miércoles, 3 de abril de 2019

Adoración

19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;”  Efesios 5:19 
Pablo nos habla de cuatro cosas que pueden ser parte de tu momento de adoración.  Un cántico espiritual se da cuando fluyes en el Espíritu; Es la espontaneidad del corazón de expresar lo que siente por Dios en forma de una canción que no se conocía.  Los himnos son letras en las que tú adoras la grandeza de Dios; Te sales del centro, y te enfocas en Él.  Los salmos eran cánticos ya autorizados en las Escrituras, que el pueblo los cantaba de generación en generación; Expresiones de júbilo por las victorias que Dios les había dado.  Y cuando dice cantando y alabando, se refiere a bendiciones.  Es cuando celebramos a Dios por liberarnos; A diferencia de los himnos, tienen otro concepto sublime, otra experiencia; El enfoque es la grandeza de Dios.  
El pueblo de Israel sabía adorar a Dios con todo su ser.  Y, en el Antiguo Testamento, hay dos conceptos que nos muestran el corazón con que se debe adorar.  El primero, el Shema, que se pasa de generación en generación, y se refiere a la declaración esencial de la fe.  
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”  Deuteronomio 6:4-9 
La instrucción aquí, el Shema es decir “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”, repetidamente, y “te tengo que amar con todo mi corazón”; Era decirlo todos los días, dondequiera que vayas, decirle a Dios “Tú eres mi Dios; Uno solo es mi Dios”; Esa era la declaración esencial de la fe judía.  El judío se amarra una cajita en la mano y se la pone en la frente; En esa cajita tiene los versos bíblicos.  Parecerá locura, pero lo hacen porque la Biblia dice, literalmente, que hay que amarrarse la Palabra en la mano y ponérsela en la frente; Y ellos se amarran al Muro de los Lamentos, declarando las bendiciones y moviéndose porque Dios dijo que, cuando lo hagas, tienes que estar involucrado completamente.  Tu mente tiene que estar en esto; Tus manos, tu cuerpo tienen que estar activos.  Algunos se duermen cuando oran porque oran a las 11:00 pm acostados, con el aire acondicionado prendido; En esas condiciones, nadie puede orar más de diez minutos.  Tienes que concentrarte en con quién estás hablando; Eso es el Shema, tu declaración de fe, para decirle a tu mente y al mundo entero, en quién tú crees.  
28 Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”  Marcos 12:28-31 
Jesús no podía declarar que era judío, si no se sabía esto.  Pero él añadió algo más al Shema, y le dijo al escriba: Tú que quieres saber tanto el primero, te voy a dar el segundo:  
31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.”  Marcos 12:31  
En otras palabras: En el primero, no hay discusión; Pero hay un nivel más grande: Amarás a tu prójimo como a ti mismo; No hay mandamiento mayor que estos.  La fe judío-cristiana se resume en estos dos.  Tú tienes que aprender a amar a Dios, saber al Dios que le sirves, declararlo y profesarlo; Y, cuando vayas a la oración, comienza de esa manera.  Tú no puedes ir a orar ni a adorar, si no sabes a quién te diriges; Él es tu Dios, y Él es uno; Esto es esencial.  Lo escribas trataban de hacer que el Señor se equivocara y pusiera otro Shema, otra esencia a la fe; Y Jesús dice: No; Sigue siendo: Jehová, mi Dios, es uno. 
El segundo concepto de lo que es el momento de adoración es el Amidah, 18 bendiciones que el pueblo tenía que saber y estar consciente de ellas, cada vez que se presentaban ante de Dios; Eran 18 palabras de sabiduría y conocimiento.  Todo el que vaya a adorar, tiene que saber que Dios lo libró de algo, que libertó a su familia, que Él es quien provee.  El Padre Nuestro, cumple con todas estas.  “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.  Venga tu reino.  Hágase tu voluntad…”  Era una versión corta del Amidah judío; Cuando tú ibas a adorar a Dios, tenías que recordar todas las cosas que Él había hecho por ti como proveedor, libertador.  En un Amidah, ellos declaraban: Bendito tú Señor, Dios nuestro – que es otra versión del Shema, expresión que lo primero que dice es: Tú eres mi Dios.  Cristo empezó: Padre nuestro… Eso es: Tú eres mi Dios.  Salmos 23 empieza con: Jehová es mi Pastor.  Lo esencial en el momento de adorar, primero, es declarar quién es Dios para tu vida; Pero la oración completa es parte de ese proceso: “Bendito tú, Dios de nuestros padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y de Jacob.  Dios fuerte y poderoso, temible, Dios altísimo, dispensador de buenas misericordias, creador de todo y recuerdas las misericordias de nuestros padres y traes redentor para los hijos de sus hijos para loor de Su nombre en amor, Rey que auxilias, Rey que salvas y defiendes, bendito tu, Señor, escudo de Abraham, aprovisionas a los vivos con amor, das vida a los muertos con misericordia abundante, Tú eres fuerte, Tú das vida a los muertos, Tú eres Señor, grande en salvación, sostienes a los caídos, curas a los enfermos y liberas a los cautivos.”  Poderosa declaración.  Cuando vas a orar, a adorar a Dios, tienes que estar claro que estás orando con el único Dios, el que salva, el que ha tenido misericordia a través de las generaciones, Dios de Abraham, Isaac y Jacob.  La idea de estas dos cosas era mantener al pueblo en el corazón correcto en su relación con Dios. 
Cuando tú entiendes estos dos conceptos, entiendes el concepto de la adoración, y tu corazón y tu vida cambian. 

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