Hechos 2:1-6 “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.”
El Señor después de haber dado testimonio a los discípulos por medio de la resurrección se presenta con pruebas indubitables. Para entender lo que sucedió este día, por qué sucedieron todos estos acontecimientos debemos entender lo que pasó en el último momento que los discípulos estuvieron con Jesús, habló cosas muy precisas con los discípulos, lo que diría sería crucial serían la base de su fe.
Dijo primero: “es necesario que yo me vaya, porque si no me fuera el consolador no vendría, voy pues a preparar un lugar porque donde yo estoy quiero que estén ustedes también” quizás los discípulos no entendieron en ese momento, pero prometió que el Espíritu Santo les daría entendimiento. Cuando Jesús se le presenta a los discípulos ocurre algo entre ellos que cambia su manera de pensar, había sobre ellos una sentencia de muerte por predicar sobre Jesús, sin embargo cuando Jesús se les aparece se dan cuenta que muchas de las cosas comenzaban a tener sentido, una fue que si venía la muerte tenían la plena seguridad de que irían al cielo, esa es la seguridad que nosotros como cristianos debemos tener que en medio de la crisis puedas decir “yo sé dónde voy a terminar”.
El Espíritu Santo descendió allí, se cumplió la promesa y se capacitó a la iglesia para superar las dificultades a venir ¿Qué hizo que estos hombres fueran transformados de tal manera? El Espíritu Santo, que les permitió ver como Jesús veía, sentía ¿Cómo pueden correr por tu interior ríos de agua viva si no te has acercado a la fuente? Los discípulos fueron impactados de una manera que sólo puede hacer el Espíritu Santo. Si algún cristiano quiere generar un impacto en la vida de los demás no tiene que buscar títulos, aunque estos sean importantes, no debe acumular riquezas, vehículos, casas, lo que hace la diferencia en un creyente es la presencia de Dios en su vida.
Que la gente cuando te mire te respete por el Dios que camina contigo, eso es lo que hace el Espíritu Santo cuando transforma la vida del ser humano, no podemos cumplir el objetivo de Dios si no estás lleno del poder de Dios. Necesitas al Espíritu Santo en ti, necesitas llenar tu vida con la presencia de Dios, si no llenas tu vida con la presencia de Dios, si no buscas a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, Jesús le dijo a sus discípulos “nada puedes hacer”.
¿Quieres ser un protagonista o un espectador? Porque si no te dejas usar, Dios va a usar a otro, es lo que Dios quiere, que con poder impactemos esta ciudad, tú puedes ser de bendición para otra persona sólo si el Espíritu de Dios está en ti, deja que su Espíritu venga y transforme tu ser.
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