Una vez que notamos que el estrés está tratando de evitar que experimentemos lo mejor de Dios en nuestras vidas, podemos empezar a realizar algunas elecciones para cambiar las cosas. Aquí le presento algunos pasos rápidos que puede dar el día de hoy para iniciarse en la lucha contra el estrés:
1. Busque apoyo social
Los estudios han demostrado que el aislamiento lleva a padecer niveles de estrés elevados. Como seres sociales, pasar tiempo con otras personas es una de las mejores maneras de aumentar nuestra perspectiva. Hay varios recursos sociales que trabajan de forma diferente, según el individuo. Aquí le sugiero algunos:
• La familia: pase tiempo con los miembros de su familia que le amen y lo apoyen. No los subestime.
• La iglesia: la iglesia local es donde se reúne la familia de Dios para adorarlo, aprender su Palabra y animarse unos a otros. Si no es miembro de una iglesia estable, basada en la Biblia, le animo a unirse a una a la cual pueda asistir.
• Grupos y clubes. Los grupos sociales de todo tipo: clubes literarios, de ejercicios, de estudios bíblicos, incluso los grupos de amigos que simplemente se reúnen para cenar una vez a la semana. Todos ayudan a reducir el estrés.
• Terapia: si no tiene nadie con quien hablar, dejar fluir sus emociones con la ayuda de un terapeuta puede ser de gran ayuda para reducir el estrés e incrementar la salud emocional en general. Le sugiero que se asegure de que se trata de una persona que conozca muy bien la Palabra de Dios, para que el Espíritu Santo, que es “el Consejero” dirija los consejos de esta persona hacia usted.
2. Practique la “terapia de dejar pasar”.
Algunas cosas en la vida las podemos controlar: el trabajo que escogemos, los amigos con los que compartimos, la cantidad de café que ingerimos, y la hora en que nos vamos a dormir. Pero otras cosas no las podemos controlar: lo que digan o hagan los demás, las fluctuaciones en la economía, el conductor grosero en la autopista.
La forma como reaccionemos ante las cosas que no podemos controlar muchas veces determinan nuestro nivel de estrés. Las personas que se alteran con frecuencia por cosas insignificantes se frustran fácilmente y se llenan de mucho estrés. Quienes dejan pasar esas cosas son mucho más felices.
Dejar pasar no significa que debemos ser indiferentes o que no nos debe importar lo que pase a nuestro alrededor, sino simplemente que reconocemos que no hay nada que podamos hacer en ese momento para cambiar la situación. Lo mejor que podemos hacer cuando las cosas están más allá de nuestro control es dejarlo pasar y confiar en que Dios hará que todas las cosas trabajen para nuestro bien (ver Ro. 8:28).
3. Encuentre su zona de comodidad… y quédese ahí.
Mi esposo Dave una vez hizo una de las cosas más sabias que he visto. Cuando trabajaba como ingeniero, le ofrecieron un ascenso que venía con un gran aumento de sueldo y mucho prestigio. Pero él lo rechazó. Al principio pensé que estaba cometiendo un grave error. ¿No nos vendría bien el dinero? ¿No quería que la gente de su compañía lo respetara como un superior?
Cuando se lo pregunté, Dave me dijo que había observado a los otros sujetos que habían ocupado ese cargo con anterioridad. Me dijo que viajaban muchísimo, y que constantemente les daban plazos irracionales, que los sumergían en un profundo estrés. Me dijo: “Joyce, no es así como quiero vivir”. Dave terminó escogiendo otro cargo que le permitía respetar sus valores más apreciados: su compromiso con la familia y su comodidad consigo mismo, en vez de perseguir lo que todos los demás perseguían.
Estoy convencida de que habría mucha más felicidad y menos estrés en el mundo si la gente se tomara el tiempo de conocerse a sí misma y su zona de confort, y permaneciera allí. Esto va más allá del sitio de trabajo. Si hay algo en su vida que le está robando el gozo o la salud, esa no es su zona de confort, salga de allí lo más rápido que pueda. Eliminar de su agenda todas las cosas que no están trayendo buenos frutos reducirá en gran medida su nivel de estrés y le permitirá disfrutar de las cosas en la que usted elija concentrarse.
4. Nutrición, suplementos probados, dieta saludable y ejercicio.
Lo que ponemos en nuestro cuerpo tiene un enorme impacto en nuestros niveles de estrés. La nutrición adecuada, los suplementos probados, y una dieta saludable en general, influyen enormemente en la forma como nos sentimos cada día. Lo animo a que de forma consciente realice una combinación bien balanceada de alimentos nutritivos y saludables, suplementos probados y vitaminas, que lo ayuden a combatir el estrés diario.
No puedo repetir lo suficiente la importancia que tiene hacer ejercicios de forma regular. Muchos creen que no tienen tiempo de ejercitarse, pero la verdad es que si no se toman el tiempo de hacerlo ahora, es probable que pierdan más tiempo visitando doctores y teniendo que permanecer inactivos e improductivos porque se sienten mal. ¡El ejercicio es una de las fuentes de energía más importantes que existen!
5. Programe tiempo para relajarse
Relajarse no es un acto egoísta o de gente floja. No es holgazanear. Es una manera de recargar las baterías desde el punto de vista físico, emocional y espiritual, lo que nos permite regresar al combate con las fuerzas renovadas. Logrará más y vivirá más tiempo y con mejor salud si se toma el tiempo de tratarse mejor.
Hay miles de formas de relajarse. Sea desconectándose con música, leyendo un buen libro, tomando un baño tibio a la luz de las velas, saliendo a caminar o realizando un deporte que nos guste, sabemos qué se siente estar relajados, y sabemos cuándo nos está ocurriendo. Lo animo a que haga de la relajación una parte de su vida diaria.
Si se ha sentido robado o engañado últimamente, si se ha preguntado ¿esto es lo que hay?, recuerde que una vida en Cristo se pone cada vez mejor. Proverbios 4:18 dice que “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento (en brillo y claridad) hasta que el día es perfecto” (negritas añadidas).
¡Eso significa que Dios tiene grandes cosas para su vida! No importa cuán irritante, frustrante o estresante sea la situación que enfrenta el día de hoy, no permita que le roben su esperanza, o le disminuyan su gozo. Si confiamos en Dios y aprendemos a dejar ir todo el estrés que está tratando de refrenarnos, nos sorprenderemos de lo cuán mejor puede ser la vida.
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