Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes." (Salmos 27:13)
Cuando me puse a escudriñar lo que la Bilbia dice acerca de la bondad de Dios, me di cuenta de que es un tema que va de Génesis a Apocalipsis. ¿Por qué cree usted que la Biblia pone tanto énfasis en el simple hecho de que Dios es bueno? Porque es el fundamento de nuestra fe en Él. Cuánto más conozcamos la bondad de Dios, más confiaremos en Él. Cuanto más confiemos en Dios, más fácil será poner nuestra vida en sus manos. Solo si ponemos nuestra vida en las manos de Dios podremos abrirle el camino para que nos salve, nos bendiga y nos use como sus instrumentos, para que su maravillosa voluntad sea hecha en la tierra, como lo es en el cielo.
Cuando empecé a enseñar sobre la bondad de Dios en las campañas de sanidad, empecé a ver más milagros y sanidades que antes. Era más fácil para las personas confiar en Dios una vez que creían en su bondad, y esa confianza les inspiraba a abrir sus corazones a su poder sanador. Cuando leyeron en la Palabra que al Padre le había placido darles el reino (Lucas 12:32) y que Él "no quitará el bien a los que andan en integridad" (Salmos 84:11), se dieron cuenta de que Dios estaba con ellos, no contra ellos. Comprendieron la verdad de que Él no estaba ocultándoles nada, de que no estaba quitándoles la sanidad, sino que estaba tratando de ayudarles, porque a Él le agrada hacer el bien. Estaba tratando de ayudarles. Al entender esto, pudieron tranquilizarse y recibir por la fe lo que necesitaban de Él.
Es mi oración que usted tenga la misma experiencia. Hasta que usted no deje por sentado que Dios es bueno y que hasta puede confiarle su vida, su fe nunca será grande porque siempre se echará atrás movido por el temor. Siempre estará pensando: ¿Y si no cumple lo que dice? ¿Y si no está escuchándome? ¿Y si me pide que haga alguna cosa que no sea conveniente para mí? Una vez que su corazón conozca la bondad de Dios, usted confiará plenamente en que Él nunca le causará daño, nunca le abandonará ni le desilusionará. Siempre y cuando usted le siga, Él estará siempre a su lado: amándole, ayudándole y bendiciéndole.
Dios no está confundido
La religión tradicional se ha encargado de que la gente no tenga confianza en la bondad de Dios. La religión enseña que a Dios un día puede ocurrírsele que usted se enferme o que empobrezca. Pero eso no es lo que enseña la Palabra escrita de Dios. Él no está confundido en cuanto al bien y el mal. Él sabe lo que significan la bendición y la maldición, y es el mismo significado que tienen para nosotros (porque hemos aprendido de Él).
En Deuteronomio 28 podrá leer las bendiciones y las maldiciones que Dios da al pueblo de Israel. En los versículos 11 al 13 Él resume las bendiciones:
Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples.
Es obvio que Dios sabe lo que es bueno y lo que no es bueno para nosotros. Él sabe que es bueno que tengamos más que suficientes provisiones naturales en la vida. Sabe que si sembramos, es bueno que recojamos una gran cosecha. Sabe que si tenemos ganado, es bueno que se multiplique. Sabe que es bueno que nuestros hijos sean bendecidos y que todos estemos con buena salud.
Por otro lado, Dios sabe que no es bueno que estemos enfermos, oprimidos o temerosos, o que seamos pobres. Es más, la palabra hebrea "shalom" que el Señor menciona tantas veces para bendecir a su pueblo, significa estar completo en espíritu, alma y cuerpo. Significa que no nos falta nada, que no hay nada dañado. Dios sabe que así es como deberían estar las cosas, y así es como Él las quiere; no solo para algunos cuantos de sus hijos, sino para todos. Como dice el Salmo 145:9: Bueno es Jehová para con todos.
El secreto del valor de David
Cuando pienso en alguien de la Biblia que de veras conoció la bondad de Dios, siempre me viene a la mente David. Dios dijo que él era "un hombre conforme a su corazón" (1 Samuel 13:14; Hechos 13:22). En su juvenud, cuando cuidaba del rebaño en las colinas de Israel, David tenía comunión con Dios y había llegado a conocerle íntimamente. Él se dio cuenta de que Dios era amoroso, paciente y bondadoso. David sabía que Dios cuidaría de él, supliría lo que necesitara y lo libraría del peligro.
