miércoles, 20 de abril de 2016

Obedecer

Si es necesario, Dios moverá cielo y tierra para mostrarnos su voluntad.
2 Crónicas 20.12
Dios siempre quiere lo mejor para nosotros, y está comprometido a mostrarnos cómo seguir el plan específico que ha diseñado para cada uno de nosotros. Él quiere que vivamos pendientes de su voz, para oír lo que quiere que hagamos y cómo quiere que lo hagamos (Is 30.19–21).
Si empezamos a desviarnos del curso que Dios ha fijado para nosotros, Él tomará toda clase de medidas para captar nuestra atención y protegernos del peligro. Él tiene una gran variedad de métodos para ayudarnos a ver la situación, entre ellos:
1. Un espíritu intranquilo
A veces Dios nos llama la atención quitándonos el sueño (Est 6). Si experimenta algún tipo de intranquilidad en lo profundo de su ser, o siente algo que no puede identificar, deténgase y ore: «Señor, ¿estás tratando de decirme algo?» Cada vez que Dios estuvo a punto de pasarme de una posición pastoral a otra, yo me sentí muy inquieto.
2. Una palabra específica
Dios también capta nuestra atención utilizando las palabras de otros. Fue el método que usó para darles un mensaje tanto al joven Samuel como al viejo sacerdote Elí (1 S 3.4–18). Si varias personas empiezan a decirle lo mismo en un lapso breve de tiempo, pregúntele al Señor si está tratando de hablarle a través de ellos.
3. Una bendición inusual
Dios puede darle alguna bendición inusual para llamar su atención. Por supuesto, si usted se considera una persona autosuficiente, el Señor probablemente usará otro método para que usted fije su atención en Él, pero recuerde que Él expresa su amor sin importar qué método utilice.
4. Una oración no contestada
A veces la respuesta de Dios a una oración es «no». A pesar de las oraciones de David para preservar la vida del bebé que concibió en adulterio, el niño murió (2 S 12.15–18). El Señor puede guardar silencio ante nuestras oraciones para que tomemos la iniciativa de examinar nuestro corazón.
5. Una desilusión
Cuando la nación de Israel desacató la instrucción divina de tomar posesión de la tierra prometida, Dios juzgó al pueblo por su incredulidad. Luego cambiaron de parecer y dijeron que ahora sí deseaban entrar a la tierra, pero el Señor les dijo que no, que ya era demasiado tarde (Nm 14). Dios captó su atención mediante el sentimiento de desilusión. De manera similar, el Señor puede permitir reveses que nos impidan trazar nuestro propio rumbo.
Dios nos indicará su voluntad
6. Circunstancias extraordinarias
En algunas ocasiones Dios usará circunstancias inusuales para que nos detengamos a escuchar. Moisés vio una zarza ardiente que no se consumía. Cuando se acercó a investigar, el Señor le habló desde el fuego (Éx 3). Usted y yo debemos aprender a buscar la presencia de Dios en cada circunstancia de la vida. Él deja sus huellas y evidencias de su obra en todo lo que nos rodea.
7. Derrotas
Dios puede usar la derrota para mostrarnos la verdad. Tras su victoria aplastante sobre Jericó, los israelitas abordaron una pequeña población con confianza de sobra, ignorando el mandato del Señor (Jos 7). Dios captó toda la atención de Josué al permitir que la nación sufriera una derrota vergonzosa. Este tipo de derrota puede convertirse en una piedra que nos permite dar otro paso hacia el éxito, si oramos: «Señor, ¿qué me estás diciendo? Ayúdame a ver cuál fue el error que cometí».
8. Problemas económicos
En el tiempo de los Jueces «cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue 17.6) y la nación cayó en idolatría y desobediencia. Dios trajo juicio por medio de los madianitas, quienes devastaron el territorio. El pueblo clamó a Dios sólo cuando Él les quitó toda posesión material (Jue 6.3–6). Dios sabía con exactitud qué era necesario para llamarles la atención, y cuando ellos se volvieron a Él de corazón, Él los libró de sus opresores y los bendijo.
9. Tragedias, enfermedades y aflicciones
Debemos considerar nuestras tragedias y aflicciones como razones para preguntarle al Señor: «¿Qué estás tratando de decir?» Cuando el rey Ezequías se llenó de orgullo, Dios usó su enfermedad para alertarlo del problema (2 Cr 32.24). De modo similar, cuando Saulo de Tarso persiguió a los cristianos, Dios lo hirió con ceguera y así logró captar toda su atención (Hch 9.1–19).
Dios siempre sabe dónde nos encontramos en nuestro peregrinaje de fe, y sabe exactamente qué se requiere para llamarnos la atención. Por eso, esté alerta; note si alguno de estos métodos divinos ocurren (o son recurrentes) en su vida. Si lo son, pregúntele qué quiere decirle y dispóngase a escuchar, no para informarse, sino para obedecer.

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