domingo, 3 de marzo de 2019

Profundo de mi ser

2 de Crónicas 5:13 “Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová.”
Esto transcurre cuando Salomón traslada el arca desde el lugar donde la tenía David a su templo que se estaba inaugurando, una vez colocada allí sucede lo que leemos, inicia diciendo que cuando sonaban las trompetas se llenó el lugar de una nube, de la presencia de Dios, la misma nube que acompañó a Moisés en el desierto, esto fue luego de un período de clamar por la bondad y la misericordia de Dios, y después de un tiempo desciende la gracia del mismo Espíritu de Dios.
Los instrumentos fueron creados para esto, la trompeta, el shofar, y el yobel, instrumentos de viento del antiguo testamento eran utilizados en la época como signos de poder, se usaban como medios de comunicación, un instrumento para adorar que se hacía presente en el diario vivir de la gente, estaban acostumbrados también a entender los sonidos que retumbaban en los muros de Jerusalén, sabían que las trompetas se relacionaban estrechamente con Dios y el derramamiento profundo de su presencia, las trompetas eran una manera de Dios de relacionarse con su pueblo.
Cuando la trompeta sonaba significaba que Dios iba a hacer algo impactante para su pueblo, así mismo dice que cuando sonaba la trompeta todo el que estaba pasivo tenía que moverse, se estremecía, necesitamos estar llenos del Espíritu Santo para estremecernos de esta manera y clamar de su presencia en nuestras vidas, en nuestras familias y en nuestro país, son esos sonidos que nos hacen estremecer los que nos levantan de nuestro letargo.
Es necesario que a pesar de toda adversidad, toda enfermedad, toda necesidad económica y familiar abras tu boca pues Dios te ha puesto como trompeta para que sueltes el sonido de la alabanza y rompas el barro de la adversidad, la trompeta era tan importante que había una fiesta de las trompetas para anunciar la misericordia de Dios. Lo que hace tan particular este instrumento es que la trompeta depende totalmente del viento, depende del aliento que la atraviesa, del flujo del aire que la hace retumbar y sonar, sacando el más profundo sentir para lo que fue hecho.
Dios te ha levantado como trompeta para que a pesar de toda situación entendamos que si queremos sonar debemos dejar pasar el fluir del Espíritu Santo en nuestra vida, que saque el sonido que viene de las vísceras como dice el salmista “así como el ciervo brama, así clama mi alma”, es un clamar de lo más profundo de nuestro ser.
No sólo funciona con el viento, la trompeta depende totalmente de quien la toca, del que se inspira a poner su aliento en ella, del que empuja, sin el músico la trompeta no vale nada, si no hay nadie que toque tu vida, no eres más que una trompeta colgada en la pared que no se deja utilizar, es tiempo de abandonar la pasividad, dejemos de ser colgados como adorno y ven a las manos de Jesús para que haga resplandecer su sonido a través de ti.
Dios nos está llamando y diciendo: Yo sé que tienes adversidad, yo sé que pasas por enfermedad, que pasas por necesidad, que tienes necesidad económica pero yo quiero soplar a través de ti, quiero sacar un sonido de lo profundo del ser que rompa el barro, que haga sacudir el polvo del pecado, de la apatía que te deja ahí tirado y te llena de depresión, es tiempo de levantarte y a pesar de todo lo que pase le digamos a Jesús, el maestro de todos los músicos: aquí estoy saca el sonido de lo más profundo de mi ser.

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