Esas experiencias inspiraron a David a escribir el Samo 23. Este salmo nos da un gran entendimiento de la bondad de Dios. Quizá usted lo haya recitado muchas veces. Quizá haya pensado que habla del cuidado de Dios por nosotros en el cielo. Pero en realidad este salmo nos revela lo que Dios quiere hacer por nosotros aquí en la tierra: el valle de sombra de muerte, donde está el diablo, nuestro enemigo.
Teniendo presente esto, lea el Salmo 23 y deje que le hable a su corazón de una manera nueva acerca de la bondad y el cuidado que Dios quiere mostrarle:
Jehová es mi pastor [que me alimenta, me guía y me protege], nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará [y restaurará] mi alma [mi vida]. Me guiará por sendas de justicia [para ser recto y justo ante Él, no por mis obras, sino] por amor de su nombre. Aunque ande en valle [oscuro y profundo] de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara [para proteger] y tu cayado [para guiar] me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando [desbordándose]. Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová [y en su presencia] moraré por largos días.
Cuanto más llegue usted a entender estas verdades, más podrá confiar en Dios en toda situación de la vida. Su confianza en Él le dará valor ante la timidez de otros.
Así fue la experiencia de David. La revelación del Salmo 23 lo llenó de confianza en Dios. Le infundió ánimo y valor en situaciones de peligro. En una ocasión, cuando un león atacó las ovejas, David no salió corriendo, sino que se enfrentó al león y lo mató con sus propias manos. Lo mismo hizo cuando apareció un oso.
Años después en su vida, cuando ninguno en Israel quería enfrentarse a Goliat, David fue el único que se animó a pelear contra él. ¿De dónde se armó David de valor? Él lo revela en 1 Samuel 17:37, donde dice: "Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo".
David no solo sabía de la bondad de Dios, sino también la había experimentado en su propia vida. Había visto las victorias que la bondad de Dios le había dado, y el solo pensar en eso le daba valor y ánimo.
Nosotros también podemos ser como David. Cuando más conozcamos la bondad de Dios y cómo opera en nuestra vida, más victorias tendremos para recordar. Cuantas más victorias podamos recordar, más difícil será para el diablo asustarnos y amedrentarnos. Recordaremos la victoria sobre el león y el oso de nuestra vida, y diremos: Qué bien. Hasta aquí me ha traído Dios, y sé que no va a defraudarme.
¡Vea lo que el Señor ha hecho!
He pensado en eso no sé cuántas veces en los últimos treinta y cinco años. Cuando oí por primera vez acerca de la bondad de Dios mi vida era un desorden. A menudo me preguntaba: ¿Qué habría sido de mí "si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes"?
Quizá no estuviera viva en este momento. A través de los años, al confiar más y más en Dios, Ken y yo nos hemos quedado asombrados de ver la manifestación continua de la bondad de Dios en nuestra vida.
Cuanto más conozco la bondad de Dios, más convencida quedo de que
Él quiere que todos, sin excepción, le entreguemos nuestra vida para que pueda derramar abundantemente y sin reservas sus bendiciones en nosotros. Su deseo es que seamos tan bendecidos que a dondequiera que volvamos la miradea, podamos ver su bondad. Que toda vez que lleguemos a la casa, digamos: "¡Vieran lo que el Señor ha hecho!" Toda vez que nos montemos en el automóvil, digamos: "Gracias, Señor, por este medio de transporte".
Dios desea que nos sintamos tan bien cuando nos levantemos por la mañana que no podamos evitar el dar gracias por un cuerpo sano que funciona siempre bien y se siente bien. Siempre que veamos a nuestros hijos y la paz que hay en ellos, alabemos al Señor. El deseo de Dios es que a todo lado que miremos, podamos ver su bondad.
Romanos 8:32 dice: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?"¿Dónde estará usted el próximo año? Si usted aún tiene dudas, permítame hacerle una pregunta: ¿dónde estará usted para este tiempo el próximo año si no empieza a creer que verá la bondad del Señor en la tierra de los que viven?. Pues, estará donde está ahora mismo. Las cosas no estarán mejor en su vida. Es más, quizá estén peor porque el diablo no tendrá estorbos para robar, matar y destruir.
Pero si usted empieza a considerar lo que la Biblia dice de la bondad de Dios y se atreve a creerle, las cosas empezarán a cambiar de una manera maravillosa. Su vida empezará a mejorar. Dentro de un año no solo verá esa bondad en las páginas de la Biblia, sino en todas las circunstancias de su vida diaria. ¡Eso es lo que yo llamo vivir!
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