miércoles, 13 de abril de 2016

Pecados

Los requisitos que Dios estableció para que el pueblo de Israel tuviera expiación por sus pecados, enlistaban como lo vemos en Levítico 4:
Un becerro sin defectos, en otros pasajes se pueden ver otros animales pero siempre debía ser un animal sin defecto alguno.
El pecador que presentaba el animal para el sacrificio debía poner su mano sobre la cabeza del animal y degollarlo.
Podemos ver que la práctica dictada por Dios, incluía mojar los dedos en la sangre del animal decapitado rociándola hacia el velo.
El resto de la sangre del animal se derramaba en el lugar del holocausto.
Dios establecía que haciendo este ritual de sacrificar un animal inocente y sin defecto era expiación por el pecado y el pecador tendría perdón, expiación por su pecado, limpieza de su pecado.
Es importante notar entonces que en este proceso de expiación de pecados se requería:
Un animal sin defecto.
Que el pecador que presentara al animal por haber transgredido la ley de Dios, es decir por su pecado cometido, le pusiera su mano sobre su cabeza y lo degollara él mismo, él mismo lo matara cortándole la cabeza. El pecador mataba al animal y veía el derramamiento de sangre inocente del animal sin defecto.
El sacerdote era quien rociaba y derramaba la sangre.
Cumpliendo estas acciones, éste ritual, el pecador tenía expiación por su pecado y perdón.
De éste ritual podemos ver que:
El pecador debe ser castigado con muerte.
El becerro sin defecto ocupa el lugar del pecador, el becerro es quien muere en lugar del pecador.
El pecador tiene que reconocer y admitir su culpa, su pecado, debe reconocer que pecó transgrediendo las leyes de Dios, para entonces saber que está en falta ante Dios y llevar al animal para sacrificio.
El pecador tiene que creer que llevando el animal para el sacrificio, tendrá expiación y perdón por sus pecados. Si un pecador no creyera que este ritual y sacrificio le traería expiación, no llevaría al animal y no realizaría el ritual y por lo tanto su pecado no sería perdonado.
El pecador debía poner su mano sobre la cabeza del animal como si el pecador le transfiriera su pecado al animal a sacrificar.
El pecador mismo era quien debía matar al animal degollándolo, cortándole cruelmente la cabeza al animal inocente, al becerro sin defecto. El pecador mismo debía hacer este cruel acto, matando al animal inocente y viendo su sangre inocente que se derramara.
Cuando el becerro sin defecto se mata y su sangre inocente se derrama, entonces hay expiación y perdón del pecado.
Dios no perdonaba al pecador, si el pecador no mataba y derramaba la sangre inocente del cordero sin mancha. Un cordero sin culpa que moría por los pecados del pecador.
Podemos apreciar que como la ley de Dios fue transgredida, Dios como juez tenía que ejercer justicia y que los buenos actos ó buenas obras que hiciera el pecador, de ninguna manera neutralizaban sus transgresiones a la ley de Dios ó pecados. Una vez que se cometía el pecado, no había fórmula distinta para que el pecado fuera perdonado, ni el recitar oraciones, ni el hacer buenos actos podían de ninguna manera traer expiación y perdón del pecado.
Dios de ésta forma estaba estableciendo un sistema para que en lugar de que el pecador fuera castigado con muerte, sus transgresiones y pecados fueran simbólicamente transferidas al becerro al ponerle la mano sobre la cabeza, y así el becerro sin defecto fuera matado ocupando el lugar del transgresor ó pecador y que el becerro derramara su sangre inocente para que así la justicia de Dios quedara satisfecha.
Este simbolismo permite ver que no es que Dios perdonara así nada más al pecador, el pecado demandaba juicio de Dios y castigo de Dios con la muerte del pecador, pero el becerro era quien ocupaba el lugar del pecador y moría derramando su sangre, era muerto como un sustituto del pecador.
Sin la muerte del becerro sin mancha en sustitución del pecador, el pecador no tenía expiación de pecados.
En pocas palabras moría el pecador como resultado del juicio y sentencia de Dios, ó bien un sustituto que debía ser el cordero (u otro animal) sin mancha que ocupaba el lugar del pecador para derramar su sangre inocente y morir sin haber cometido los pecados que se le transferían simbólicamente.
