Nahum 1:7 “Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían.”
Si tomáramos la tarea de jerarquizar todas las expresiones que tenemos como pueblo de fe, no dudo en asegurar que Dios es bueno.
Apenas iniciamos en la fe lo decimos insaciablemente cuando descubrimos el amor de Dios, pero más importante que decirlo es de vital importancia el saber por qué lo decimos, porque justamente en el momento de la angustia esas frases comienzan a desaparecer de la boca, por esto el Señor lo dice incansablemente en su Palabra, es un recordatorio.
Tenemos muchos versículos sobre lo fiel y justo que es el Señor, en su infinita sabiduría sabe lo débil que es una mente acosada por la angustia, que tiene muchas características, pero lo más común es creer que estamos solos y desamparados, siempre vemos las dificultades mucho más grandes de lo que son, y la verdad es que nunca son tan fatales como la angustia las presenta, es normal sentirse abatidos, nos acordamos de todos nuestros pecados, de todo lo que hemos hecho que desagrada a Dios.
Entonces viene la palabra de Dios a través del Espíritu Santo y nos recuerda que no nos amó cuando ya éramos santos, nos amó cuando estábamos en pecado, nos valoró en esa condición de pecado, como vemos en Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Cuando estamos en la angustia sentimos que ya no vamos a aprender nada por ser pecadores, ya no vale la pena asistir al templo, leer la Palabra, sentimos que nadie tiene tiempo para nosotros y nos da vergüenza acercarnos aún en la oración a nuestro Señor, pero Él nos hace entender que tiene compasión de nosotros, que estamos enfrentando la situación como carnales y no con el corazón puesto en Dios.
En la angustia siempre evaluamos las condiciones económicas, nos sentimos sin solución alguna, que pereceremos en injusticia, que nos consumirá la maldad, pero es entonces cuando nos conseguimos en los brazos del buen pastor, entendemos lo que es el amor de nuestro Señor, en la angustia nos engañamos y ni siquiera recordamos las bondades que hemos leído, nos da temor, esto no nos permite postrarnos en adoración, pero bendito el Señor por su amor que nos recuerda que es un pastor tierno, amoroso y paciente hasta que perfeccione la obra en ti.
Tenemos que estar plenamente convencidos en todo momento que nuestro Señor es fiel, es Santo, no por lo que somos sino porque Él es bueno, perfecto, no permitas bajo ninguna condición que la angustia se apodere de ti, cuando evaluamos las situaciones con el ojo carnal y quitamos la mirada del Señor todas las dificultades se engrandecen y contaminamos nuestro corazón de tal manera que no vemos la salida.
Cuando tu fundamento sea la certeza de Dios en tu vida vas a poder caminar sobre cualquier situación, lo importante es que tu corazón se llene de fe, camina en firmeza sabiendo que Él lo hará, espera cosas buenas en tu vida porque has confiado en el fiel y poderoso Dios, el que hará un milagro porque así ha prometido a los que confían en Él.
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