jueves, 31 de marzo de 2016
Beneficios
Un principio importante de nuestro servicio a Dios es la ofrenda. La palabra dice que no nos presentaremos delante del Señor con manos vacías. Y, para que este acto de fe tenga el resultado que tú esperas y que Dios ha prometido, es necesario que lo realices con la consciencia correcta. Cuando lo haces, la mano de Dios se mueve a favor tuyo.
“Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Mateo 5:23-24
El acto de ofrendar se realiza en el plano natural y en el plano espiritual. Una cosa es dar la ofrenda, y otra cosa es presentarla. Para presentarla, hace falta el corazón correcto. El Señor pone, además, el momento de ofrendar, junto al acto de recordar, cuando dice: Si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas… Toda ofrenda está relacionada con la memoria. Cuando tú ofrendas, es ahí que recuerdas, que empiezas a pensar en todo lo que no has comprado, lo que tienes que pagar, lo que necesitas. Tu mente comienza a pensar, y tu acción de ofrendar se ve afectada por los pensamientos que vienen a tu memoria.
Cuando vas a presentar tu ofrenda ante Dios, tienes que estar claro que ofrendar es un acto de honra, de honor; y lo que tienes que recordar es lo que él hizo por ti en la cruz del Calvario, y todas las bendiciones que él te ha dado. Tu mente lo que tiene que estar es llena de todo lo que él ha hecho por ti.
Dios no quiere que para ti el acto de ofrendar constituya en sí mismo un sacrificio, sino que él pide que haya sacrificio en tu ofrenda, que no es lo mismo. Bajo la primera consciencia, ofrendas por obligación, con una mente negativa, pensando que, después de dar, te queda menos. Cuando hay sacrificio en tu ofrenda, la presentas agradeciendo a Dios por todo lo que él ha hecho en tu vida, por lo bueno que él ha sido contigo, recordando su misericordia sobre ti.
Lo que Jesús estaba diciendo es que, cuando tú vayas a dar tu ofrenda, recuerdes si hay alguien a quien tú puedas liberar de algo. Si alguien tiene algo en contra tuya, libera a esa persona porque, si hay algo poderoso que nuestra ofrenda debe recordarnos es el sacrificio de Cristo por nosotros. Para él reconciliarse con nosotros, tuvo que ofrecerse en ofrenda. Tu vida fue reconciliada con Dios. Y, de la misma manera, tienes que hacer lo que esté a tu alcance para que todas tus relaciones estén disfrutando de la libertad que tienen que disfrutar. Cuando entiendes esto, tu ofrenda y toda tu adoración, traen resultados.
Los resultados de una ofrenda no son producto meramente de llevarla al altar, sino que son producto de que Dios la reciba. En el plano natural, la iglesia la recibe; pero tú no necesitas únicamente que la iglesia la reciba, sino que tiene que recibirla también Dios. Y, para esto, tienes que darla con el corazón correcto, con un corazón de amor.
“16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16
La generosidad del dar es una de las cosas que más nos conecta al carácter de Dios. Cuando vas delante del Señor, y te presentas con tu ofrenda, tu generosidad a Dios, tu manera de entregarle a Dios, te acerca a él. Y es entonces cuando tú puedes experimentar realmente lo que es el gozo de dar.
Dios quiere que nuestra adoración sea de la manera correcta, para que tengamos resultados, para que podamos experimentar lo que él quiere que nosotros vivamos. Dios quiere que tengamos una relación de matrimonio correcta, relaciones paterno-filiares excelentes, amistades correctas; porque, a través de todas esas relaciones, él puede mostrarte la forma en que él te ha perdonado, la forma en que él ha guardado tu vida. Cuando vas a la casa del Señor, y te presentas ante él, con el corazón correcto, es el momento en que puedes entender cómo Dios actúa, y puedes conectarte con él, experimentando lo que el mismo Dios experimentó.
Al ir a la casa del Señor, estás sacrificando tiempo; al entregar una ofrenda, estás sacrificando aquello que pudieras adquirir con ese dinero; y esto Dios lo sabe. Cuando entiendes esto, entiendes lo que Dios hizo por ti; porque, si alguien sabe de sacrificios es nuestro Señor. Él dejó todo para entregarse por ti. Por eso, presentarte dejando todo en el altar, es de los actos más poderosos, porque experimentas la misma naturaleza, el mismo carácter de Dios.
