Para que esto ocurra es indispensable las etapas del proceso, no se pueden saltar las etapas del proceso porque de lo contrario el producto final no es el mejor.
No somos productos terminados. ¿Qué les quiero decir con esto?, nosotros no somos producto terminados, somos materia prima que estamos metidos en un proceso que nos lleva el Señor cuyo único fin es sacar un producto final.
Cada uno de nosotros también debemos pasar por los procesos para que en cada etapa del proceso nos vayamos pareciendo más al producto terminado que quiere el Señor. Por lo tanto, nadie puede decir que ya Dios terminó su obra en su vida, porque mientras vivimos, más allá de cualquier circunstancia o edad, Dios sigue y seguirá perfeccionándonos.
Dios no deja nada a medias
Pablo Estaba persuadido o convencido que Dios no hace las cosas a medias o sin terminar. Dios no es como el ser humano que a veces comienza algo y lo abandona; comienza una construcción y la deja; comienza una carrera y no continúa; comienza una dieta y la suspende; comienza una relación sentimental y la rompe.
Noooo, Dios no es como nosotros, porque todo lo que se propone lo logra, y nuestro Señor se propuso perfeccionarnos hasta el día de Jesucristo, y lo hará. El día de Jesucristo es el día de su regreso a la tierra con poder y gloria.
Salmos 138:8 (RVR60) «Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos«.
Salmos 138:8 (Traducción en lenguaje actual) «Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!«
Este pasaje dice Jehová cumplirá, el cumple, el termina lo que comienza, él lo hará en su vida, lo está haciendo en su vida.
La buena obra es de Dios, no de los hombres.
Pablo aquí afirma que la obra en las personas es de Dios, iniciada por Dios mismo. No es el resultado de resoluciones o promesas humanas, ni por la voluntad del hombre. ¡Es la obra de Dios! Como tal, es Dios mismo quien hará que sea una obra permanente. Que sea algo progresivo.
Fue él quien nos llamó, no nosotros, no estamos en sus caminos porque un día quisimos hacerlo, noooo, es porque el nos llamó y si nos llamó debemos confiar que nos irá perfeccionando.
Debemos estar convencidos del obrar de Dios en nuestras propias vidas
Algunos menosprecian la obra de Dios en su propia vida. Dicen cosas como: Sí, asisto a la iglesia y me gusta, pero me falta mucho. Puede ser que te falte mucho todavía, pero la obra de Dios en ti es una obra real, una obra profunda, ¡una obra que Cristo mismo está perfeccionando!
No menosprecies la obra de Cristo en tu vida
- Hablando negativamente acerca de tu madurez espiritual o la iglesia
- Desanimando a otros creyentes acerca del servicio
- Mostrando una actitud de burla o falta de respeto por otros creyentes
- Dejando a un lado las cosas que puedes hacer por crecer espiritualmente
Dios está obrando en tu vida, si no lo está haciendo es porque no lo has permitido, pero el desea hacerlo.
La obra será completa hasta el día que venga Jesucristo.
1 Juan 3:2 (RVR1960) «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es«.
1 Juan 3:2 (Traducción en lenguaje actual) «Queridos hermanos, ¡nosotros ya somos hijos de Dios! Y aunque todavía no sabemos cómo seremos en el futuro, sí sabemos que, cuando Jesucristo aparezca otra vez, nos pareceremos a él, porque lo veremos como él es en realidad«.
Cuando el aparezca sabremos que somos igual a el porqué estaremos viendo cómo es Él.
Ejemplo: Resulta que no sabemos quién es el papá de x niño, entonces no sabemos si el niño se parece al papá, pero si conocemos al papá entonces podremos decir el niño en verdad se parece al papá.
Solo hasta su regreso es que seremos totalmente transformados con un cuerpo de gloria, pero mientras tanto seguimos en este cuerpo de muerte con luchas pero sabiendo que el Señor nos está transformando por medio de su E.S. a través de su palabra.
Pero una cosa es cierta somos hijos de Dios a pesar de todo esto, a pesar que no somos un producto terminado igual somos hijos de Dios y un día seremos semejantes a Él.
El barro y el alfarero. Jeremías.
Jeremías 18:3-6
«Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel«.
¿Como es el barro en las manos del alfarero?.
- Se deja limpiar de impurezas. Cuando el barro tiene piedritas o impurezas el alfarero debe sacarlas para poder facilitar la elaboración de la vasija.
- Se deja formar como el alfarero quiere. No es el barro quien dice la vasija que se debe hacer con el, es el alfarero quien decide
- Es sometido a un horno a alta temperatura. El barro tiene que pasar por el fuego para que coja dureza, firmeza de lo contrario se romperá fácil.
Así mismo la Biblia dice que nosotros tenemos que ser probados, nuestra fe es probada como se prueba el oro en el fuego para limpiarlo.
1 Pedro 1:7 (Traducción en lenguaje actual) «La confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se pone a prueba con el fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se pone a prueba con los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada«.
La fe nuestra debe ser capaz de apagar los dardos de fuego del diablo. Tiene que ser firme.
Se deja manejar, es moldeable.
El alfarero puede hacer la figura que desee con el porqué es blando. No le opone resistencia.
Dios obrara según la disposición que tengamos.
El barro es moldeable, y cuando nosotros somos como el barro y nos dejamos moldear, pues Dios nos puede dar forma, y esto es fácil; pero cuando nosotros nos resistimos al Señor y no queremos que Él nos moldee a su voluntad, y queremos seguir siendo como somos, podríamos decir que somos como una piedra a moldear que es demasiado difícil; o un mármol al cual vas a hacer una escultura y hay que pegarle con cincel y martillo.
Pero para ser bíblicos, te voy a poner el ejemplo que dice la Palabra del candelero, dice la Escritura que cuando Dios ordenó a Moisés que hiciera esa lámpara con siete brazos, en el central iba el aceite y en los tres de cada lado por ahí salía y estaban encendidos los siete brazos; esa obra no se conformó haciendo un vaciado para darle forma, esa se formó a golpe, a martillo.
El artesano le dio forma golpeándola, y la golpeó, y la golpeó para irle dando forma, es de una sola pieza y fue hecha golpeándola. Y cuando nosotros nos resistimos al Señor a hacer conforme y su voluntad, a que Él nos moldee, entonces estamos obligando que el Señor deje de ser alfarero y pase a ser herrero, y en lugar de formarnos con sus delicadas manos, entonces agarre un mazo y nos golpee para darnos forma, la pregunta es muy sencilla:
¿Tú qué prefieres de parte de Dios? ¿Prefieres que te trate como alfarero o como herrero? Sencillo, tú le escoges; Dios va a hacer una obra en ti, quieras o no quieras, ¿quieres que no te duela? Entonces dile al Señor: Señor, aquí estoy, haz la obra que tú tienes que hacer, yo dejo que tú me transformes, yo dejo que tú me cambies y yo participo contigo para que no me duela
Filipenses 2:12 (Traducción en lenguaje actual) «Queridos hermanos, cuando yo estaba con ustedes, siempre me obedecían. Ahora que estoy lejos, deben obedecerme más que nunca. Por eso, con respeto y devoción a Dios, dedíquense a entender lo que significa ser salvado por Dios«.
El propósito final es que seamos como Jesús.
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