En la actualidad casi la mayoría de enseñanzas, apuntan a que somos destinados a ser exitosos, a llegar a las multitudes, a llenar coliseos, a proclamar sanidad, a echar fuera demonios y una inmensidad de cosas más.
En lo personal me gusta leer pero ahora toca tener mucho cuidado con el material que uno escoge para leer, ya que en el trigo está mezclada la cizaña, la mayoría de material de lectura qué hay ahora solo apuntan al hombre y su necesidad de ser bendecido, prosperado, aclamado, ser famoso etc.
Una vez leí que el lugar más peligroso para un hijo de Dios, es una librería cristiana. Y eso es porque ahora se exhiben cosas abominables, herejías con títulos aparentemente inofensivos.
Por eso hoy en día la mayoría de jóvenes “cristianos” ya no quieren servir de manera ferviente en su congregación, ahora quieren ser famosos y aclamados, una ola de músicos “cristianos” han ido apareciendo en este tiempo y la mayoría de jóvenes quieren ser como ellos, muchos dicen que quieren servir a Dios con su boca, mientras su corazón solo anhela la fama.
¡Que! ¿Acaso piensas que exagero? Si no me crees pregúntale a un joven que quiere hacer en Dios y la respuesta será entre usar sus talentos para Dios en la música y así impactar a multitudes, o también te dirá que quiere predicar en coliseos llenos de jóvenes, después de todo eso es lo que ahora se muestra por internet. Lo interesante de eso es que las personas que dan estas respuestas ni siquiera en su casa dan un testimonio de vida cambiada por Cristo, algunas veces ni siquiera a sus vecinos les hablan de Cristo, muchas veces se vuelven tan arrogantes que ya no quieren servir en iglesias pequeñas ya que eso no llena las expectativas de sus sueños de gloria.
Que lamentable es ver a personas que quieren iglesias llenas para después solo jactarse al decir que son bendecidos o que son frutos de “avivamiento”y menospreciar a aquellas iglesias pequeñas que según ellos no crecen por qué no tienen visión. Eso me parece absurdo, es más las personas que simplemente ponen su confianza en métodos carnales para llenar los asientos de su congregación, aceptando acoplarse al sistema de este mundo para volver el mensaje más atractivo para los oídos carnales no se dan cuenta que se han extraviado del camino, ahora la meta es hacerse conocido y famoso, ya nadie quiere servir aún sin recibir nada a cambio. Hoy en día la mayoría de “cristianos” en sus oraciones le dicen a Dios, si me das fama y multitudes yo te serviré de todo corazón, y eso es más falso que un billete de 3 dólares, ya que un corazón que no ha sido reformado jamás podrá servir de verdad a Dios y solo caerá en lazo del diablo al poner su mirada en cosas pasajeras.
El modelo de Jesús me encanta, en la Biblia dice que a él le buscaban para hacerlo rey pero el más bien se apartaba de esas personas, hoy en día esa propuesta es una “bendición” supuestamente para aquellos que no tienen miedo de mezclar las cosas de Dios con las del mundo solo para ganar seguidores sin importar que el evangelio sea diluido.
Las enseñanzas de hoy en día dicen que Jesús debía haber explotado su fama y así ganar más seguidores y causar más impacto, algo así como hacer una gira de milagros y que la gente lo ame. Pero Jesús más bien huía de eso y no suavizaba la palabra, el hacia todo lo contrario a lo que hoy en día se hace y por eso intentaban matarlo.
El sabía muy bien que el impacto del evangelio no tenía nada que ver con métodos humanos, sino más bien solo con el poder de Dios. Hoy en día parece que hemos olvidado eso.
... No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Zacarías 4:6
Estoy seguro que si Jesús tuviera un perfil de Facebook para ahí también escribir sus enseñanzas. No tendría muchos seguidores, solo por escribir verdades bíblicas que chocarían con el “cristianismo” carnal de este tiempo. ¡Es más!, muchos de los supuestos ministros de Dios, buscarían bloquear, eliminar o denunciar su cuenta para que deje de publicar esas cosas que afectan a sus ministerios cimentandos solo en sus propios sueños y deseos de sus corazones corrompidos y hambrientos de reconocimiento, fama y gloria. Aquellos que solo ven a la gente como un número más ocupando una banca en la iglesia y no como lo que verdaderamente son: almas necesitadas sedientas de Dios.
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