Presenta tu ofrenda con la consciencia de experimentar el mismo gozo del Señor. Al hacerlo con esta conciencia, recibirás los beneficios de tu acto de fe.
miércoles, 30 de marzo de 2016
Palabra fresca
31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hechos 4:31
Pedro y Juan pasaron una noche encarcelados por predicar la palabra. Fueron amenazados, en un intento por impedir que siguieran hablando y haciendo señales en nombre de Jesús. Aún así, al ser liberados, regresaron a los suyos y, estando reunidos con ellos, pidieron denuedo y les fue concedido.
El que pide denuedo es el que tiene resistencia. Si pidieras que el problema fuera quitado, y más adelante enfrentaras una situación similar, no tendrías la experiencia de haber pasado ya por eso; no tendrías resistencia, no tendrías denuedo. El denuedo no es algo que viene porque sí, sino que viene por hacer algo una y otra vez, hasta que se convierte en parte de ti.
Aquellos hombres pidieron denuedo para predicar la palabra, pero esto no llegó tan solo por aquella oración, sino también porque ellos reunían los ingredientes necesarios para que Dios depositara algo especial en sus vidas.
Los apóstoles fueron amenazados para que no predicaran en nombre de Jesús, y ellos fueron a los suyos. Fueron a reunirse con el grupo con el que ellos habían estado recibiendo el Espíritu Santo, recibiendo la palabra; fueron a su iglesia.
Uno de los errores más grandes que cometen los cristianos es que, cuando tienen problemas, o cuando tienen un poco de éxito, lo primero que dejan de hacer es ir a los suyos. Pero, cuando estamos bien plantados con los nuestros, no importa si estamos en victoria o en persecución, siempre regresamos a nuestro lugar.
Pedro y Juan se encontraban en el mejor momento de su ministerio. Los enfermos sanaban, los que escuchaban se convertían, les seguían milagros y prodigios. Pero, al mismo tiempo, estaban viviendo la mayor persecución en sus vidas y, en lugar de hacerse víctimas y alejarse, volvieron al lugar de donde salieron, a los suyos.
El que tiene denuedo es aquel que tiene sus pies plantados en el lugar correcto, el que sabe que tiene que volver al lugar donde recibió inspiración, donde recibió palabra.
Tu bendición está ligada a tu iglesia, a ese grupo de personas, al grupo de oración, a la manifestación del Espíritu Santo, y al hecho de que tú estás allí recibiendo palabra fresca.
martes, 29 de marzo de 2016
Obrando a tu favor
“25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.” Hechos 16:25-26
Cuando los discípulos comenzaron a orar, tras pasar una noche encarcelados por predicar el evangelio, aquel lugar fue lleno del Espíritu Santo, de manera tal que el lugar tembló. Cuando algo se estremece, la mayoría de nosotros quiere salir corriendo. Si se está moviendo el piso debajo de nosotros, si se nos está derrumbando la casa encima con tantas situaciones, queremos salir corriendo. Pero, cuando en la palabra de Dios hay un temblor, es porque la manifestación de Dios está a punto de suceder.
Cuando hay estremecimiento en tu vida, es porque Dios va a hacer algo grande.
Cuando tu mundo se estremece es porque ha comenzado la manifestación de la bendición de Dios sobre tu vida. No asocies el estremecimiento con problemas o con que algo malo vaya a suceder. El estremecimiento lo que tiene que traer es confianza de saber que Dios está en el asunto, porque lo único que puede mover tu vida es el poder de Dios obrando a favor tuyo.
Cuando el mundo se está moviendo alrededor de nosotros, cuando el piso se está moviendo debajo de nosotros, no es porque nos vayamos a caer o que nuestro mundo se vaya a derrumbar o que nuestra vida se acaba, sino porque Dios ha comenzado a moverse a favor nuestro.
“6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Hageo 2:6-7
Cuando leemos Hageo, nos damos cuenta que el temblor no es señal de temor, sino que es señal de que la casa está llena de la gloria de Dios. Pensamos que el temblor derrumba, pero el temblor no derrumba sino que acomoda, pone las cosas en su lugar, nos enseña que nuestra vida está llena de la gloria de Dios.
Tienes que aprender a orar con la seguridad de que tú estás esperando que se estremezcan las cosas en tu mundo porque, cuando se estremece tu mundo, es porque Dios está haciendo algo. Y, mientras te mantengas orando para que Dios saque los problemas de delante de ti, no serás aprobado, no habrás pasado las experiencias que tienes que pasar para llegar al nivel al que Dios te quiere llevar.
Dentro de ti, tiene que construirse la resistencia suficiente para pasar a un nuevo nivel.
La Biblia no dice que ores para que el diablo se vaya, sino que dice: Resistid al diablo, y huirá de vosotros. (Stgo. 4:7) Mientras estés orando para que se vayan los problemas, el problema se irá, y delante de ti estará el próximo, porque no has construido la resistencia suficiente para pasar al próximo nivel. Pero, cuando dentro de ti se crea la resistencia suficiente, el enemigo huye de ti.
Hay situaciones que nunca más vas a tener que pasar porque ya tú las pasaste una vez, y las resististe, y ya el enemigo sabe que, en esa área, no te puede tocar.
Tú decides si sigues llevando una vida de oraciones de “Señor, saca” “Señor, quita” “Señor, elimina” “Señor, remueve” o si desarrollas dentro de ti el denuedo que te ayude a resistir en tu matrimonio, que te ayude a resistir en ese negocio, que te ayude a enseñar bien a tus hijos, a levantar bien tu ministerio, a poner tus pies en el lugar correcto, con la palabra correcta, con la confianza de que, cuando se estremece tu mundo no es porque cosas malas estén pasando, sino porque Dios está obrando a tu favor.
jueves, 24 de marzo de 2016
Plan para tu vida
El mundo es muy rápido en mostrar nuestras debilidades y faltas, es rápido con sus palabras, sin darse cuenta que, de esta manera, se hunden en un infierno. La única mente que puede declarar palabras para descubrir y deshonrar, es una mente que está pervertida, destruida, y enferma. Tú tienes que ir más allá de lo que el mundo hace, tienes que actuar y hablar de manera diferente, siempre recordando que Dios obrará a tu favor.
De las cosas que Dios les enseña a sus discípulos, en Mateo 5, es que tienen que tomar acción inmediata para resolver cualquier asunto, con sabiduría. Jesús les dijo: Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda. (Mateo 5:23-24)
No esperes que sea la persona, que tiene algo contra ti, la que decida ir donde ti a resolver las cosas; tú, sal al encuentro y ve, resuélvelo, preséntate en aquel lugar inmediatamente y, con tus palabras, aplaca la ira.
Hay una historia en la Biblia de una mujer muy impresionante, Abigail. Esta mujer, en un momento dado, tomó una acción inmediata que provocó eventualmente una transformación total en su vida. La palabra nos dice, acerca de ella y de su esposo: Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb. (1 Samuel 25:3)
En este capítulo, vemos que David le pide a Nabal que le haga un favor, que le proveyera ciertas cosas para poder continuar con su viaje. Nabal se niega, diciendo un montón de tonterías, aun cuando David ofrece pagarle por estas cosas. A raíz de esto, David dice: Voy a matar a este hombre. David llamó a todos sus soldados, y salió rumbo a casa de Nadal; llegarían la mañana del día siguiente. Uno de los siervos de Abigail le cuenta lo sucedido y sale ella al encuentro de David con provisiones, a intentar razonar con él; y logra así, con sus palabras, aplacar la ira de David.
Qué maravilloso es encontrar a alguien que razona. Qué bueno es encontrar a alguien que, cuando se va a tomar una decisión con ira, piensa y tiene las palabras correctas para aplacar la ira y evitar que se cometa un grave error. David iba a acabar con Nabal para defender y mantener su honra, para demostrar quien él era; y esta mujer lo detiene en el camino. Abigail hace a David pensar, diciéndole, en otras palabras: Oye, si lo matas, cuando Dios te bendiga, te prospere, cuando haga lo que Él dice que va a hacer contigo, quedará en tu mente el recuerdo de lo que piensas hacer. Le dice: David, no vas a poder dormir tranquilo, si no calmas tu ira; cuando Dios te entregue lo prometido, te acordarás de que hiciste mal, así que detente. Estas palabras aplacan la ira de David y, tiempo después, Nabal muere, David se convierte en rey, se acuerda de Abigail y la hace su esposa.
