martes, 18 de junio de 2013

Alabanza y adoración


Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. Salmos 5:11


Amados, regocíjense en las pequeñas victorias y los pequeños rompimientos, pues son señales de un triunfo mayor. Su alabanza a Dios será como una semilla sembrada en buena tierra que crecerá hasta convertirse en un grito de júbilo dice el Señor. Su fe crecerá cuando reconozcan y aprecien los pequeños pasos de progreso en lugar de esperar el resultado final para dar gracias. La gratitud es una poderosa arma contra el desánimo y la derrota. Marsha Burns

Cuando usted alaba y adora, le está diciendo a Dios, frente a cualquiera que esté observando, que usted cree que El es mayor que cualquier problema que tenga. Una cosa que debemos seguir recordándonos una y otra vez es que el diablo quiere nuestra alabanza y adoración. Pero cada vez que usted abre la boca y adora a Dios con una canción, ¡recupera un poco! Recupera un territorio para el Reino de Dios. Usted confunde al enemigo. Cambia la atmósfera, y no puede soportarla más, así que tiene que huir.

Derrótelo en su propio juego. Llene la atmósfera de su hogar, su auto, y su corazón con la alabanza gozosa y la adoración agradecida. Siga fortaleciéndose en el Señor, y animando a la gente a su alrededor. Continúe sometiendo su pasado, su presente y su futuro al Señor. Siga entregándole sus emociones y su intelecto. Deje el orgullo a sus pies, y levántese, comience a danzar con todas sus fuerzas. La adoración es como la respiración. Usted fue creado para hacerlo todo el tiempo, constantemente. Sea su situación buena o mala, alabe a Dios. El está en control y le ama. - Judy Jacobs en su libro “Estad Firmes”

2 Crónicas 20:22 Y cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el Señor puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y del monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados. 28-30 Entraron en Jerusalén, en la casa del Señor, con arpas, liras y trompetas. Y vino el terror de Dios sobre todos los reinos de aquellas tierras cuando oyeron que el Señor había peleado contra los enemigos de Israel. El reino de Josafat estuvo en paz, porque su Dios le dio tranquilidad por todas partes.

La alabanza y la adoración harán retroceder al enemigo. Le digo, el diablo no se va a quedar por allí escuchando que usted canta. No va a decir: ¿no es lindo? ¿no es dulce? Escúchenlos como adoran a Dios, que lindos. No se va a quedar por ahí en absoluto. Para él, suena como las uñas rayando sobre un pizarrón. Saldrá de allí. Permanecerá lejos por largo tiempo si continúa caminando y proclamando las promesas y las alabanzas de Dios. Si no me cree, ¡pruébelo!.

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