Aun así este ritual de sacrificio es un simbolismo, ya que en realidad un animal no tiene la validez legal ante el sistema judicial de Dios, para recibir el castigo y sentencia en sustitución de un ser humano para que el ser humano al morir físicamente no vaya al lago de fuego para recibir castigo eterno.
“Porque la sangre de toros y machos cabríos no puede quitar los pecados” Hebreos 10 : 4
Aún así, es muy importante conocer y entender este concepto de la expiación y del sacrificio del cordero sin mancha, es clave para entender la salvación en Jesús, es tan importante que incluso en el reino milenial de Jesús, se reanudará la realización de éstos sacrificios.
Muy pocas veces he visto que se enseñe sobre esto, y estoy seguro que si en alguna iglesia se hiciera como ejercicio un ritual de éste tipo en el que alguien tuviera que tomar un cuchillo y cortarle la cabeza a un corderito inocente y ver su sangre derramada y la cabeza separada del cuerpo y la muerte del animal, muchos quedarían impactados por decir lo menos.
Y si se llegara a realizar éste simulacro en alguna iglesia, dudo mucho que se repitiera. Seguramente después de la conmoción, nauseas y desmayos de algunas personas, muchos acusarían crueldad animal contra el inocente corderito, y acusarían del trauma causado a los niños por presenciar tan cruel y sangrienta escena.
Si tu cada vez que cometes un pecado, incluso ya como cristiano nacido de nuevo, tuvieras que matar un cordero sin mancha y derramar su sangre, cortándole la cabeza, y tuvieras que vivir ese impacto de matarlo tú mismo de forma cruel a ese animal inocente, creo que ó lo pensarías seriamente antes de volver a pecar, o ante la frecuencia de tu pecado te volverías insensible a matar corderos inocentes, cortándoles la cabeza.
Como la sangre de animales y corderos sin mancha no sirve en realidad para que el ser humano quede a salvo de la ira y merecido castigo de Dios en el infierno como justo juicio por sus pecados, pagando condena eterna en el lago de fuego, entonces era necesario el derramamiento de sangre y muerte de Jesús, Dios mismo hecho carne y hueso.
Jesús el Cordero de Dios – Expiación y propiciación por nuestros pecados.
Por lo tanto era necesario que Dios diera provisión de un Cordero Santo sin mancha capaz de hacer expiación por los pecados de los seres humanos y capaz de librarlos del castigo eterno en el lago de fuego.
Jesús, el Hijo de Dios, Dios mismo hecho carne y hueso es ese Cordero de Dios.
Dios quiso quebrantar a Jesús, poniendo su vida en expiación por el pecado, como señala Isaías 53 : 10
Jesús fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo nuestro fue sobre él.
“El fue herido por nuestras transgresiones, fue molido por nuestros pecados, el castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas somos sanados” Isaías 53 : 5
Como cordero fue llevado al matadero, Isaías 53 : 7
Jesús es el Cordero de Dios, el cordero que provee Dios y que quita el pecado. Juan 1 : 29.
Jesús, Dios hecho carne y hueso con su sacrificio en la cruz, con el derramamiento de su sangre inocente, es la propiciación ante Dios por nuestros pecados, es decir, que aplaca la ira de Dios contra el pecador y nos hace propicios, favorecidos y aceptados por Dios.
Dios hizo que Jesús sea la propiciación de nuestros pecados por la fe en su sangre como señala Romanos 3 : 24 – 25.
Jesús es propiciación por nuestros pecados como indica 1ª Juan 2 :. 2.
Solamente el Creador y Juez de todo el universo, El que ha dispuestos las leyes morales que regulan a los seres humanos, puede proveer el proceso judicial que satisfaga la ley de Dios y que al mismo tiempo disponga misericordia y que libre de culpa al transgresor de sus leyes, al pecador.
A continuación la letra del Himno Sólo de Jesús la sangre, que es bastante apropiado para este estudio, aunque el original en inglés tiene más estrofas y algunas de ellas que con mucha precisión describen el sacrificio de Jesús y la importancia de su sangre derramada.
Como la estrofa que en inglés dice – Nothing for sin can atone, Nothing but the blood of Jesus, que se podría traducir como:  Nada puede expiar el pecado, nada excepto la sangre de Jesús.

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