Tres escogidos para servir, tres dones para usar. Diez ministerios, que el mismo Dios da para exaltar su nombre. Lucas 19:11-27; ministerios y dones son parecidos. Diez ministerios, diez dones, diez talentos; para diez elementos o un siervo.
No se puede olvidar esta parábola. Porque al paso del tiempo en el servicio a Dios, descubrimos que estamos siendo impulsado por nuestras emociones o seducidos por el Espíritu de Dios. De tal manera, que nos sentimos comprometidos con el dueño de la grey que es el mismo Cristo, hijo del Dios Eterno.
Permítanme descifrarles este tema, bajo la dirección de Aquél, que me ha llamado con un propósito y ese propósito es declarar la verdad en su palabra.
Las parábolas de Jesús enseñan verdades eternas
Ofrecen sorprendentes lecciones prácticas sobre los asuntos mundanos. En Mateo (capítulo 25, versos 14 al 30) encontramos la Parábola de los Talentos de Jesús. Al igual que todas las parábolas bíblicas, tiene diversos significados. Su esencia se relaciona con la forma en que debemos utilizar el regalo de la gracia de Dios.
Con respecto al mundo material, es una historia sobre el capital, la inversión, lo empresarial y el uso apropiado de los escasos recursos económicos. Es una réplica directa a aquellos que ven una contradicción entre el éxito empresarial y la conducción de una vida cristiana.
Un hombre rico que emprendía un largo viaje reunió a sus tres sirvientes. Les informó que cuidarían de su propiedad durante su ausencia. El amo detenidamente juzgó las habilidades naturales de cada sirviente. Le dio cinco talentos a un criado, dos a otro y uno al tercero, a cada quien según su habilidad. Luego el señor partió en su viaje.
Los sirvientes se enfrentaron al abierto mundo del afán empresarial y la inversión. El que había recibido cinco talentos hizo negocios y ganó otros cinco. El criado que recibió dos, ganó dos más. Pero el sirviente que había recibido uno escondió la propiedad de su amo dentro de un hoyo en el suelo.
El señor regresó y les pidió cuentas
El sirviente que había recibido los cinco talentos se adelantó diciendo: «¡Señor, me confiaste cinco talentos; mira, aquí tienes otros cinco que he ganado!» «¡Bien, criado bueno y fiel!,» respondió el amo, «Has sido fiel en lo poco, te confiaré lo mucho. ¡Entra en el gozo de tu Señor!»
Entonces el criado que había recibido dos talentos se acercó al amo. «¡Mi Señor,» le dijo, «tú me confiaste dos talentos, mira, he ganado otros dos!» El amo halagó al sirviente en forma similar. Entonces el que había recibido un talento se acercó. «Señor, sé que eres duro, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.»
La respuesta del amo fue pronta y severa: «¡Siervo malo y holgazán! Sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido. Debiste, por tanto, entregar mi dinero a los banqueros para que, al volver yo, retirase lo mío con intereses.»
Objetivo general: Reconocer que el Señor nos ha provisto los medios para que desarrollemos un trabajo eficiente y satisfactorio, para Aquél, que nos escogió y nos llamó.
Objetivos específicos:
- 1) Ver cómo evalúa el Señor nuestras facultades.
- 2) Admitir que no a todos nos ha dado el Señor la misma cantidad de talentos.
- 3) Establecer estrategias para que nuestros talentos produzcan ganancias para el Señor.
Pareciera algo fuera de la lógica el desarrollo de este contenido, es decir que no tiene sentido en el ángulo espiritual, pero conforme se vaya desarrollando se dará cuenta que Dios está interesado en el desenvolvimiento de sus habilidades para el ensanchamiento de su reino.
I. Delegación y uso de los talentos y dones (Mateo 25:14-18)
Talento = servicio, dones = responsabilidad. Todos asumimos un compromiso por lo que recibimos y hacemos el servicio con lo que poseemos. Dios ha puesto en su corazón el regalo del perdón y el derecho de la salvación. Usted posee en su corazón el amor de Dios y ese amor es un regalo inefable del cual Dios espera que usted lo multiplique en el corazón de otros. Servir con amor es lo que Dios espera encontrar en su pueblo cuando venga para redimirlo.
A. El Señor da talentos a sus siervos (25:14)
Uno de los grandes distintivos del plan supremo de Dios en su relación con los hombres es su disposición de escoger y capacitar a los humanos para el servicio. Pero el Señor no sólo delega responsabilidades y tareas; el otorga derechos, confiere autoridad, provee medios, distribuye dones y pone talentos en las manos de los que llama a su viña.
Si tomamos el contenido de la parábola de los talentos; podemos decir que mejor que las riquezas de este mundo, son los dones y privilegios encontrados en Dios para su mismo reino, la iglesia.
Pablo dice: que Jesús mismo, después de ascender al cielo derramó su Espíritu, como lo había prometido, y luego, “constituyó a unos; apóstoles; a otros, profetas; otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” Efesios 4:11. ¿Cuál es el propósito del Señor, o cuál es su esperanza, con estos ministerios delegados?
Leemos lo que sigue diciendo, el apóstol Pablo “a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efesios 4:12-13
B. Cada uno recibe según su Facultad (25:15)
Es interesante que Mateo, a diferencia de Lucas, haga mención del criterio con que el hombre de la parábola distribuyó sus bienes: “A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno dio conforme a su facultad-capacidad.”
En griego se traduce aquí como capacidad o facultad es dunamis (“poder, fuerza, esfuerzo”). En el mundo comercial o laboral, nadie asigna trabajos ni distribuye mercaderías sin analizar las capacidades de sus empleados.
No todos tienen las mismas habilidades
No todos tienen las mismas aptitudes ni idénticas habilidades para realizar las ventas o ejecutar las tareas. Las empresas hacen uso de instrumentos administrativos y psicológicos para medir el potencial de cada persona. Tomando en cuenta su educación, sus logros, el ambiente en el que se ha desenvuelto, las cualidades temperamentales y muchas otras características personales antes de emplear a alguien.
De la misma manera en “el reino de los cielos” el Señor quien conoce los corazones de los hombres, y no sólo lo que está a la vista, sabe dónde emplear y cuánto darle a cada uno de sus siervos.
Este criterio divino por el cual el Espíritu Santo reparte “a cada uno cómo Él quiere” (1 Corintios 12:11), ha despertado envidia y celos entre los discípulos de todas las generaciones. Algunos se ponen tristes al ver cómo el Señor responde a otro y le otorga privilegios, mientras que ellos están siempre escaseando.
¿No será que Dios ve su disposición y valentía para confrontar todo lo que le venga con tal de hacer que el crecimiento del reino de los cielos, (la iglesia) se establezca? Si usted a cualquier situación de la vida espiritual le teme y eso no lo deja actuar, por lo mismo el Señor no deposita confianza en usted. Además el Señor siempre ve la disposición y humildad de cada quien, para hacer todo lo que se le es delegado.
C. No todos hacen buen uso de lo que reciben (Mateo 25:16-18)
El que recibió cinco talentos, no perdió su tiempo, lo aprovechó y desarrolló todas las fuerzas para hacer crecer aquello que su señor le delegó. De la misma manera el que recibió dos.
No es de extrañar la aptitud del que recibió un talento. Porque así mismo en estos días hay personas que Dios le da un don conforme a su capacidad y no se acercan a Él; con la disposición de poner en práctica aquello que Él les dio.
Siempre el que menos hace es el que presenta una serie de justificaciones y busca la manera de hacer creer que todo lo que hizo fue por seguridad a no caer en una tragedia espiritual. Si Dios le da un don o un talento desarróllelo y glorifique al que se lo dio y no lo deshonre…como lo hizo el siervo infiel diciendo: “Señor, yo te conozco que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste”
¿Ha visto usted a personas que, por su “celo” y sumo “cuidado” de no cometer errores prefieren mantenerse encerrados o sentados en las bancas de nuestras iglesias? Alguien dijo, cuando se le preguntó cuánto había hecho por el Señor: “yo no he ganado a nadie para Cristo ni he hecho nada visible por la obra, pero tampoco he dado lugar a que se hable mal de mí. Yo no quiero cometer los errores que cometen todos los que se quedan callados o quietos en su casa. Por esa razón es que muchos no se atreven a hacer algo, para evitar hacer lo malo, dejan de hacer lo bueno.
II. La responsabilidad de rendir cuentas (Mateo 25:19-30)
Que tan seguros estamos de rendir cuentas convincentes al que nos escogió y nos llamó, con el propósito de hacer bien todas las cosas para el engrandecimiento de su reino (la Iglesia).
A. El regreso del Señor esta cerca (25:19) el Señor muy pronto viene, ¿están listos?
¡Sí! ¡Qué bien! ¿Cuánto será lo que le entregará en el momento de que Él le pida cuentas? Recuerde lo que dice en “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Apocalipsis 22:12
Ya se dieron cuenta de lo importante que somos, cada uno de nosotros fuimos elegidos por el Señor para hacer que se perfeccione su obra. El apóstol Pablo recomienda lo siguiente. «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.» (2 Timoteo 2:15). El Señor nos ha delegado una tarea y nos ha delegado talentos, habilidades y medios para cumplirla, como se vio en la delegación de los talentos.
Aunque creamos que ya ha transcurrido mucho tiempo, no se nos olvide lo que el apóstol Pedro dice: “el Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros» (2 Pedro 3:9). Aprovechemos este tiempo para hacer uso de los talentos que hemos recibido del Señor.
B. La recompensa de los siervos activos (25:20-23)
El que no espera nada no tiene razones para esforzarse por hacer lo mejor. Es cierto que servimos al Señor por lo que Él ya hizo por y en nosotros, pero también es importante recordar que lo que nos espera es mucho mejor aún.
En Dios todos seremos galardonados, así como los buenos también los malos; porque para Dios no hay acepción de personas. La recompensa de los siervos activos es tan necesaria como el castigo de los negligentes.
La gracia del Señor siempre ha de verse al lado de su justicia. “en lo poco me fuiste fiel sobre mucho te pondré” además recordemos esto; en la parábola del mayordomo infiel Jesús ya se había referido diciendo: “el que es fiel en lo poco también lo más es fiel” (Lucas 16:10)
C. La recompensa del siervo negligente (25:24-28)
El contenido de este tema, puede inclinarse más al siervo que no pone en desarrollo sus habilidades o talentos, que al siervo prudente y activo; sin embargo, el propósito es motivar a los que han descubierto sus talentos y que por una u otra razón no los han puesto en desarrollo o práctica, que comiencen ya que el Señor aún no ha venido y estamos a tiempo de poderle sacar provecho.
Vea usted que a quien Dios le ha permitido graduar de alguna profesión entregue esa intelectualidad para el desarrollo del reino celestial, por ejemplo si es docente en educación primaria ¿En qué daría usted su servicio para el ensanchamiento del reino de Dios?
-En enseñar a los niños la palabra- ¿Si es docente en el nivel medio? Usted -tomaría a los adultos en un discipulado permanente- ¿y si es secretaria comercial? Pues usted serviría como secretaria general de su congregación.
Y si es perito contador, músico, arquitecto, electricista, albañil y muchas más profesiones y/u oficios que hay para el engrandecimiento del reino de Dios. Desarróllelo y entréguelo al servicio de Aquél que lo perdonó, ayudó y entregó en usted esa habilidad de aprendizaje. Porque sino en aquel día el señor le dirá lo mismo que le dijo al siervo negligente y malvado y que duro será que otro tome su corona.
Conclusión:
El cristiano anhela tener y recibir más (25:29-30). Es de meditar sobre el decir: al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. También conviene mencionar sobre una máxima versión usual que dice: “Si no quieres cuando puedes, no podrás cuando quieras.”
Este es el momento en que debemos salir con la confianza de que el Señor está a nuestro lado, nos ha dado su Santo Espíritu, nos ha dado su Palabra, nos ha colmado de talentos, dones y habilidades; todo lo que tenemos que hacer es ponerlos a funcionar y dejar que el Señor se glorifique en los resultados.
La voluntad del Señor es que seamos sus socios en la obra
1. La parábola de los talentos nos enseña que todas las cosas de Dios nos han sido dadas porque Él confía en los que ha redimido y son sus siervos y administradores según Pablo a los Corintios en su primera carta (4:1-2).
2. Dios le da a cada uno de acuerdo a su capacidad. Si en el mundo comercial y laboral se distribuyen las tareas de acuerdo con las capacidades y el carácter de cada trabajador. ¿Cuánto más en “el reino de los cielos”?
3. Algunos discípulos de hoy no están tomando en serio el trabajo que el Señor les ha delegado. Muchos se ponen a buscar defectos y hallar excusas para no trabajar. Sus falsas percepciones les producen miedo, inercia, celos, envidia y muchas razones para quedarse en casa.
4. Hay grandes recompensas para los que se esfuerzan en servir al Señor. No importa cuántos talentos haya recibido usted (cinco, dos, uno); lo que vale es el uso que haga de ellos para que en el día de las recompensas tenga lo que merezca.
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