sábado, 1 de junio de 2013

Peticion

Antes de decirnos lo que significa su nombre, y por qué se llamó así, la palabra nos dice que Jabes era un hombre ilustre. Dios no responde la oración de Jabes porque hubiera nacido en dolor, sino porque había alcanzado un grado de honorabilidad delante de Dios.
Cuando pasamos por circunstancias difíciles y, aun en medio de ellas, logramos permanecer y seguir adelante, alcanzamos ese grado de honorabilidad.
En 2 Corintios 4:17 dice que la tribulación es momentánea, y que produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.
La renovación en el interior viene de la leve tribulación momentánea. La tribulación desgasta el físico, pero renueva el espíritu, produciendo un excelente y eterno peso de gloria, no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven.
Si tú quieres renovarte en el espíritu, con los problemas, tienes que ver en ellos lo que nadie ve, tienes que ver lo que no se ve, porque lo que se ve es temporero. Todas las crisis son temporeras. La pregunta es: ¿Qué va a producir esto en ti?
Tienes que ver lo que no se ve, porque lo que se ve va a pasar.
Y eso es lo que trae renovación a tu vida, y produce un peso de gloria. Y a toda persona pesada en el espíritu, Dios le concede toda oración.
La palabra “honorable” que nos describe a Jabes en 1 de Crónicas 4:9, en el original, es la misma palabra que aparece en 2 Corintios 4:17 por la palabra “peso”. La gloria de Dios no se mide en cantidad, se mide en peso. Una persona que tiene peso en el espíritu es una persona que ha logrado sobreponerse a las circunstancias, y su espíritu ha sido fortalecido por los problemas, y ahora carga un peso, sus palabras cargan un peso.
La circunstancia, o te hace pesado, o te debilita. Cuando pasas por circunstancias difíciles, por tribulaciones, y aun así permaneces, y sigues adelante, y creces en medio de las circunstancias, tus palabras adquieren un peso.
Quizás, al igual que Jabes, tú eres hijo del dolor. Quizás naciste en medio de una crisis económica, quizás no te quisieron, quizás tus padres te abandonaron, fuiste huérfano; por cualquier razón, quizás le han puesto a tu vida el apodo de” Jabes”. Pero, aunque los demás nombres mencionados en 1 Crónicas 4 no significaban “dolor”, tampoco alcanzaron el grado de peso.
Hay otros personajes de la biblia cuyas historias son narradas en capítulos completos. La de Jabes, en dos versos. Pero dos versos son suficientes para decirnos que aunque nació en dolor, el dolor no lo debilitó, no lo detuvo, sino que lo renovó, le dio fuerza, y lo hizo un hombre de peso.
¿Imaginas que llegue el día en que tus oraciones tengan peso?
Sí, tenemos que humillarnos ante el Señor, pedir perdón; pero no tenemos que pasar una vida pidiendo perdón por algo por lo que él ya nos perdonó. Tiene que llegar un momento en que le puedas decir al Señor que, aunque naciste en dolor, la tribulación ha producido en ti un peso y que, cuando vayas ante su presencia, sea para pedirle – como Jabes – que te bendiga, que ensanche tu territorio, que te guarde del mal para que no te dañes.
Y Dios concedió esa oración. Delante del trono de Dios, tu fe es lo primero, pero tus obras te dan peso.
Tenemos que estar dispuestos a trabajar por ese peso de gloria. La unción hay que trabajarla. Eliseo recibió doble porción de la unción que había en Elías, cuando le cayó el manto. Pero el manto le cayó a Eliseo, porque no había más nadie alrededor de Elías. ¿Por qué? Porque más nadie estuvo dispuesto a hacer lo que hizo Eliseo. Eliseo vendió su negocio, sacrificó ganado, hizo una ofrenda, dejo a su padre y a su madre, dejo todo para seguir y servir al profeta Elías por años, y entonces le cayó el manto.
La doble unción no se obtiene porque te cae así porque sí, sino que se obtiene porque has estado dispuesto a pasar por las circunstancias, y lo que ha producido en tu vida es peso, porque de nada te serviría tener el manto, y no ser digno de llevarlo, porque no haber pagado el precio que tenías que pagar.
Tus sueños se pueden realizar. Las peticiones de tu corazón pueden ser contestadas, pero van a ser concedidas cuando en tu vida haya peso, cuando seas una persona ilustre. Y al final de tu historia, te darás cuenta, que todo lo que ha pasado, le da peso, autoridad, a tus palabras, de manera que el mundo y el cielo tienen que responder a ellas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario