Una mujer virtuosa siempre está levantada, siempre está de pie. Y, Proverbios 31:23, dice que “su marido es conocido en la puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.” La mujer virtuosa está levantada, está de pie, mientras su marido está sentado.
De ninguna manera esto es denigrante para los caballeros. La mujer tiene que estar levantada, mientras el hombre está sentado. La palabra sentado,en el original, es la palabra yasháb que significa morar, permanecer oestablecerse. La palabra dice que Cristo está sentado a la diestra del Padre, porque el hecho de que el hombre esté sentado, no significa que haya perdido autoridad. El estar sentado no significa que el hombre es inferior, o que le falte algo a ese hombre, sino que significa que ese hombre está ocupando el lugar que le corresponde, porque el estar sentado es una posición de autoridad.
Cuando una mujer está levantada, entonces, el hombre puede pasar a ocupar el lugar que necesita ocupar, que es estar sentado, ser la autoridad en su hogar, entender que tener una mujer que esté levantada no significa que a él le vaya a faltar autoridad, sino todo lo contrario, significa que su autoridad está guardada por una mujer que está levantada.
Por mucho tiempo, hemos querido bajar los ánimos de la mujer. ¡Qué difícil se le hace al hombre darle un elogio a la mujer! Pero, muchas veces, es porque piensa que, si lo hace, va a perder autoridad. Pero, en realidad, es todo lo contrario. Mientras más parte le dé un hombre a su mujer, más autoridad tiene ese hombre en su hogar.
Ningún hombre debe sentirse amenazado ni por el éxito, ni por las bendiciones, ni por los logros que haya conseguido su cónyuge porque, mientras más levantada esté una mujer, más autoridad tiene ese hombre.
Una mujer levantada, una mujer de pie, lo que hace es que permite que su esposo pueda ocupar la posición que le corresponde.
Lo que pasa es que nos impresiona lo que vemos. Nos impresiona ver una mujer levantada y un hombre sentado, pero es que nos estamos dejando llevar por lo que vemos con nuestros ojos, y no estamos viendo la realidad espiritual que esto representa.
Una mujer levantada está ocupando el lugar que le corresponde, y su marido, sentado, está ocupando el lugar que le corresponde.
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