Una de las cosas más poderosas que puedes tener a tu lado es alguien que te ayude a aplacar la ira. Lo mejor que uno puede tener es a alguien que, con su sabiduría, te ayude a cuidar tu honra, alguien que te haga pensar, que te haga entrar en razón para que tomes buenas decisiones porque, lo que Dios te prometió, te lo va a dar, a pesar de todos los Nabal de tu vida. Di hoy: Bendito sea el razonamiento, gloria a Dios por la fe, gloria a Dios por el amor, la esperanza, la unción. Gloria a Dios cuando, en un coraje, comienzas a tomar acciones, pero entonces vienen esas palabras que te dicen: Cuando Dios haga contigo todo lo que dijo que iba a hacer, quedará en tu mente el error que cometiste, así que detente.
Quizás tú no tienes una pareja como Abigail, pero tienes al Espíritu Santo que va a hablar a tu vida, a tu mente; tienes al Espíritu Santo que va a calmarte, que va a poner control sobre tus palabras, que no va a permitir que hagas algo de lo que te arrepientas. Para eso, tienes que permitir que el Espíritu Santo te dirija a toda verdad y toda justicia, de manera tal que puedas disfrutar de todo lo que Dios te ha dado y las promesas cumplidas en tu vida, sin tener resentimientos y remordimientos por las malas decisiones que tomaste. Benditos sean los que, antes de tomar venganza para defender y proteger su honor, entienden que no les conviene acabar con otros y deshonrarlos porque, si lo hacen, con sus palabras, los que caen en el infierno de la depravación son ellos mismos.
Si piensas que cuando dices las cosas te liberas, lo que en realidad estás haciendo es llenar tu mente de todo eso que dices. Mejor piensa en esto: No importa cuánta deshonra la gente quiera traer a tu vida, hablando mal de ti, en vez de intentar liberarte y defender tu honra, quédate callado, no actúes, porque el Dios al que tú le sirves te va a honrar. El Dios al que tú le sirves cumplirá su palabra en tu vida y, cuando tú llegues al lugar de tu destino, y Él te haga bien, lo mejor es que puedas dormir tranquilo, sabiendo que Dios fue quien te hizo justicia.
No caigas en el infierno de vivir en una mente perturbada, en una mente podrida, vengativa, tratando de crear la destrucción de la vida de otra persona. Lo que en realidad debes estar pensando es en todo lo que Dios va a hacer contigo, a pesar de lo que el mundo pretenda traer a tu vida. El Dios Todopoderoso al que le sirves te llevará al lugar para el cual el te escogió, el que él te prometió, el lugar que la gente piensa que no te mereces. Dios te va a honrar, porque así es el orden de Dios; aquel que tiene menos honra y menos decoro, a ese le cubrimos y le guardamos mejor. Si la gente piensa mal de ti y con poca honra sobre ti, prepárate para los mejores años de tu vida porque el Dios al que tú le sirves va a tomar los miembros menos decorosos y los va a cubrir, y el plan que él tiene para tu vida, se va a cumplir.
miércoles, 23 de marzo de 2016
Conocer la palabra de Dios
Cuando estudiamos el libro de Hechos, vemos a un Pedro constantemente citando a David. El verso 8 del capítulo 4 dice que Pedro estaba lleno del Espíritu Santo, muy seguramente porque cada vez que Pedro abría la boca lo que salía era el Espíritu Santo, lo que salía era la palabra de Dios.
Los apóstoles confiaban en la palabra una y otra vez. Lo que Pedro tenía dentro de él era lo que salía de él, incluso en los momentos de persecución.
Tenemos que mantenernos confiando en la palabra constantemente.
Si, ante una situación difícil, lo que sale de tu boca son confesiones negativas o las razones por las cuales estás en esa situación, entonces tú tienes que entender que, para que en ti haya denuedo, lo que tiene que salir de tu boca es la palabra de Dios, la confesión de la palabra, lo que tú has recibido de parte de Dios, la convicción que está dentro de ti.
El conocer la palabra de Dios es lo que produce en ti denuedo.
