te acepta
Las tres palabras mas importantes que alimentan la obra de restauración que tu Padre Celestial quiere hacer en tu vida son: Amor, Aceptación y Perdón. Dios quiere sanar no solo tu cuerpo sino también tus emociones y autoestima. El padre del hijo prodigo no solo lo vistió con el mejor vestido, sino que coloco nuevamente un anillo en su mano, símbolo de la posición favorecida como hijo a la que lo estaba restaurando.
Lc 15:22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
4. Alégrate con tu Padre Celestial
Dios no esta enojado contigo. En realidad, esta tan feliz de que hayas decidido acercarte a Él que ha preparado una fiesta en tu honor. Ciertamente, un corazón alegre, que reconoce el amor y la aceptación del Padre Celestial es la fuente mas importante de sanidad para nuestro cuerpo, alma y espíritu.
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