Cuando se va al templo, se va a honrar a Dios con todo lo que somos, con nuestro ser, nuestro tiempo, nuestras ofrendas, alabanza y servicio, pero de nada sirve que hagas todo esto, si el corazón no es el correcto. Uno de los problemas más grandes de la sociedad es que ha perdido el poder de honrar, honrar a la gente, honrar a Dios. Lamentablemente, en el tiempo que vivimos, muchos se gozan en destruir a las personas, en vez de honrarlas, en vez de honrar las posiciones y honrar la gente.
Realmente, no puedes tener una relación con Dios, si no piensas en honrar a Dios con todo lo que tú hagas. Tú no puedes pensar que vas a la iglesia, simplemente, a un servicio más. Tienes que entender que, cuando se va a la casa de Dios, se va a honrarle.
“Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.” Proverbios 3:9-10
No hay manera de que vivas honrando a Dios en todo lo que haces, y que no haya recompensa para tu vida, en tu trabajo, en tu matrimonio, con tus hijos. Si sabes honrar a Dios con todo lo que haces, todo lo que tienes, todo lo que le pertenece a Dios, serás recompensado. Ahora bien, no le honres por el interés de recibir una recompensa; la honra que le rindas a Dios tiene que ser de corazón sincero.
Cuando recibimos las bendiciones que Dios da a nuestra vida, siempre tenemos que honrar a Dios primero, antes de disponer de ellas en la manera que mejor nos parezca. A Dios se le honra con todo lo recibes en tus manos, para que siempre sepas de dónde proviene todo lo que hagas en la vida. El mundo te quita lo que tienes, a través de sus impuestos, pero el Dios Todopoderoso al que le sirves se encarga de traer favor y gracia sobre tu vida. Tú paga los impuestos, y Dios te da en abundancia, cuando le honras.
Una de las cosas que ha perdido la sociedad es el poder de la honra. No saben honrar, deshonran a todo el mundo, hablan como les da la gana, maltratan a la gente, les deshonran por el lugar donde se encuentran, hablan mal de ellos sin importar las consecuencias que puede ocurrir. Sin darse cuenta, una de las cosas más grandes que puede tener una sociedad es honrar las posiciones y, sobre todas las cosas, honrar al Dios Todopoderoso al que le servimos. Una de las cosas más poderosas que puedes hacer es el honrar a Dios, a las personas, a los de autoridad, a todo aquel que merece ser honrado.
Podrías ser salvo desde tu casa; pero, cuando sales bien arreglado de tu casa para ir a la iglesia, tu vecino te ve y sabe en quién tú has creído; le estás diciendo al mundo que tú sabes de dónde proviene todo lo que tienes y a quién vas a honrar en la iglesia.
Entiende hoy que nada de lo que hagas por Dios lo debes hacer solo por hacerlo, sino con la conciencia de que vas a honrar a Dios. Hazlo de esta manera, y tus lagares rebosarán. Tu vida rebosa, cuando honras al Dios Todopoderoso. Cuando honres a Dios, él se encargará de darte favor y gracia en todo lo que hagas.
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