El denuedo es aquella fuerza que te mantiene firme, que te da la paz que sobrepasa todo entendimiento, como dice la Biblia. Esta es la paz que puedes experimentar, aún cuando se supone que no estés en paz. Pero esa es la paz que se deposita en tu vida, cuando dentro de ti hay suficiente palabra para entender que no tienes que pedir que el problema se vaya, y para entender que tú tienes la fuerza suficiente, la palabra suficiente como para sobrellevar cualquier problema.
Si tu situación es económica, tu confesión debe ser que Dios suplirá todas tus necesidades conforme a sus riquezas en gloria, porque así lo dice la palabra, y porque el Dios al que le servimos sigue siendo el dueño del oro y la plata. En medio de los problemas tú tienes que comenzar a citar la palabra, tienes que pararte firme, tienes que decir como dijo David: No seremos conmovidos ante esta situación; mis pies están plantados; Jehová es mi Pastor, y nada me faltará.
martes, 22 de marzo de 2016
Satisfacción
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” Mateo 5:17
Hay personas que impactan y cambian tu vida cuando las conoces, al igual que tú, en ocasiones cambias e impactas la vida de alguna persona que te conoce. En ellos, se puede ver algo que muchos quisieran alcanzar. Sus vidas retan a otros a vivir vidas más altas, más elevadas. De esa misma manera, hay vidas que, cuando te encuentras con ellas, tienen la capacidad de degradarte. Pablo decía que las buenas costumbres se pueden corromper por una mala conversación. Así que tienes que tener cuidado con quién te encuentras en el camino.
Jesús era este tipo de persona que, dondequiera que iba, provocaba admiración, envidia, celos. Pero, cuando observas la vida de Jesús, todo el que se encontraba con él, de alguna manera u otra, no volvía a ser la misma persona. Muy pocas veces, por no decir nunca, Jesús condenó o juzgó públicamente, de forma negativa a alguien, como lo hacían los escribas y los fariseos. Aun así, su vida provocaba que todo el que estaba a su alrededor se examinara y sufriera una transformación.
La vida de todo aquel que se encontró con Jesús, de alguna manera u otra, directa o indirectamente, fue impactada, transformada. Pero no se puede negar que la razón por la cual Jesús provocaba tal resultado en las personas es porque, a diferencia de otros profetas, maestros y líderes de la Biblia y el mundo, que decían: “Haz lo que yo digo”, Jesús decía: “Sígueme”. Jesús provocaba cambios, porque enseñaba con sus acciones.
¿Cuál es la gran diferencia entre decir “haz lo que yo digo” y decir “sígueme”? La diferencia es que las acciones respaldan y dan peso a lo que se enseña, provocando que la enseñanza tenga más impacto. Cuando una persona intenta enseñar sin acciones, puede significar que no está viviendo lo que está enseñando, y esto la gente no lo ve con buenos ojos, muchas veces catalogándolo como hipocresía.
Jesús le decía a todo el mundo: No solo hagas lo que yo digo, sino sígueme y mira cómo hago lo que digo que tenemos que hacer. Por eso es que Mateo 5 aclara que, el que cumple los mandamientos y luego los enseña, ese es más grande en el reino de los cielos.
El mundo está lleno de gente que quiere enseñar, sin vivir lo que enseña. Ese es el problema más grande que existe en la sociedad; la gente quiere enseñar, sin demostrar con ejemplos lo que ellos creen. Esto crea un reto un poco más grande porque, aunque enseñar con acciones tiene mucha influencia, el maestro pudiera hacer delante de ti ciertas cosas y realmente no creer lo que está haciendo; sus motivos y corazón pudieran estar totalmente lejos de lo que está haciendo.
Por eso, al momento de aprender sobre cómo actuar ante las circunstancias que se viven hoy, mira y aprende del ejemplo de Jesús. Cuando conoces a Jesucristo, y miras la manera como vivía y actuaba, tu vida cambia. Te darás cuenta que existe un estándar más alto, sobre el estándar que el mundo tiene para vivir. Vive bajo los principios espirituales, que es la vida que Dios quiere que vivas. Esta vida es la más desafiante, y no es tan fácil como la del mundo, pero está más llena de satisfacción.
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